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martes, 31 de julio de 2012

Paranoia-Delusion Experience

How I Deal with Paranoia

How Aurora, Colo., Shooting Suspect Bought Ammo

Aurora, Colorado, Shooting: Portrait of James Holmes

Classmates: James Holmes was not a 'loner'

La madre estaba segura

A juicio de la columnista y escritora Lynn Parramore
Desempleo habría enloquecido a asesino de Denver
El paro juvenil crece cada año en el país, deprimiendo no sólo a las personas propensas a la autocrítica despiadada; sino también a la gente con un estado psíquico estable, subraya Parramore
Prensa Web RNV/ Aporrea
31 Julio 2012, 11:39 PM
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 Foto: Agencias.
El presunto autor de la masacre de Denver, James Holmes, fue acusado en su segunda comparecencia ante la justicia de 24 cargos de asesinato y 116 cargos por intento de asesinato.

El joven procesado estudiaba Neurología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Colorado y podría haber tenido una vida muy feliz.

En casa del herrero, cuchillo de palo. Vicisitudes de la fortuna, el maniaco con supuestos trastornos psíquicos se dedicaba precisamente a estudiar neurofisiología. Uno de los temas de sus informes fueron los trastornos bioquímicos y moleculares en el cerebro.

Holmes se identificaba con Joker, el enemigo de Batman. Antes de su ataque se tiñó el cabello de rojo y cuando le arrestaron dijo simplemente “Soy Joker”. ¿Pero por qué no se identificó con Batman y salió a la calle para enfrentarse a la delincuencia? “Siempre es más fácil seguir un mal ejemplo. Para la gente débil psíquicamente una imagen negativa es más atractiva. A un malhechor le ven libre de las leyes de moral y las normas”, cree el psiquiatra Maxim Sokolenko.

El joven investigador ruso Dimitry Shchekochikhin, de 27 años, vivía en un apartamento vecino al de Holmes. Contó a RT que “cuando la Policía buscaba al asesino y llamó a su madre, ella confirmó sin pensar que el atacante era su hijo. Es decir, conocía de antemano que padecía de ataques de nervios”.

Mientras que la defensa promueve la idea de la locura del procesado, la columnista y escritora Lynn Parramore considera que la masacre en Colorado es consecuencia de los problemas económicos que azotan EE.UU.

El paro juvenil crece cada año en el país, deprimiendo no sólo a las personas propensas a la autocrítica despiadada; sino también a la gente con un estado psíquico estable, subraya Parramore.

"Por lo que sabemos de momento sobre el asesino se puede deducir que el joven tenía todas las posibilidades para tener una vida feliz. Creció en una buena familia en San Diego”, dice Parramore.

El joven consiguió una beca para estudiar en la Universidad de California, donde en 2010 recibió el título de bachiller de Neurología. Según el rector de la Universidad, Timothy White, Holmes fue “el mejor de los mejores” y mostraba “un evidente potencial intelectual”.

Sin embargo, se tropezó con problemas de empleo. Según el vecino del acusado, Dimitry Shchekochikhin, James Holmes se vio obligado a ir a trabajar a McDonalds. En junio pasado suspendió sus estudios de postgrado por causas desconocidas.

El vecino ruso contó a RT que durante unos meses Holmes parecía deprimido, “igual que hacen muchos científicos arrogantes no contestaba a mis saludos” y “unas semanas antes de la tragedia se tiñó el pelo de color rojo”. Algunos hechos contados por Dimitry Shchekochikhin parecen coincidencias increíbles.

Por otra parte, provocan las sospechas de que el atacante dio a la sociedad bastantes posibilidades para prevenir la tragedia. “Cuando Holmes instaló bombas en su apartamento y se fue, dejó la música tecno puesta muy alta. Esto molestó a su vecina que llamó a la Policía. Pero nadie le contestó porque todos los agentes participaban en la búsqueda del asesino en el barrio donde estaba el cine”, comentó.

“He oído decir que Holmes envió un correo donde estaban escritos sus planes sangrientos a su ex profesor. Pero por un mal funcionamiento del correo en la Universidad el catedrático no lo recibió hasta hace poco”, dijo Shchekochikhin. En su primera audiencia en la corte hace una semana, Holmes no hizo ninguna declaración. Compareció como aturdido y atontado, cerrando ocasionalmente los ojos como si se estuviera quedando dormido.

Si el tribunal no admite el argumento de la defensa sobre los supuestos trastornos psíquicos del acusado, Holmes podría ser condenado a la pena de muerte.

 

