Trauma por acoso escolar
Las víctimas de hostigamiento en la escuela pueden sufrir traumas psíquicos prolongados.
Journal of Abnormal Psychology
Las víctimas de acoso escolar podrían necesitar tratamiento psicológico a largo plazo.
Los problemas psíquicos que origina el acoso escolar a la víctima no cesan necesariamente una vez han finalizado los ataques por parte de uno o varios compañeros de la escuela. Una reciente investigación desarrollada por la Universidad de Stavanger y el Centro para crisis psicológicas Bergen señala que adolescentes que han sufrido el hostigamiento por parte de otros escolares pueden presentar síntomas relacionados con el trastorno por estrés postraumático (TEPT), entre estos, recuerdos recurrentes del acontecimiento y una conducta evitativa.
A grandes rasgos, el acoso escolar se define como la violencia física o psíquica llevada a cabo durante un largo periodo de tiempo por parte de un individuo o un grupo. Por lo general se dirige a una persona que no puede defenderse por sí misma. Según la reciente investigación, este tipo de experiencias pueden dejar huellas persistentes en el sujeto acosado. Por ello, los autores advierten de la necesidad de ayudar a las víctimas a largo plazo.
Las chicas, más propensas
Para el estudio, se observaron a casi 1.000 adolescentes con edades comprendidas entre los 14 y 15 años. Hallaron que un tercio de los que afirmaron haber sido víctimas de acoso escolar presentaban síntomas del TEPT (recuerdos recurrentes y conducta evitativa). Además, descubrieron que las chicas mostraban mayor propensión a sufrir síntomas del TEPT en comparación con los chicos. Por otra parte, los alumnos que presentaban los síntomas más acusados eran aquellos que, además de haber sido víctima de acoso escolar, habían acosado alguna vez a otro compañero de clase. Con todo, todavía resulta difícil explicar por qué algunas personas son más propensas a desarrollar síntomas de TEPT que otras.
El trastorno por estrés postraumático comporta, además, un importante deterioro de la actividad del individuo. «Es evidente que los alumnos que constantemente evocan imágenes o pensamientos de experiencias dolorosas, y que consumen mucha energía eliminándolos, tendrán una menor capacidad para concentrarse en el trabajo escolar», asegura Thormod Idsøe, autor principal del estudio. Y añade: «Normalmente, esto no es fácil de observar, porque a menudo sufren en silencio».
Los investigadores confían en que su estudio contribuya a una mayor concienciación de que los niños víctima de acoso escolar pueden necesitar ayuda incluso cuando ya ha dejado de producirse la intimidación. No obstante, Idsøe advierte de que se requieren estudios más detallados en relación al acoso escolar y el TEPT, ya que su investigación presenta ciertas limitaciones metódicas: cabe la posibilidad de que las respuestas de algunos probandos estuvieran relacionadas con otros eventos traumáticos.