Dulce, la agente acaba de salir de la academia hace cuatro meses
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Así es una noche de patrulla policial en pleno centro de Madrid
«¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Policía!». Fueron los gritos desesperados que escuchó el pasado 1 de marzo una novata policía nacional, fuera de servicio, cuando paseaba tranquilamente por el Paseo de las Delicias (Arganzuela).
Las alteradas voces procedían de un hombre joven que acababa de salir corriendo de la joyería Argo's, situada en el número 34, y que llevaba la mano y la camisa ensangrentadas. Eran las 17 horas y el comercio acababa de abrir. La funcionaria, de 33 años, que responde al nombre de Dulce, es de Lanzarote y acaba de salir de la Academia (noviembre de 2011), no se lo pensó dos veces. «Vi como se movía la vitrina del escaparate e imaginé que dentro del establecimiento habría algún dependiente más, junto al atracador, y que se habían resistido al robo».
Sin su arma reglamentaria, dado que estaba fuera de servicio, se introdujo en el local y observó tras el mostrador cómo el delincuente y el segundo empleado, tras un forcejeo, sujetaban el enorme cuchillo de cocina que portaba el primero, de 14 centímetros de hoja, junto a manchas de sangre por el local. «Las cuatro manos estaban posadas sobre él. Unas, para impedir ser atacado; las otras, con la intención de hacerlo», relató ayer en la Jefatura Superior de Policía.
Ambos estaban justo a la puerta que hay junto a uno de los escaparates. «Yo me limité a enseñar mi placa y mi carné profesional. Le conminé a que tirara el cuchillo al suelo y le dije que estaba detenido». Acto seguido, llamó a la sala del 091 para pedir refuerzos y a una ambulancia.
«No sé si entendía el castellano o no, lo cierto es que cuando vio que era policía hizo un gesto como de echarse hacia atrás, quizá sorprendido, pero el cuchillo no lo soltó».
Mientras esperaba la llegada del coche patrulla de la Comisaría de Arganzuela, la agente intentó tranquilizar al delincuente y a las víctimas. «Te ha salido mal. No empeores más las cosas. Tira el arma. Él no hablaba, se limitaba a mirar mientras yo trataba de calmar a los empleados y al herido, que entró detrás de mí». Cuatro o cinco minutos después llegaron sus compañeros y fue entonces cuando arrojó el enorme cuchillo se puso de rodillas y le esposaron». Se trata de Kay Alshanov, de 24 años,
Dulce agrega que no se considera una heroína «solo una policía y que en esos momentos no lo dudas ni un segundo: piensas en que tu deber es atender a los ciudadanos». Esta agente, en prácticas en la oficina de denuncias de la comisaría de San Blas, no ha podido tener mejor estreno.
«Ya estamos acostumbrados»
«Ya estamos acostumbrados. No es la primera vez que nos roban. A pesar de que contamos con todas las medidas de seguridad, pero esas no impiden un atraco a mano armada. Gracias a Dios no ha ocurrido nada importante. Le han detenido pero con las leyes que tenemos pronto estará en la calle», explicaba el dueño del establecimiento el día del intento frustrado de robo.
Ayer su hijo y el otro empleado, el que recibió un profundo corte en la mano por tratar de arrebatarle el cuchillo, y por el que recibió varios puntos de sutura, se mostraban distendidos. «Somos profesionales, en este local llevamos 8 años y lo único que hicimos, además de no darle las joyas que nos pedía fue no darle nunca la espalda. Es lo mejor», explicaron. «Con todo, no dio un buen susto», dice el lesionado que llevaba puesto ayer un chaleco anticortes.Y se despidieron diciendo que «lo peor de todo es que ya está en la calle», extremo que no pudo ser confirmado oficialmente.
B
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jueves, 8 de marzo de 2012
miércoles, 7 de marzo de 2012
Las anomalias cerebrales de los Adictos
Los adictos tienen anomalías hereditarias en el cerebro que impiden el autocontrol
Los adictos a las drogas y el alcohol presentan menos desarrollo en esas zonas cerebrales.