Se pudo Evitar el Asesino de Denver


  • El asesino de Denver será juzgado por 142 cargos
    E.P.
    Holmes mató el pasado 20 de julio a un total de doce personas e hirió a otras 58 durante el estreno de la película El Caballero Oscuro.
  • James Holmes, presunto autor del asesinato de doce personas en una sala de cine de Aurora (Colorado), ha sido imputado por la fiscalía con 142 cargos, incluidos 24 cargos de asesinato en primer grado, 116 cargos de intento de asesinato, un cargo de posesión de artefactos explosivos y un cargo de agravante por crimen violento. La pena máxima por estos delitos en el estado de Colorado es la muerte y la mínima, cadena perpetua sin fianza.
    Holmes mató el pasado 20 de julio a un total de doce personas e hirió a otras 58 durante el estreno de la película 'El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace' en un cine de Aurora (Colorado).
    El sospechoso, de 24 años, ha comparecido este lunes de nuevo ante el Tribunal de Distrito del Condado de Arapahoe de la localidad de Centennial de nuevo ataviado con un uniforme rojo de presidiario y con el pelo todavía teñido de naranja, informa el diario "The Denver Post" en su edición digital.
    La única intervención de Holmes se ha producido cuando el tribunal le ha preguntado si estaba de acuerdo con renunciar a su derecho a una vista preliminar en el plazo de 35 días. El acusado ha respondido con un escueto "sí".
    El presidente de la sala, el juez William Sylvester, quien preside además del 18º Distrito Judicial, ha fijado para el 12 de noviembre la vista preliminar del caso, que podría durar una semana.
    Estaba previsto que se tratara también durante la sesión de hoy la posible utilización de las notas que remitió Holmes a su psicoanalista, si están protegidas o no por el secreto profesional, y la petición de varios medios de comunicación para que se levante el secreto del sumario. Ambas decisiones han sido aplazadas y la del secreto de sumario se anunciará en una vista programada para el 9 de agosto a las 13.30 horas (hora local).
    En la sala había familiares y amigos de las víctimas y algunas personas vestidas con camisetas de Batman y escarapelas con la inscripción "Sully", "Mancillado". Para la sesión se preparó un importantedispositivo de seguridad, con policías desplegados en las azoteas de los edificios cercanos al tribunal.
    La de hoy ha sido la segunda comparecencia de Holmes. La primera se produjo el 23 de julio y fue retransmitida en directo por la televisión. En esa ocasión Holmes compareció visiblemente confuso y desorientado.
    El acusado, nacido en la ciudad de San Diego (California), estudiaba un doctorado en neurociencia en el campus "Anschutz" de Medicina de la Universidad de Colorado, pero lo abandonó recientemente
     

El comportamiento paranoide



1. Para aislar socialmente y te obligan a volver corriendo a su espera y "amar" las armas.    
2. Para comunicar a usted que aún "ama" a usted, todavía está interesada en ti y en tus asuntos y que, no importa qué, que son inseparables. El magnánimo está dispuesto a perdonar a todas las "cosas horribles" que hizo para él y revivir la relación (que, después de todo, tuvo sus buenos momentos).    
Todos los abusadores se presentan con rígidas e infantil (primitivo) los mecanismos de defensa: escisión, proyección, identificación proyectiva, la negación, la intelectualización y el narcisismo. Sin embargo, algunos consumidores de ir más allá y descompensación recurriendo a la auto-engaño. Incapaz de hacer frente a los fracasos rotundos que son, se retira parcialmente de la realidad.
¿Cómo hacer frente a la delirante paranoide - acosadores - y, por lo tanto peligroso,?
Puede ser difícil, pero a su vez fuera de sus emociones. Los abusadores se aprovechan de la empatía de los demás, la compasión, el altruismo, la nostalgia, y la tendencia a echar una mano. Algunos acosadores "castigar" a sí mismos - el exceso de beber a los delitos, comprometerse y quedar atrapados, abusan de las drogas, tienen accidentes, son víctimas de estafas - con el fin de obligar a sus víctimas a la piedad de ellos y ponerse en contacto.
La única estrategia viable para hacer frente es hacer caso omiso de su ex abusivo. Tome todas las precauciones necesarias para protegerse usted y su familia. Alertar a los organismos de represión de cualquier mala conducta, violencia o acoso. Cargos de archivos y se han emitido órdenes de restricción. Pero, de lo contrario, evitar todas las interacciones gratuitas.
  • Asegúrese de mantener el contacto tanto con el agresor como los tribunales, consejeros, mediadores, tutores, o el mandato de los funcionarios de aplicación de la ley.
  • No no contravenir las decisiones del sistema. El trabajo desde el interior para cambiar los juicios, evaluaciones, o resoluciones -, pero NUNCA se rebelan contra ellas o ignorarlas.Sólo se enciende el sistema en contra de usted y sus intereses.
  • Sin embargo, con la excepción del mínimo obligatorio por los tribunales - Declinamos cualquier gratuita en contacto con el narcisista.
  • No responder a su súplica, románticos, nostálgicos, de adulación, o amenazantes mensajes de correo electrónico.
  • Devuelve todos los regalos que le envían.
  • Negarle la entrada a sus instalaciones. Ni siquiera responder a la intercomunicación.
  • No hable con él por teléfono. Cuelgue el momento en que oyen su voz y dejar claro que él, en una sola, amable pero firme, la sentencia, que está decidido a no hablar con él.
  • No responda a sus cartas.
  • No lo visitara en ocasiones especiales o en situaciones de emergencia.
  • No responda a las preguntas, peticiones, súplicas o remitidos a usted a través de terceros.
  • Desconecte de terceros que usted sabe que están espiando a petición de éste.
  • No le hable con sus hijos.
  • No chismes sobre él.
  • No le pide nada, incluso si usted está en necesidad extrema.
  • Cuando se ven obligados a reunirse con él, no hablar de sus asuntos personales - o el suyo.
  • Relegar a cualquier tipo de contacto inevitable con él - cuando y donde sea posible - a los profesionales: su abogado o su contador.
No connivencia o colaborar en las fantasías de tu ex y delirios. Usted no puede comprar su misericordia o de su buena voluntad - no tiene ninguno. No apoye sus ideas, ni siquiera indirectamente, que es brillante, perfecto, irresistiblemente atractivo, destinado a grandes cosas, el derecho, poderoso, rico, el centro de atención, etc abusadores actúan sobre estos errores, y tratar de obligarlos a convertirse en un parte integral de sus charadas.
El abuso es un delito penal y, por definición, los abusadores son criminales: carecen de empatía y la compasión, tienen deficiencia de habilidades sociales, leyes, normas desprecio, contratos, y la moral. Usted no puede negociar con su ex abusivo y no se puede cerrar un trato con él. No se puede reformar, curar o reacondicionamiento de él. Él es una amenaza para usted, a su propiedad, ya vuestros seres queridos. Tratarlo como tal.
(Continúa abajo)




