Los Secretos de un Psicólogo Bipolar: Eduardo H. Grecco
"La esperanza que se demora es tormento de corazón", Prov 13:12.
"No cabe duda de que cualquier convicción gana infinitamente en cuanto otra alma cree en ella". Novalis, poeta romántico alemán.
Balance, no estabilidad; matices, no homogeneidad; creatividada, no
resignación; plan de vida, no solo tratamiento; flexibilidad sin
dispersión; curadores internos, no dependencia exterior; aceptación de
ayuda, no de rescate. Presencia en el presente, apasionada serenidad.
Día y noche sucediéndose incesante y pausadamente... Eduardo H. Grecco.
"Estos versos están fuera de mi ritmo. Yo también estoy fuera de mi ritmo". Fernando Pessoa.
Vamos a entrar en el mundo del paciente bipolar. ¿Me acompañan? Conviene
siempre tener presente, durante todo el recorrido, que en el bipolar se
exagera un modo de funcionar universal que es inherente a la vida
humana, del que todos disponemos: el
antagonismo complementario de los opuestos. Entre la oscilación inmoderada de la bipolaridad y la rigidez envarada de la esclerosis existe un
punto de equilibrio
posible que no se trata de una localización fija sino dinámica, de un
punto que no es tanto un lugar preciso como un intervalo, una zona donde
los antagonismos se hacen conciliables. En suma, una
gama de matices. Esto quiere decir que
ser estático no se corresponde a una posibilidad sana de
ser (cierto tipo excepcional de meditador, que permanece inmóvil por
largos períodos y, sin embargo, es una persona muy saludable en todos
los aspectos, precisamente por ser una
excepción, una
"anormalidad", confirma lo dicho antes). La estabilidad por sí misma no
debiera ser un valor terapéutico a conquistar, pero si el movimiento
proporcionado, la armonía móvil, la solidez flexible, el arraigo sin
estancamiento. Si consideramos como el rasgo característico de la
bipolaridad su inestable vaivén cíclico, el hecho de que quien la padece
va y viene, de un modo más o menos irregular, de un polo a otro entre
la alegría y la tristeza, conviene considerar que tal alternancia, para
ser considerada disfuncional, tiene que ser desmesurada y excluyente, es
decir, debe reflejar esa imposibilidad interna de la persona para
integrar polaridades, su dificultad de aceptar y de vivir en plenitud la
ambivalencia. Desde el blanco al negro hay una variada progresión de
grises, y en esto consiste la
dificultad bipolar: su incapacidad para detenerse en matices y gradientes emocionales.
Las presentaciones típicas de la bipolaridad se manifiestan bajo la apariencia alternada y excluyente de
depresión y manía,
pero existe un gran grupo de apariciones en donde ambas series
emocionales son contemporáneas y superpuestas, y se las conoce como "
formas mixtas".
Esta última posibilidad no constituye una rareza sino más bien una
condición bastante frecuente en la clínica, pero la simultaneidad de
síntomas no significa integración ambivalente. Así es como ocurre, por
ejemplo, en la manía disfórica (manía depresiva) o en la depresión
agitada. Por otra parte, varias investigaciones clínicas muestran que
esta manifestación de la bipolaridad es más virulenta, más resistente al
tratamiento, más grave en sus síntomas y con el índice más alto de
riesgo de suicidio, y es, al mismo tiempo,
la que esconde el mayor grado de creatividad.
Pero ya sea bajo una u otra apariencia, la bipolaridad comparte un
semblante o textura común que podría resumirse de la siguiente manera:
Oscilación inestable del humor.
Más allá del pasaje de un estado emocional a otro, existe una tendencia
reluctante en este vaivén del humor a lo largo de la vida. Sin un
motivo cierto, la persona salta de un pico al otro, y si esto puede
observarse en lo puntual, al considerar la totalidad de su historia se
aprecia que cada episodio forma parte de una cadena más abarcativa, de
una serialidad repetitiva propia de la naturaleza bipolar.
Esta ciclidad puede estar separada de mesetas, de aparente o real
armonía, pero la posibilidad de caer en una fase de depresión o de manía
está presente como una amenaza constante. De manera que la oscilación
toma, aquí, la figura de algo recurrente pero impredecible. El día y la
noche se suceden de un modo "estable"; en cambio, en el acontecer
bipolar todo es incierto, cíclico e inestable.
"Ya es franca desazón lo que antes era risa". Alfonso Reyes.
Otros factores que menciona y desarrolla Eduardo H. Grecco son los siguientes:
Comportamiento irregular;
Actitud frente a la fatiga;
Vínculos y Proyectos;
Reacción frente a situaciones nuevas;
Autodestructividad;
Sentirse Incomprendidos:
("Los que llegan no me encuentra. Los que espero no existen". Alejandra Pizarnik.);
Atención Flotante;
Voraz Curiosidad;
El don de los Matices;
Pensamiento Concreto:
("Aún si digo sol y luna y estrella me refiero a cosas que me suceden". Alejandra Pizarnik.);
Creatividad (Este es un punto clave en lo que Grecco llama "autocuración", Francisco Alonso Fernández señala que
"se
dispone de suficiente documentación para señalar que la personalidad
ciclotímica, el terreno predilecto del trastorno bipolar, acumula rasgos
positivos para la creatividad filosófica y de otras modalidades, debido
a sumar como un privilegio facultades como las siguientes: el instinto
de búsqueda de nuevas ideas o experiencias, la firmeza para mantener
posturas poco convencionales, el espíritu de riesgo para la lucha social
y el debate del pensamiento, entre otras..." ; Grecco también menciona en esa "Textura Bipolar" la
Torpeza; al respecto cita al poeta mexicano
Jaime Sabines: "Te dicen descuidado porque ellos están acostumbrados a los jardines, no a la selva".
Texto inspirado en el psicólogo argentino Eduardo H. Grecco, con el
"Don" de la bipolaridad, Eduardo H. Grecco: "Despertar el Don Bipolar.
Un camino hacia la curación de la inestabilidad emocional". Kairós,
2012, Barcelona. Pp.: 15-32.
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