AFP
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Vi. 03 de febrero de 2012, 09:33
Un estudio japonés revela que la vitamina E podría perjudicar a la masa óseaLas terapias complementarias son de ayuda en los tratamientos de la depresión¿Quieres retrasar el envejecimiento? Conoce dónde encontrar los antioxidantesConoce qué comer y qué no para no tener problemas con tu digestiónUsar plantas medicinales para prevenir o tratar patologías es cada vez más común1 / 10 >
WASHINGTON.- Los adictos a las drogas u alcohol presentan anomalías hereditarias en algunas partes de su cerebro que interfieren con su control de los impulsos, concluyó un estudio británico publicado en Estados Unidos.
Previos estudios habían encontrado estas diferencias cerebrales. Sin embargo, no estaba claro si se producían como resultado de la adicción o si se encontraban allí previamente para predisponer a una persona a ella. Científicos de la Universidad de Cambridge compararon los cerebros de adictos con los de sus hermanos no adictos, así como con los de voluntarios sanos y no relacionados familiarmente, y encontraron que los hermanos compartían muchas de las mismas ’fallas’ cerebrales.
Esto indica que la vulnerabilidad cerebral tiene un origen familiar, aunque los hermanos de los adictos fueran capaces de resistir la adicción, bien por factores relacionados con el entorno o por diferencias en la estructura cerebral.
"Supuestamente, los hermanos tienen que tener algún factor de resiliencia que contrarresta la vulnerabilidad familiar a la dependencia de la droga", afirma el estudio, dirigido por Karen Ersche, de la Universidad de Cambridge, y publicado por la revista científica Science.
"La predisposición de una persona a convertirse en adicta a sustancias estimulantes podría estar mediada por anomalías del cerebro ligadas a un problema de la capacidad de autocontrol", agrega.
Los investigadores hicieron pruebas a 50 parejas de hermanos biológicos en los que uno era adicto a las drogas y el otro no presentaba un trayectoria de abuso crónico.
También se sometió a prueba a 50 parejas de personas sanas no relacionadas familiarmente que se utilizaron como grupo de control. Los tests consistían en pruebas que medían la capacidad de los sujetos estudiados para controlar sus impulsos, puesto que se sabe que los adictos tienen un escaso control de los mismos.
Los investigadores encontraron que los hermanos, incluso aquellos que no eran adictos, obtuvieron resultados mucho peores que los voluntarios sanos.
Los escáners del cerebro mostraron que la pareja de hermanos compartía las mismas ’fallas’ en el lóbulo frontal del cerebro y en las conexiones de los ganglios basales, que controlan las funciones motoras, cognitivas y de comportamiento.
En un comentario que acompaña el artículo, Nora Volkow y Ruben Baler, del Instituto Nacional de Abusos de Drogas de Estados Unidos, afirmaron que conocer más sobre este circuito cerebral podría ayudar a entender y tratar otros trastornos que presentan "controles dañados", como la obesidad, el juego de azar patológico, los trastornos por déficits de atención con hiperactividad y los desórdenes obsesivo-compulsivos.
Los adictos a las drogas y el alcohol presentan menos desarrollo en esas zonas cerebrales.
AFP
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Vi. 03 de febrero de 2012, 09:33
Un estudio japonés revela que la vitamina E podría perjudicar a la masa óseaLas terapias complementarias son de ayuda en los tratamientos de la depresión¿Quieres retrasar el envejecimiento? Conoce dónde encontrar los antioxidantesConoce qué comer y qué no para no tener problemas con tu digestiónUsar plantas medicinales para prevenir o tratar patologías es cada vez más común1 / 10 >
WASHINGTON.- Los adictos a las drogas u alcohol presentan anomalías hereditarias en algunas partes de su cerebro que interfieren con su control de los impulsos, concluyó un estudio británico publicado en Estados Unidos.