La clase más peligrosa de los abusadores es el paranoico-delirantes. Si tu ex es una de ellas, es probable que:
1. Cree que todavía lo ama (erotomanía). Interpretar todo lo que haga o diga - incluso a terceros - como "mensajes ocultos", dirigido a él y le profesan su devoción eterna ( ideas de referencia ).    
2. confundir lo físico con lo emocional (el sexo lo que se refiere como "prueba" de amor y ser propensos a la violación).    
3. La culpa del fracaso de la relación de usted o de otros - los trabajadores sociales, sus amigos, su familia, sus hijos.    
4. Tratar de "eliminar" los obstáculos a una "feliz" y larga relación - a veces recurriendo a la violencia (el secuestro o el asesinato de las fuentes de frustración).    
5. Sé muy envidioso de su nueva autonomía y tratar de sabotear al reafirmar su control sobre usted (por ejemplo, romper y entrar en su casa, dejar mensajes en los intrusivos en su contestador automático, siga a su alrededor y vigilar su casa desde un coche parado ).    
6. hacer daño (ya veces a sí mismo) en un arrebato de indignación (y para castigar a) si él siente que no es posible relación renovada.    
7. Desarrollar ideas delirantes de persecución. Percibir los desaires e insultos donde no están destinados. Convencido de que él es el centro de una conspiración para negarle (y) la felicidad, para humillarlo, castigarlo, engañan a él, empobrecer a él, le limita físicamente o intelectualmente, lo censuran, imponer a su tiempo, le obligan a la acción (o inacción), asustarlo, coaccionar a él, envolvente y sitiar a él, cambiar de opinión, parte con sus valores, discriminar o incluso matarlo, y así sucesivamente.    
La conducta del paranoico es impredecible y no hay un "caso típico". Pero la experiencia demuestra que se puede reducir al mínimo el peligro para sí mismo y su familia mediante la adopción de algunas medidas sencillas.

El Comportamiento Paranoico


Cómo ayudar a la gente paranoica

ArtículoEditarDiscusiónHistorial
Es muy confuso y muy embarazoso cuando te das cuenta de que la mente de uno está profundamente inmersa en un mundo invisible, en un sueño agotador. Aquí encontrarás algunas sugerencias para ayudar a una persona, amigo o familiar, que muestra evidentes signos de paranoia. La paranoia es un tipo de problema mental que hace que una persona crea que todo es demasiado sospechoso.

Dicho de otro modo, la paranoia es un comportamiento mostrado por parte de un individuo que tiende a sospechar de manera excesiva o irracional y que desconfía de los demás

Existen muchos variantes en este tipo de comportamiento. La paranoia podría ser un estado permanente. Y, en otras ocasiones, la psicosis podría manifestarse durante un periodo determinado y luego el enfermo podría recuperarse. Veamos algunos pasos a seguir para ayudar a la gente que sufre paranoia.

editarPasos

  1. 1
    Ayuda a las personas que sufran de paranoia a permanecer en calma. Las personas que sufren este tipo de enfermedades suelen estar sometidas a mucho estrés, aunque todavía permanecen conectados a la realidad y a los hechos que le rodean (sino estaríamos hablando de psicosis), por lo que tienes que decirles que ese estado va a pasar, que el cambio es posible. El pensamiento positivo puede ayudarles mucho.

    Pregunte al Psiquiatra

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  2. 2
    No diagnostiques por ti mismo estos problemas, busca un profesional de la salud mental.

Busca ayuda profesional si la necesitas

  1. 1
    Ayuda a tu amigo o familiar buscando un profesional que le diagnostique y que ayude a elegir un psicólogo o terapeuta para iniciar un tratamiento. Este profesional, que debe tener formación y experiencia en estos asuntos, podría llevar al enfermo a través de unos pasos necesarios para encontrar la fuente de esos pensamientos delirantes y de sus temores.
  2. 2
    Tienes que darte cuenta de que si no es posible el auto-control o es irregular, entonces la persona no podrá mejorar a menos que sea sometida a un tratamiento con medicamentos para limitar su estrés.
    • Los psiquiatras son médicos, así que pueden prescribir medicamentos.
    • Los psicólogos no son médicos y no pueden prescribir medicamentos, pero pueden recomendarte psiquiatras si fuera necesario.

