La vida de Clara Sánchez cambió con Lo que esconde tu nombre, una intriga en torno a unos viejos nazis escondidos en Denia y protegidos por su camada de pretorianos. Seis años después, la escritora retoma sus personajes en el mismo paisaje en Cuando llega la luz (Destino).
- ¿Ya sabe con qué tecla dio Lo que esconde tu nombre?
- Aquel libro gustó a muchísima gente. Aquí y en Italia y eso me emocionó mucho. En Italia vendió un millón de ejemplares y todavía está en la clasificación de lo más vendido. Lleva 103 semanas y nosecuántas ediciones. He aprendido italiano, claro, ¡qué remedio! Creo que lo que se escribe, si se hace verdaderamente desde dentro, si no es impostado, puede llegar a mucha gente. Cuando escribo soy muy emocional. No son novelas sentimentales, pero todo lo que cuento sale de lo más profundo de mí. Y siempre hay alguien que reconoce eso, que se identifica, que encuentra algo además de la pura peripecia.
- Son libros raros. Eso de un thriller en el que el chico tiene 80 años...
- Todos mis libros son difíciles de clasificar. Son novelas de intriga de lo cotidiano, historias que obligan a las personas a ser héroes o a rechazar la heroicidad. Les ocurre algo fuera de lo normal, algo que trunca su día a día, como a mí me ha pasado en mi vida. Y ante eso tienen que reaccionar y expresar cómo realmente son.
- Esta historia de los nazis refugiados en Denia estaba en el aire...
- Esperándome a mí. ¡Y tardé mucho! Era algo visible-invisibilizado. Llegué a Denia embarazada de mi hija. Y conocí a un nazi que estaba refugiado. Vivía en una casita cerca del mar, estaba embarazada y supe que los bungalows de al lado tenían un dueño que había sido un nazi. Vivía allí, yo me lo encontraba por la calle, tenía nombre y apellidos: Gerhard Bremer. 20 años después vi un recorte: dos tipos celebraban una fiesta de cumpleaños en la colonia noruega de la Costa del Sol. Era una pareja de nazis que vivía muy oculta. Aquellas fotos, aquellos dos viejos que parecía que no habían hecho nada malo en sus vidas... ¿Cuánto mal puede haber detrás de una cara amable? Sentí que tenía que escribir esa novela.
- Tuvieron éxito en su propósito de mimetizarse y sobrevivir.
- Aquí hemos tenido impunidad. En el franquismo y con los gobiernos democráticos que no hicieron mucho. Se les dejó languidecer no entendimos que eran peligrosos.
- Y los neonazis, ¿qué encuentran en ellos?
- El sustento para una ideología irracional que les permita enfangarse en lo más bajo de sus resentimientos. Encuentran refugio. Seguramente sea gente con una autoestima baja, que necesita asideros y encuentran cómo desatar la frustración que tienen. Se sienten importantes, respaldados. Es así de básico.
- En un momento insinúa una relación entre la autoridad masculina fuerte y el camino hacia la violencia desquiciada.
- Le ocurre a Frida. ¿Qué es lo que busca ella, también Martín, entre los nazis? Busca depender, una gran autoridad... Autoridad masculina, sí. Ese componente masoquista, vine de una necesidad de dependencia que arrastra desde la infancia. Pero luego hay un momento en el que esa psicología se quiebra y aparecen las quiebras.
- Yo veía la relación de Sandra y Julián, los dos héroes de estas novelas, y pensaba que era uuna relación romántica no sexual. Pero luego veo que son usted y su padre.
- Sí, eso es verdad, a veces las mujeres vemos a nuestros padres con ojos románticos... si han sido buenos padres. Hay que matizar eso un poco porque Julián sí que siente un enamoramiento platónico por Sandra. Y hay un momento en el que lo dice, dice que le gusta pero que jamás se permitiría ningún pensamiento erótico. Sandra le parece una chica fuerte, capaz de vencer las dificultades y por eso la quiere. Lo que es verdad que Julián está basado en un 90% en mi padre. La enfermedad, las pastillas, el agua... Cuando estaba muy delgadito, al final, no dejaba ver los brazos, llevaba siempre camisas de manga larga. Era coqueto. Y odiaba dar pena. Sobre todo, como viejo. No le gustaban los eufemismos: todo esp la edad dorada. "Soy viejo y se acabó". Era un viejo guapo, aunque dirá que efectivamente, vaya enamoramiento total. Pero es verdad. Tenía una dignidad que he intentado transmitir.
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