Previos estudios habían encontrado estas diferencias cerebrales. Sin embargo, no estaba claro si se producían como resultado de la adicción o si se encontraban allí previamente para predisponer a una persona a ella. Científicos de la Universidad de Cambridge compararon los cerebros de adictos con los de sus hermanos no adictos, así como con los de voluntarios sanos y no relacionados familiarmente, y encontraron que los hermanos compartían muchas de las mismas ’fallas’ cerebrales.
Esto indica que la vulnerabilidad cerebral tiene un origen familiar, aunque los hermanos de los adictos fueran capaces de resistir la adicción, bien por factores relacionados con el entorno o por diferencias en la estructura cerebral.
"Supuestamente, los hermanos tienen que tener algún factor de resiliencia que contrarresta la vulnerabilidad familiar a la dependencia de la droga", afirma el estudio, dirigido por Karen Ersche, de la Universidad de Cambridge, y publicado por la revista científica Science.
"La predisposición de una persona a convertirse en adicta a sustancias estimulantes podría estar mediada por anomalías del cerebro ligadas a un problema de la capacidad de autocontrol", agrega.
Los investigadores hicieron pruebas a 50 parejas de hermanos biológicos en los que uno era adicto a las drogas y el otro no presentaba un trayectoria de abuso crónico.
También se sometió a prueba a 50 parejas de personas sanas no relacionadas familiarmente que se utilizaron como grupo de control. Los tests consistían en pruebas que medían la capacidad de los sujetos estudiados para controlar sus impulsos, puesto que se sabe que los adictos tienen un escaso control de los mismos.
Los investigadores encontraron que los hermanos, incluso aquellos que no eran adictos, obtuvieron resultados mucho peores que los voluntarios sanos.
Los escáners del cerebro mostraron que la pareja de hermanos compartía las mismas ’fallas’ en el lóbulo frontal del cerebro y en las conexiones de los ganglios basales, que controlan las funciones motoras, cognitivas y de comportamiento.
En un comentario que acompaña el artículo, Nora Volkow y Ruben Baler, del Instituto Nacional de Abusos de Drogas de Estados Unidos, afirmaron que conocer más sobre este circuito cerebral podría ayudar a entender y tratar otros trastornos que presentan "controles dañados", como la obesidad, el juego de azar patológico, los trastornos por déficits de atención con hiperactividad y los desórdenes obsesivo-compulsivos.
martes, 6 de marzo de 2012
Los Adictos no controlan sus Impulsos
Las manchas en color rojo, azul y amarillo muestras las alteraciones en el cerebro.
Los adictos a las drogas y sus hermanos no adictos, además de ser relativamente débiles a la hora de controlar sus impulsos, comparten ciertas características cerebrales que no se encuentran en otros individuos sanos, según una investigación que se publica en Science. Estas anomalías cerebrales podrían convertirse en marcadores de una vulnerabilidad heredada a la drogadicción -aunque una que puede ser vencida-.
Los investigadores ya habían identificado diferencias cerebrales en personas adictas a drogas, pero no estaban seguros de si esas diferencias eran anteriores al uso de drogas o si resultaron de su consumo. Para resolver este problema, el equipo de Karen Ersche, de la Universidad de Cambridge (EE.UU.), han estudiado una serie de parejas de hermanos biológicos, uno adicto y otro sin historial de abuso crónico de drogas o alcohol, y han comparado los cerebros de ambos hermanos con los de otros controles sanos.
Tiempo de reacción
Primero, los investigadores pusieron a prueba todas las habilidades de los sujetos para controlar sus impulsos, una habilidad que se sabe es comprometida durante la dependencia de las drogas. Los investigadores utilizaron una prueba de «tiempo de reacción a la señal de alto», que mide lo rápido que una persona puede cambiar de una serie de instrucciones a otra.