Libros para comprender los trastornos mentales

  1. 1
    Hay libros que te pueden ayudar a comprender y conocer mejor los comportamientos paranoicos. Qué son, cómo se producen y la raíz de estos comportamientos.
  2. 2
    Examina si tu amigo o familiar presenta algunos de los siguientes comportamientos, que en muchos manuales se relacionan con la paranoia:
    • Sospechas - tiene sospechas infundadas.
      • La expectativa de que pueden explotar.
      • Injustificadamente piensan que otros están tramando algo contra él o ella.
    • La imagen de uno mismo es como si fuera despreciado.
    • Desapego - Dudas para confiar en los demás
      • Preocupado con dudas sin justificación sobre amigos o asociados.
      • Miedo sin fundamento a que la información puede ser usada contra él / ella.
      • El temor infundado de la infidelidad sexual de un cónyuge o pareja.
    • Desconfiado - la preocupación infundada de que los demás tienen motivos ocultos.
      • Lee significados negativos en observaciones inofensivas.
    • Aislamiento social- percibe ataques contra su reputación.
      • Incapacidad de cooperar para trabajar juntos con los demás.
    • Hostilidad - hace acusaciones sobre hechos de otro modo menores.
      • Realiza con rapidez al contraataque verbal basado en tales percepciones.
        • Aislamiento social extremo.
        • Potencial para practicar la violencia.
  3. 3
    Encuentra posibles diagnósticos:
    • Es bueno que el paciente paranoide se someta a un minucioso examen clínico y físico para descartar posibles causas orgánicas (como la demencia) o causas ambientales (como el estrés extremo).
    • Si sospechas que su comportamiento puede tener una base psicológica, concierta una cita con un psicólogo, éste puede realizar varias pruebas y exámenes para comprobar el estado mental de tu amigo o familiar.
  4. 4
    Busca tratamiento:
    • La paranoia es un síntoma de "paranoia esquizofrénica", un trastorno delirante o un trastorno de personalidad paranoia necesita ser diagnosticada por un profesional de la salud mental. Los medicamentos antipsicóticos no pueden ser recetados por un psicólogo, pero puede emplearse una terapia cognitiva o un tratamiento de psicoterapia para ayudar al paciente a hacer frente a sus delirios paranoico-persecutorios. La persona puede y debe ser capaz de desarrollar una forma de enfrentarse a sus delirios (como pensar de manera más positiva).
    • Los fármacos antipsicóticos, sin embargo, tienen un efecto incierto en los individuos con trastornos de personalidad paranoica, ya que es un problema de personalidad, no es una psicosis y estos fármacos pueden presentar algunos riesgos para este tipo de enfermos.
  5. 5
    Entiende el pronóstico:
    • Debido a la desconfianza inherente en este tipo de enfermos, su tratamiento puede ser difícil. Pueden llegar a resistirse a tomar la medicación o a llevar a cabo un tratamiento ante la falta de comprensión de su propia situación o por la creencia de que el terapeuta está conspirando contra ellos.
    • Aunque puede que lleven un modo de vida "restringido", algunos pacientes pueden continuar conviviendo en sociedad sin necesidad de tratamiento, siempre y cuando si comportamiento no sea un peligro para la ciudadanía o para él mismo.

Auto ayuda

  1. 1
    La repetición de frases positivas o de oraciones puede ayudarles. Ayúdale a que deje de culpar a los demás de cualquier problema que tenga.
  2. 2
    Procura transmitirle pensamientos buenos todos los días. Esta es la mejor forma de reemplazar la "fuerza oscura del miedo" y de proporcionarle apoyo, verdad y coraje.
  3. 3
    Ayuda a tu amigo a evitar la ira y a no buscar venganza: que haga las paces con sus amigos y compañeros de trabajo, y que mantenga una actitud pacífica, siempre que sea posible. "Conviértete en un constructor de la paz para facilitarles encontrar la paz".
  4. 4
    Hazle saber que uno puede elegir perdonar, y no le permitas que esté enfadado mucho tiempo.
  5. 5
    Muéstrales como los demás pueden agradecer pequeños gestos como abrir las puertas a personas o ser cortés. Estos gestos pueden actuar como una llave que puede lograr que su mente se abra un poco más.
  6. 6
    Respira y reconoce que el 95% de lo que haga esa persona no tiene nada que ver contigo. Aún si sientes que habla de ti, realmente no se refiere a ti. Son ellos. Así que piensa en esta idea:
    • "Convéncete de que la otra persona es muy ignorante cuando se trata de tus sentimientos y de ti, por lo tanto, ¡no tienes porqué preocuparte de ellos!.
  7. 7
    Admite que la mejor ofensiva para combatir el miedo es una buena defensa. Aquello que se teme es, casi siempre, peor que no hacer el trabajo.
    • "No asumas que la otra persona sabe lo que tu sabes".
    • Si él o ella tiene miedo de algo imaginario (como ladrones, asesinos, espías, etc), hazles saber que nada de eso está ocurriendo realmente y que nunca ocurrirá.
  8. 8
    Anímale para que piense en sí mismo y en su éxito: hazle saber que todos tenemos muchas y buenas razones para sonreír. El pensamiento positivo es pro-activo, la persona temerosa tiene que reemplazar sus miedos con pensamientos positivos, es como tener que usar una llave para cerrar una puerta oscura y evitar entrar ahí.

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editarConsejos

  • Los pasos y consejos son, tan sólo, sugerencias. Esta técnica positiva no es un proceso de curación. Pero puede ser de gran ayuda para favorecer éste trabajo de saneamiento y de convivencia con un paranoico.
  • No te limites a buscar tu propio éxito, busca el éxito para los demás.
  • Cuando un pensamiento negativo o el miedo aparece, una persona con sus capacidades cognitivas intactas, tiene poder para decidir parar en ese momento, es como cambiar de camino y hacerlo hacia algo positivo.
  • como en las películas, los temores no son reales. Solo son historias que entretienen a la mente.
  • No aceptes que los pensamientos negativos afloren. Pon en valor las cosas positivas, por muy pequeñas que sean.
  • Si uno cree en la superación y mantiene una actitud positiva, entonces el valor aflorará y surgirá una nueva forma de afrontar la vida. Las frases positivas pueden ayudar a una persona a tener la sensación de que puede superar los obstáculos y ello les infunde tranquilidad y confianza en sí mismas.