Ambos grupos de hermanos completaron la prueba relativamente mal, comparados con los controles. A continuación, los expertos analizaron una variedad de imágenes cerebrales en busca de diferencias estructurales entre los grupos de voluntarios. Así, identificaron varias diferencias en los sistemas fronto-estratiales del cerebro, que eran compartidas por los hermanos, pero no por los controles.
Estas anomalías incluyeron una disminución en la densidad de los tractos fibrosos de sustancia blanca adyacentes a la corteza frontal inferior derecha, un incremento en el volumen de materia gris en el putamen y la amígdala, y una disminución en el volumen de materia gris en la ínsula posterior.
Los adictos a las drogas y sus hermanos no adictos, además de ser relativamente débiles a la hora de controlar sus impulsos, comparten ciertas características cerebrales que no se encuentran en otros individuos sanos, según una investigación que se publica en Science. Estas anomalías cerebrales podrían convertirse en marcadores de una vulnerabilidad heredada a la drogadicción -aunque una que puede ser vencida-.
Los investigadores ya habían identificado diferencias cerebrales en personas adictas a drogas, pero no estaban seguros de si esas diferencias eran anteriores al uso de drogas o si resultaron de su consumo. Para resolver este problema, el equipo de Karen Ersche, de la Universidad de Cambridge (EE.UU.), han estudiado una serie de parejas de hermanos biológicos, uno adicto y otro sin historial de abuso crónico de drogas o alcohol, y han comparado los cerebros de ambos hermanos con los de otros controles sanos.
Tiempo de reacción
Primero, los investigadores pusieron a prueba todas las habilidades de los sujetos para controlar sus impulsos, una habilidad que se sabe es comprometida durante la dependencia de las drogas. Los investigadores utilizaron una prueba de «tiempo de reacción a la señal de alto», que mide lo rápido que una persona puede cambiar de una serie de instrucciones a otra.
Ambos grupos de hermanos completaron la prueba relativamente mal, comparados con los controles. A continuación, los expertos analizaron una variedad de imágenes cerebrales en busca de diferencias estructurales entre los grupos de voluntarios. Así, identificaron varias diferencias en los sistemas fronto-estratiales del cerebro, que eran compartidas por los hermanos, pero no por los controles.
Estas anomalías incluyeron una disminución en la densidad de los tractos fibrosos de sustancia blanca adyacentes a la corteza frontal inferior derecha, un incremento en el volumen de materia gris en el putamen y la amígdala, y una disminución en el volumen de materia gris en la ínsula posterior.
Las 10 Reglas del Incompetente Profesional
Las 10 reglas que utiliza un incompetente profesional
Publicado en feb 8, 2012 | 63 comentarios
Les voy a compartir las mejores reglas que consiguen posicionar la ignorancia a los límites más insospechados. Seguro que las reconocen en alguna persona bien cercana que se presenta como un completo profesional, aunque en realidad no deja de ser un novato sin calidad. Estas son a mi juicio las más importantes:
1. “Culpar a los demás”: pase lo que pase, siempre habrá otra persona a la que se le podrá culpar de todos los males, por mucha o nula responsabilidad que tenga. En el argot de los inútiles, esta regla se llama “echar balones fuera” o llegar a mencionar aquello de “el perro se ha comido mis deberes“.
2. “Apropiarse y aprovecharse de los logros de los demás”: que resulta fundamental para llegar muy arriba mientras los de abajo no paran de quejarse de nuestra incompetencia. En el argot de los inútiles, se denomina: “ponerse las medallas de otros”.
3. “Decir que no se ha hecho nada”: aunque le hayan filmado cometiendo el mayor crimen del mundo, niéguelo todo. Siempre se podrá pensar que es una compleja trama que está preparando su peor enemigo para poner en duda todo su espíritu de honestidad.
4. “No dar la cara y evitar declaraciones”: nunca intente defenderse si ha hecho algo mal. Le acusarán de cosas que ni hubiera pensado. Mejor evitar declaraciones y mencionar un escueto: “No he hecho nada, es todo un complot contra mi honestidad y buen hacer”.
5. “Buscar falsos testigos para apoyar la mentira”: siempre hay algún amigo despistado, de esos que se mueren por estar a su lado, que estarán dispuestos a declarar cualquier cosa, y que consoliden nuestra tontería. Es importante tener algunos a mano.
6. “Poner a otros a declarar por ti”: si no queda más remedio, y no se puede aplicar la regla 4, es mucho mejor si lo hacen otras personas por ti. Con el complemento de los testigos de la regla anterior, intente ahora poner a declarar a personas que sean bien simplonas, ya que acabarán aburriendo a todo el mundo.
7. “Poner a un abogado a declarar por ti”: agotado el punto anterior, mejor poner al abogado que responda con evasivas y contradicciones.
8. “Inventar un papel de Santo”: si finalmente nos toca decir algo, es importante haber creado una historia que nos eleve al nivel del Espíritu Santo, y que haga pensar a todo el mundo, que bajo ningún concepto, haríamos tales actos.
9. “Arrojar piedras al tejado del enemigo”, ¿alguien nos quiere poner contra las cuerdas? Por muy santo que sea, tendrá algún lado oscuro. Busca ese lado oscuro y golpéalo con fuerza hasta que no quede duda de que es peor persona que el Demonio.
10. “Inventar un complot”: si alguien ha llegado a ponernos contra las cuerdas, y aun así no hemos podido derribarle, no queda más remedio que urdir un complot. Las historias más utilizadas son las que incluyen violación o acoso hacia una mujer, porque siempre consigue recopilar muchas cacatúas sin sentido.
Ninguna ha salido de Internet o de ningún libro. Todas las he sufrido en primera persona, en juicios o ataques, y me han servido para detectar lo que denomino cucarachas humanas. Ahora ya saben cómo les pueden afectar. Tengan cuidado, porque últimamente, los ignorantes parece que triunfan mucho.
Muchas gracias por dejar un comentario.
NOTA: Puedes acceder al índice de todas las entradas en está página (pulsa aquí).
IMPORTANTE: Este contenido está regido bajo las normas de Copyleft (más información aquí).
NOTA: El libro “Autocoaching: cómo conseguir lo mejor de uno mismo”, se puede comprar en PDF aquí.
Otras entradas que te pueden interesar… El poder del chantaje, El poder del grupo crea cacatúas sin sentido, El poder del odio, El poder de la envidia, El poder del rechazo, Cuando el poder impone…
Publicado en feb 8, 2012 | 63 comentarios
Les voy a compartir las mejores reglas que consiguen posicionar la ignorancia a los límites más insospechados. Seguro que las reconocen en alguna persona bien cercana que se presenta como un completo profesional, aunque en realidad no deja de ser un novato sin calidad. Estas son a mi juicio las más importantes:
1. “Culpar a los demás”: pase lo que pase, siempre habrá otra persona a la que se le podrá culpar de todos los males, por mucha o nula responsabilidad que tenga. En el argot de los inútiles, esta regla se llama “echar balones fuera” o llegar a mencionar aquello de “el perro se ha comido mis deberes“.
2. “Apropiarse y aprovecharse de los logros de los demás”: que resulta fundamental para llegar muy arriba mientras los de abajo no paran de quejarse de nuestra incompetencia. En el argot de los inútiles, se denomina: “ponerse las medallas de otros”.
3. “Decir que no se ha hecho nada”: aunque le hayan filmado cometiendo el mayor crimen del mundo, niéguelo todo. Siempre se podrá pensar que es una compleja trama que está preparando su peor enemigo para poner en duda todo su espíritu de honestidad.
4. “No dar la cara y evitar declaraciones”: nunca intente defenderse si ha hecho algo mal. Le acusarán de cosas que ni hubiera pensado. Mejor evitar declaraciones y mencionar un escueto: “No he hecho nada, es todo un complot contra mi honestidad y buen hacer”.