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editarAdvertencias

  • Evita las discusiones con los extraños. Ayuda a que tu amigo o familiar esté seguro y de buen ánimo.
  • No permitas que se digan comentarios negativos en su presencia, no les dejes que expresen sus temores o ideas sin conectar con aquello que les provoca ese sentimiento y, sobre todo, nunca discutas con ellos. Una vez más, mantén la sonrisa. Debes ser paciente y perseverante con ellos para sanar ese corazón roto, o esa mente quebrada.

El Paranoico se puede prever su comportamiento??


Motivos del crimen paranoico: El crimen de las hermanas Papin.

Jacques Lacan

 

 


Publicado inicialmente en:
Revista Minotaure, núm. 3, diciembre de 1933.

Al Doctor Georges Dumas, con respetuoso afecto.

Los lectores recordarán las circunstancias horribles de la matanza de Le Mans, y la emoción que provocó en la conciencia del público el misterio de los motivos de las dos asesinas, las hermanas Christine y Léa Papin. A esta inquietud, a este interés, respondió en la prensa una información muy amplia de los hechos, a través de las inteligencias más despiertas del campo del periodismo. Aquí, pues, no haremos más que resumir los hechos del crimen. 

Las dos hermanas, una de veintiocho años y la otra de veintiuno, han estado trabajando desde hace varios años como criadas de unos honorables burgueses de la pequeña ciudad provinciana, un abogado, su mujer y su hija. Criadas modelo, se ha dicho, excelentes trabajadoras; criadas-misterio también, pues, si se ha observado que los amos parecen haber carecido extrañamente de simpatía humana, nada nos permite decir que la indiferencia altiva de las sirvientas se haya limitado a corresponder a esa actitud; de un grupo al otro, "no se hablaban". Este silencio, sin embargo, no podía estar vacío, incluso si era oscuro a los ojos de los actores. 

El 2 de febrero, al anochecer, esta oscuridad se materializa debido a un trivial apagón doméstico de la electricidad. La descompostura ha sido provocada por una torpeza de las hermanas, y las patronas ausentes ya han mostrado, a propósito de nimiedades sin importancia, reacciones muy vivas de humor. ¿Qué fue lo que dijeron la madre y la hija cuando, al regresar a casa, se encontraron con el vulgar desastre? Las respuestas de Christine- han variado en cuanto a este punto. En todo caso, el drama se desata muy aprisa, y sobre la forma del ataque es difícil admitir otra versión que la que han dado las hermanas, a saber, que fue repentino, simultáneo, y llevado de golpe al paroxismo del furor: cada una se apodera de una adversaria, le saca viva los ojos de las órbitas (hecho inaudito, según se ha dicho, en los anales del crimen) y luego la remata. Después, con ayuda de cuanto encuentran a su alcance, un martillo, un jarro de estaño, un cuchillo de cocina, se ensañan con los cadáveres de sus víctimas, les aplastan la cara y, desnudándoles el sexo, acuchillan profundamente los muslos y las nalgas de una para embadurnar con esa sangre los muslos y las nalgas de la otra. Lavan en seguida los instrumentos de estos ritos atroces, se purifican ellas mismas, y se acuestan en la misma cama. "¡Buena la hemos hecho!" Tal es la fórmula que intercambian y que parece dar el tono del desemborrachamiento, vaciado de toda emoción, que sucede en ellas a la orgía de sangre. 

Al juez no le darán ningún motivo comprensible de su acto, ningún odio, ningún agravio contra sus víctimas; su única preocupación parecerá ser la de compartir enteramente la responsabilidad del crimen. Ante tres médicos expertos se mostrarán sin ninguna señal de delirio, ni de demencia, sin ningún trastorno actual psíquico ni físico, y a ellos les será forzoso registrar ese hecho. 

En los antecedentes del crimen figuran algunos datos demasiado imprecisos, al parecer, para que se los pueda tomar en cuenta: unas gestiones embrolladas de las hermanas ante el alcalde para obtener la emancipación de la menor; un secretario general que las ha encontrado "chifladas"; un comisario central que atestigua haberlas tenido por "perseguidas". Hay también el cariño singular que las unía, su inmunidad a cualquier otro interés, los días de descanso que pasan juntas y en su habitación. Pero ¿acaso le han preocupado a alguien, hasta entonces, semejantes rarezas? Se omite también el dato de un padre alcohólico, brutal, que, según se dice, ha violado a una de sus hijas, así como el precoz abandono de su educación. 

Pasados cinco meses de encarcelamiento, Christine, aislada de su hermana, presenta una crisis de agitación violentísima, con alucinaciones terroríficas. Durante otra crisis trata de sacarse los ojos, sin conseguirlo, por cierto, pero no sin lastimarse. La agitación furiosa hace necesario esta vez el uso de la camisa de fuerza. Se entrega a exhibiciones eróticas; después aparecen síntomas de melancolía: depresión, negativa a tomar alimentos, autoacusación, actos expiatorios de un carácter repugnante; posteriormente, en varias ocasiones, suelta frases de significación delirante. Christine declaró haber simulado alguno de esos estados. Digamos, sin embargo, que esa declaración no puede tenerse en modo alguno como la clave de su índole: el sentimiento de juego suele ser experimentado en tales estados por el sujeto, sin que su comportamiento sea por ello menos típicamente mórbido. 

El 30 de septiembre, las hermanas son condenadas por el jurado. Christine, al oír que le van a cortar la cabeza en la plaza principal de la ciudad, recibe la noticia de rodillas. 