5. “Buscar falsos testigos para apoyar la mentira”: siempre hay algún amigo despistado, de esos que se mueren por estar a su lado, que estarán dispuestos a declarar cualquier cosa, y que consoliden nuestra tontería. Es importante tener algunos a mano.
6. “Poner a otros a declarar por ti”: si no queda más remedio, y no se puede aplicar la regla 4, es mucho mejor si lo hacen otras personas por ti. Con el complemento de los testigos de la regla anterior, intente ahora poner a declarar a personas que sean bien simplonas, ya que acabarán aburriendo a todo el mundo.
7. “Poner a un abogado a declarar por ti”: agotado el punto anterior, mejor poner al abogado que responda con evasivas y contradicciones.
8. “Inventar un papel de Santo”: si finalmente nos toca decir algo, es importante haber creado una historia que nos eleve al nivel del Espíritu Santo, y que haga pensar a todo el mundo, que bajo ningún concepto, haríamos tales actos.
9. “Arrojar piedras al tejado del enemigo”, ¿alguien nos quiere poner contra las cuerdas? Por muy santo que sea, tendrá algún lado oscuro. Busca ese lado oscuro y golpéalo con fuerza hasta que no quede duda de que es peor persona que el Demonio.
10. “Inventar un complot”: si alguien ha llegado a ponernos contra las cuerdas, y aun así no hemos podido derribarle, no queda más remedio que urdir un complot. Las historias más utilizadas son las que incluyen violación o acoso hacia una mujer, porque siempre consigue recopilar muchas cacatúas sin sentido.
Ninguna ha salido de Internet o de ningún libro. Todas las he sufrido en primera persona, en juicios o ataques, y me han servido para detectar lo que denomino cucarachas humanas. Ahora ya saben cómo les pueden afectar. Tengan cuidado, porque últimamente, los ignorantes parece que triunfan mucho.
Muchas gracias por dejar un comentario.
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IMPORTANTE: Este contenido está regido bajo las normas de Copyleft (más información aquí).
NOTA: El libro “Autocoaching: cómo conseguir lo mejor de uno mismo”, se puede comprar en PDF aquí.
Otras entradas que te pueden interesar… El poder del chantaje, El poder del grupo crea cacatúas sin sentido, El poder del odio, El poder de la envidia, El poder del rechazo, Cuando el poder impone…
La Estupidez humana y todo lo que abarca
Las 5 leyes fundamentales de la estupidez humana
Enviado por Manuel Gross el 26/06/2009 a las 0:51
Carlo M. Cipolla (1922-2000) fué un importante historiador italiano especializado en la historia de la economía. Fue un autor prolífico, creativo y con diversidad de intereses, que se demuestra con sus trabajos acerca de la estupidez humana, que plasmó en el libro que se reseña a continuación, en una versión resumida realizada por el equipo de eumed.net que publica la Enciclopedia y Biblioteca Virtual de las Ciencias Sociales, Económicas y Jurídicas con el apoyo de la Universidad de Málaga:
Las leyes fundamentales de la estupidez humana
Por EUMED.NET
Uno de los trabajos más divulgados de Carlo M. Cipolla es su breve análisis económico, demográfico e histórico de la estupidez humana que publicó en su libro "Allegro ma non troppo" de 1988. No es su trabajo más formal, ni el mas serio, ni el que le dio más prestigio académico, pero vamos a hacer aquí una presentación somera de su contenido en la confianza de pueda servir de aviso al lector y contribuir así al progreso del conjunto de la sociedad.
Las leyes fundamentales de la estupidez humana
(basado en Cipolla (1988), Allegro ma non troppo)
Primera Ley Fundamental:
Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación
A primera vista esta afirmación puede parecer trivial, o más bien obvia, o poco generosa, o quizá las tres cosas a la vez. Sin embargo, un examen más atento revela de lleno la rotunda veracidad de esta afirmación. Cipolla considera que por muy alta que sea la estimación cuantitativa que se haga de la estupidez humana, siempre quedaremos sorprendidos de forma repetida y recurrente por el hecho de que:
personas que uno ha considerado racionales e inteligentes en el pasado resultan ser inequívocamente estúpidas;
día tras día, con una monotonía incesante, vemos cómo entorpecen y obstaculizan nuestra actividad individuos obstinadamente estúpidos, que aparecen de improviso e inesperadamente en los lugares y en los momentos menos oportunos.
La Primera Ley Fundamental impide la atribución de un valor numérico a la fracción de personas estúpidas respecto del total de la población. Cualquier estimación numérica resultaría ser una subestimación. Por ello en las líneas que siguen se designará la proporción de personas estúpidas en el seno de una población con el símbolo σ.
Segunda Ley Fundamental:
La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.
No todos los humanos son iguales ya que unos son más estúpidos que otros. Según Cipolla, el grado de estupidez viene determinado genéticamente por la naturaleza pero no está asociado a ninguna otra característica de raza, sexo, nacionalidad o profesión.
El profesor Cipolla realizó amplios estudios demográficos con muy diversos sectores de la población. Inicialmente afirma haber comprobado que entre los trabajadores "de cuello azul" existía una fracción σ de estúpidos y que esa fracción era mayor de lo que esperaba, con lo que se confirmaba la primera Ley. Sospechando que podía deberse a falta de cultura o a marginalidad social estudió muestras de trabajadores "de cuello blanco" y a estudiantes, comprobando que entre ellos se mantenía la misma proporción. Más sorprendido aún quedó al medir el mismo parámetro entre los profesores de universidad. Decidió por tanto expandir sus estudios hasta la élite de la sociedad, los laureados con el Premio Nobel. El resultado confirmó el poder supremo de la naturaleza: una proporción σ de laureados con el Nobel son estúpidos.
Tercera Ley Fundamental (o de Oro):
Una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo e incluso incurriendo en pérdidas.
El análisis de costes y beneficios de Carlo M. Cipolla permite clasificar a los seres humanos en cuatro tipos de personas, cada uno de los cuales ocupa un cuadrante en un sistema de coordenadas. Si representamos en el eje de abcisas el beneficio, positivo o negativo, que obtiene el individuo y en el eje de ordenadas el beneficio (+) o coste (-) que causa a los demás, podemos definir y estimar las coordenadas de los siguientes tipos:
Desgraciado (D): aquel que se causa un perjuicio a sí mismo, beneficiando a los demás.
Inteligente (I): aquel que se beneficia a sí mismo, beneficiando a los demás.
Bandido (B): aquel que obtiene beneficios para sí mismo, perjudicando a los demás.
Estúpido (E): aquel que causa pérdidas a otros, perjudicándose a la vez a sí mismo.
Distribución de Frecuencia
La mayoría de los individuos no actúa consistentemente. Bajo ciertas circunstancias una persona puede actuar inteligentemente y en otras actuar como desgraciado. La única importante excepción a esta regla es la de las personas estúpidas que normalmente muestran una fuerte tendencia hacia un comportamiento estúpido en cualquier actividad o empresa. Para los demás, podremos calcular su posición en el eje de coordenadas del gráfico 1 como una media de los resultados de sus acciones en términos de costes y beneficios causados sobre sí mismos y sobre los demás. Esta posibilidad nos permite hacer la siguiente digresión:
Consideraremos un "bandido perfecto" aquel que mediante sus acciones obtiene para sí mismo un beneficio igual al coste que origina en los demás. Es el caso del ladrón que roba a otro cien euros sin causarle ningún coste adicional. Esta situación puede ser definida como un "juego de suma cero" en el que el conjunto de la sociedad ni gana ni pierde. El "bandido perfecto" quedaría representado en el eje de coordenadas del gráfico 2 sobre la línea OM que bisecta el cuadrante B.