Mientras tanto, los caracteres del crimen, los trastornos de Christine en la cárcel, las rarezas de la vida de las hermanas, habían convencido a la mayoría de los psiquiatras de la irresponsabilidad de las asesinas. 

Ante la negativa de un contra-peritaje, el doctor Logre, cuya personalidad altamente calificada es bien conocida, decidió tomar la palabra en la sala del tribunal en calidad de defensor. ¿Fue la regla de rigor inherente al clínico magistral, o la prudencia impuesta por unas circunstancias que lo ponían en postura de abogado? El caso es que el doctor logre adelantó no una, sino varias hipótesis, acerca de la presunta anomalía mental de las hermanas: ideas de persecución, perversión sexual, epilepsia o histero-epilepsia. Si nosotros nos creemos capaces de formular una explicación más unívoca del problema, queremos antes que nada rendir homenaje a su autoridad, no sólo porque nos protege del reproche de emitir un diagnóstico sin haber examinado personalmente a las enfermas, sino también porque ha sancionado con fórmulas particularmente felices ciertos hechos muy delicados de aislar, y sin embargo, como vamos a ver, esenciales para la demostración de nuestra tesis. 

Existe una entidad mórbida, la paranoia, que, a pesar de las fortunas diversas que ha sufrido con la evolución de la psiquiatría, responde grosso modo a los rasgos clásicos siguientes: a] un delirio intelectual que varía sus temas de las ideas de grandeza a las ideas de persecución; b] unas reacciones agresivas que muy a menudo llevan al asesinato; c] una evolución crónica. 

Dos concepciones se habían opuesto hasta el día de hoy en cuanto a la estructura de esta psicosis: la primera se pronuncia por el desarrollo de una "constitución" mórbida, o sea de un vicio congénito del carácter; la segunda descubre los fenómenos elementales de la paranoia en trastornos momentáneos de la percepción, calificándolos de interpretativos a causa de su analogía aparente con la interpretación normal; el delirio es aquí considerado como una reacción pasional cuyos motivos están dados por la convicción delirante. 

Por más que los fenómenos llamados elementales tengan una existencia mucho más cierta que la pretendida constitución paranoica, no es difícil ver la insuficiencia de estas dos concepciones, y nosotros hemos intentado fundar una nueva sobre una observación más conforme al comportamiento del enfermo. 

Hemos reconocido así como primordial, tanto en los elementos como en el conjunto del delirio y en sus reacciones, la influencia de las relaciones sociales incidentes a cada uno de esos tres órdenes de fenómenos; y hemos admitido como explicativa de los hechos de la psicosis la noción dinámica de las tensiones sociales, cuyo estado de equilibrio o de ruptura define normalmente la personalidad en el individuo. 

La pulsión agresiva, que se resuelve en el asesinato, aparece así como la afección que sirve de base a la psicosis. Se la puede llamar inconsciente, lo cual significa que el contenido intencional que la traduce en la consciencia no puede manifestarse sin un compromiso con las exigencias sociales integradas por el sujeto, es decir sin un camuflaje de motivos, que es precisamente todo el delirio. 

Pero esta pulsión está teñida a su vez de relatividad social: tiene siempre la intencionalidad de un crimen, casi constantemente la de una venganza, a menudo el sentido de un castigo, es decir de una sanción emanada de los ideales sociales, y a veces, finalmente, se identifica con el acto acabado de la moralidad, tiene el alcance de una expiación (autocastigo). Los caracteres objetivos del asesinato, su electividad en cuanto a la víctima, su eficacia homicida, sus modos de explosión y de ejecución varían de manera continua con esos grados de la significación humana de la pulsión fundamental. Son esos mismos grados los que gobiernan la reacción de la sociedad frente al crimen paranoico, reacción ambivalente, de doble forma, que determina el contagio emocional de este crimen y las exigencias punitivas de la opinión. 

Tal se nos muestra este crimen de las hermanas Papin, a causa de la emoción que suscita y que sobrepasa su horror, y a causa de su valor de imagen atroz, pero simbólica hasta en sus más espantosos detalles: las metáforas más sobadas del odio -"sería capaz de sacarle los ojos"- reciben su ejecución literal. La conciencia popular revela el sentido que da a este odio al aplicarle el máximo de la pena, como la ley clásica al crimen de los esclavos. Tal vez, como luego veremos, se engañe así en cuanto al sentido real, del acto. Pero observemos, para beneficio de aquellos a quienes espanta la vía psicológica por la que estamos llevando el estudio de la responsabilidad, que el adagio "comprender es perdonar" está sometido a los límites de cada comunidad humana, y que, fuera de esos límites, comprender (o creer comprender) es condenar. 

El contenido intelectual del delirio se nos muestra, según queda dicho, como una superestructura a la vez justificativa y negadora de la pulsión criminal. Lo concebimos, pues, como algo sometido a las variaciones de esta pulsión, por ejemplo al descenso resultante de su satisfacción: en el caso princeps del tipo particular de paranoia que hemos descrito (el caso Aimée), el delirio se evapora con la realización de los objetivos del acto. No hay por qué asombrarse de que otro tanto haya ocurrido durante los primeros meses que siguieron al crimen de las hermanas Papin. A lo largo de mucho tiempo, los defectos correlativos de las descripciones y de las explicaciones clásicas han hecho desconocer la existencia de tales variaciones, a pesar de tratarse de algo capital, afirmando la estabilidad de los delirios paranoicos, siendo así que lo único que hay es constancia de estructura: esa concepción conduce a los expertos a conclusiones erróneas, y explica sus aprietos en presencia de gran número de crímenes paranoicos, en los cuales su sentimiento de la realidad se abre paso a pesar de sus doctrinas, pero no engendra en ellos otra cosa que incertidumbre. 

En el caso de las hermanas Papin, una sola huella de formulación de ideas delirantes anterior al crimen debe ser tenida por un complemento del cuadro clínico: y si se la sabe buscar, se la encontrará, principalmente en el testimonio del comisario central de la ciudad. Su imprecisión no puede de ninguna manera ser motivo para rechazarla: todo psiquiatra conoce el ambiente especialísimo evocado muy a menudo por no se sabe qué estereotipia de las palabras de tales enfermos, antes incluso de que esas palabras se concreten en fórmulas delirantes. Basta que alguien haya experimentado una sola vez esta impresión para que no pueda tener por desdeñable el hecho de reconocerla. Ahora bien, las funciones de selección de los centros de la policía dan el hábito de esa experiencia. 

En la cárcel, Christine da expresión a varios temas delirantes. Calificamos así no sólo determinados síntomas típicos del delirio, por ejemplo el desconocimiento sistemático de la realidad (Christine pregunta cómo están de salud sus dos víctimas, y declara que las cree rencarnadas en otros cuerpos), sino también las creencias, más ambiguas, que se traducen en frases como ésta: "Creo que en otra vida yo debería ser el marido de mi hermana." En frases como éstas, en efecto, se pueden reconocer contenidos muy típicos de los delirios clasificados. Además, es constante encontrar cierta ambivalencia en toda creencia delirante, desde las formas más tranquilamente afirmativas de los delirios fantásticos (en los que el sujeto reconoce sin embargo- una "doble realidad") hasta las formas interrogativas de los delirios llamados "de suposición" en los que toda afirmación de la realidad le es sospechosa. 

En nuestro caso, el análisis de esos contenidos y de esas formas nos permitiría precisar el sitio de las dos hermanas en la clasificación natural de los delirios. Las hermanas Papin no podrían ser acomodadas en la forma muy limitada de la paranoia que, por la vía de tales correlaciones formales, hemos aislado nosotros en nuestro trabajo sobre el caso Aimée. Probablemente, incluso, se saldrían de los marcos genéricos de la paranoia para entrar en el de las parafrenias, agrupadas por el genio de Kraepelin como formas inmediatamente contiguas. Esta precisión del diagnóstico, en el estado caótico de nuestra información, sería sin embargo muy precaria. Por lo demás, sería poco útil para nuestro estudio de los motivos del crimen, puesto que, como lo hemos indicado en nuestro trabajo, las formas de paranoia y las formas delirantes vecinas siguen unidas por una comunidad de estructura que justifica la aplicación de los mismos métodos de análisis. 

Lo cierto es que las formas de la psicosis se nos muestran en las dos hermanas, si no idénticas, cuando menos estrechamente correlativas. Se ha escuchado en el curso de los debates la afirmación sorprendente de que era imposible que dos seres estuvieran afectados, al mismo tiempo, de la misma locura (o, por mejor decir, que la revelaran simultáneamente). Es una afirmación completamente falsa. Los delirios a dúo se cuentan entre las formas más antiguamente reconocidas de las psicosis. Las observaciones muestran que se producen electivamente entre deudos muy cercanos, padre e hijo, madre e hija, hermanos o hermanas. Digamos que su mecanismo depende en ciertos casos de la sugestión contingente ejercida por un sujeto delirante activo sobre un sujeto débil pasivo. Vamos a ver que nuestra concepción de la paranoia da de ese fenómeno una noción completamente distinta, y explica mejor el paralelismo criminal de las dos hermanas. 

La pulsión homicida que concebimos como la base de la paranoia no sería, en efecto, más que una abstracción poco satisfactoria si no se encontrara controlada por una serie de anomalías correlativas de los instintos socializados, y si el estado actual de nuestros conocimientos sobre la evolución de la personalidad no nos permitiera considerar esas anomalías pulsionales como contemporáneas en su génesis. Homosexualidad, perversión sádico-masoquista, tales son los trastornos instintivos cuya existencia, en este caso, no había sido detectada más que por los psicoanalistas, y cuya significación genética hemos intentado nosotros mostrar en nuestro trabajo. Hay que confesar que las hermanas Papin parecen aportar a estas correlaciones una confirmación que se podría calificar de grosera: el sadismo es evidente en las manipulaciones ejecutadas sobre las víctimas, ¿y qué significación no toman, a la luz de estos datos, el afecto exclusivo de las dos hermanas, el misterio de su vida, las rarezas de su cohabitación, su medroso refugio en una misma cama después del crimen? 

Nuestra experiencia precisa de estas enfermas nos hace vacilar, sin embargo, ante la afirmación, lanzada por algunos, de la realidad de relaciones sexuales entre las hermanas. Por eso le agradecemos al doctor logre la sutileza del término "pareja psicológica" que da la medida de su reserva en cuanto a ese problema. Los psicoanalistas mismos, cuando hacen derivar la paranoia de la homosexualidad, califican esta homosexualidad de inconsciente, de "larvada". Esta tendencia homosexual no se expresaría sino por una negación enloquecida de si misma, que fundaría la convicción de ser perseguido y designaría al ser amado en el perseguidor. Pero ¿qué cosa es esta tendencia singular que, estando así tan cerca de su revelación evidente, permanecería siempre separada de ella por un obstáculo singularmente trasparente? 

Freud, en un artículo admirable, sin damos la clave de esta paradoja, nos proporciona todos los elementos para encontrarla. Nos muestra en efecto que, cuando en los primeros estadios ahora reconocidos de la sexualidad infantil se opera la reducción forzosa de la hostilidad primitiva entre los hermanos, puede producirse una anormal inversión de esta hostilidad en deseo, y que este mecanismo engendra un tipo especial de homosexuales en los cuales predominan los instintos y actividades sociales. Se trata, de hecho, de un mecanismo constante: esa fijación amorosa es, la condición primordial de la primera integración a las tendencias instintivas de aquello que llamamos las tensiones sociales. Integración dolorosa, en la que se marcan ya las primeras exigencias sacrificiales que nunca más dejará de ejercer la sociedad sobre sus miembros: tal es su vínculo con esa intencionalidad personal del sufrimiento infligido, que constituye el sadismo. Esta integración se hace, sin embargo, según la ley de menor resistencia, mediante una fijación afectiva muy cercana aún al yo solipsista, fijación que merece el epíteto de narcisista, en la cual el objeto elegido es el más semejante al sujeto: tal es la razón de su carácter homosexual. Pero esta fijación deberá ser superada para llegar a una moralidad socialmente eficaz. Los magníficos estudios de Piaget nos han mostrado el progreso que se lleva a cabo desde el egocentrismo ingenuo de las primeras participaciones en las reglas del juego moral hasta la objetividad cooperativa de una consciencia idealmente acabada. 

En nuestras enfermas, esta evolución no ha sobrepasado su primer estadio, y las causas de semejante detención pueden ser de orígenes muy diferentes, orgánicas unas (taras hereditarias), psicológicas otras (psicoanálisis infantil). Como se sabe, su acto parece no haber estado ausente de la vida de las hermanas. 

A decir verdad, mucho antes de que hubiéramos hecho estos acercamientos teóricos, la observación prolongada de un crecido número de casos de paranoia, con el complemento de minuciosas indagaciones sociales, nos había conducido a considerar la estructura de las paranoias y de los delirios vecinos como un terreno enteramente dominado por la suerte de ese complejo fraternal. Un ejemplo muy importante de tal fenómeno salta a la vista en las observaciones que hemos publicado. La ambivalencia afectiva hacia la hermana mayor dirige todo el comportamiento autopunitivo de nuestro "caso Aimée". Si en el curso de su delirio Aimée transfiere sobre varias cabezas sucesivas las acusaciones de su odio amoroso, es por un esfuerzo de liberarse de su fijación primera, pero este esfuerzo queda abortado: cada una de las perseguidoras no es, verdaderamente, otra cosa que una nueva imagen, completa e invariablemente presa del narcisismo, de esa hermana a quien nuestra enferma ha convertido en su ideal. Comprendemos ahora cuál es el obstáculo de vidrio que hace que Aimée no pueda saber nunca, a pesar de estarlo gritando, que ella ama a todas esas perseguidoras: no son más que imágenes. 

El "mal de ser dos" que afecta a esos enfermos no los libera sino apenas del mal de Narciso. Pasión mortal y que acaba por darse la muerte. Aimée agrede al ser brillante a quien odia justamente porque representa el ideal que ella tiene de sí misma. Esta necesidad de autocastigo, este enorme sentimiento de culpabilidad se lee también en las acciones de las hermanas Papin, aunque sólo sea en el arrodillamiento de Christine al escuchar su sentencia. Pero es como si las hermanas no hubieran podido siquiera tomar, respecto la una de la otra, la distancia que habría sido necesaria para hacerse daño. Verdaderas almas siamesas, forman un mundo cerrado para siempre; cuando se leen las declaraciones que hicieron después del crimen, dice el doctor logre, "uno cree estar leyendo doble". Sin más medios que los de su islote, tienen que resolver su enigma, el enigma humano del sexo. 

Es preciso haber prestado oídos muy atentos a las extrañas declaraciones de tales enfermos para saber las locuras que su conciencia encadenada puede armar sobre el enigma del falo y de la castración femenina. Entonces queda uno preparado para reconocer en las confesiones tímidas del sujeto llamado normal las creencias que está callando, y que cree estar callando porque las, juzga pueriles, cuando en realidad las calla porque, sin saberlo, sigue adherido a ellas. 

La frase de Christine: "creo que en otra vida yo debería ser el marido de mi hermana", se reproduce en estos enfermos a través de gran número de temas fantásticos para cuya captación sólo basta saber escuchar. Qué largo camino de tortura ha tenido que recorrer Christine antes de que la experiencia desesperada del crimen la desgarre de su otro yo, y de que pueda, después de su primera crisis de delirio alucinatorio, en la cual cree ver a su hermana muerta, muerta sin duda por ese golpe, gritarle, ante el juez que las confronta, las palabras de la pasión desengañada: "¡Sí, di que sí!" 

La noche fatídica, en la ansiedad de un castigo inminente, las hermanas entremezclan la imagen de sus patronas con el espejismo de su propio mal. Es su propia miseria lo que ellas detestan en esa otra pareja a la que arrastran en una atroz cuadrilla. Arrancan los ojos como castraban las bacantes. La curiosidad sacrílega que constituye la angustia del hombre desde el fondo de los tiempos es lo que las anima cuando desean a sus víctimas y cuando acechan en sus heridas abiertas aquello que Christine, en su inocencia, llamará más tarde, ante el juez, "el misterio de la vida".