Sin embargo los "bandidos perfectos" son relativamente escasos. Es más frecuente que haya "bandidos inteligentes" (Bi) que obtienen más beneficios que los costes que causan, o "bandidos estúpidos" (Be), que para obtener algún beneficio causan un coste alto a los demás.
Desgraciadamente los bandidos que permanecen por encima de la línea OM son relativamente poco numerosos. Es mucho más frecuente el individuo Be. Ejemplo de este último puede ser el ladrón que destroza los cristales de un coche para robar su radio o el que asesina a alguien para irse con su mujer a pasar un fin de semana en Montecarlo.
El poder de la estupidez
Los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido. Una persona inteligente puede entender la lógica de un bandido. Las acciones de un bandido siguen un modelo de racionalidad. El bandido quiere obtener beneficios. Puesto que no es suficientemente inteligente como para imaginar métodos con que obtener beneficios para sí procurando también beneficios a los demás, deberá obtener su beneficio causando pérdidas a su prójimo. Ciertamente, esto no es justo, pero es racional, y siendo racional, puede preverse. En definitiva, las relaciones con un bandido son posibles puesto que sus sucias maniobras y sus deplorables aspiraciones pueden preverse y, en la mayoría de los casos, se puede preparar la oportuna defensa.
Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Tal como está implícito en la Tercera Ley Fundamental, una criatura estúpida nos perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo racional de prever si, cuando, cómo y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.
Puesto que las acciones de una persona estúpida no se ajustan a las reglas de la racionalidad, es lógico pensar que tienen todas las de ganar porque:
generalmente el ataque nos coge por sorpresa.
incluso cuando se tiene conocimiento del ataque, no es posible organizar una defensa racional porque el ataque, en sí mismo, carece de cualquier tipo de estructura racional.
El hecho de que la actividad y los movimientos de una criatura estúpida sean absolutamente erráticos e irracionales, no sólo hace problemática la defensa, sino que hace extremadamente difícil cualquier contraataque. Y hay que tener en cuenta también otra circunstancia: la persona inteligente sabe que es inteligente; el bandido es consciente de que es un bandido y el desgraciado incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Pero al contrario que todos estos personajes, el estúpido no sabe que es estúpido y esto contribuye en gran medida a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su poder devastador.
Cuarta Ley Fundamental:
Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento, lugar y circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.
No hay que asombrarse de que las personas desgraciadas e incautas, es decir, las que en los gráficos 1 y 2 se sitúan en el cuadrante D, no reconozcan la peligrosidad de las personas estúpidas. El hecho no representa sino una manifestación más de su falta de previsión. Pero lo que resulta verdaderamente sorprendente es que tampoco las personas inteligentes ni los bandidos consiguen muchas veces reconocer el poder devastador y destructor de la estupidez. Es extremadamente difícil explicar por qué sucede esto. Se puede tan sólo formular la hipótesis de que, a menudo, tanto los inteligentes como los bandidos, cuando son abordados por individuos estúpidos, cometen el error de abandonarse a sentimientos de autocomplacencia y desprecio en lugar de preparar la defensa y segregar inmediatamente cantidades ingentes de adrenalina ante tamaña situación de peligro.
Uno de los errores más comunes es llegar a creer que una persona estúpida sólo se hace daño a sí misma, pero esto no es más que confundir la estupidez por la candidez de los desgraciados.
A veces hasta se puede caer en la tentación de asociarse con un individuo estúpido con el objeto de utilizarlo en provecho propio. Tal maniobra no puede tener más que efectos desastrosos porque:
a) está basada en la total incomprensión de la naturaleza esencial de la estupidez y
b) da a la persona estúpida la oportunidad de desarrollar sus capacidades aún más allá de lo originalmente supuesto. Uno puede hacerse la ilusión de que está manipulando a una persona estúpida y, hasta cierto punto, puede que incluso lo consiga, pero debido al comportamiento errático del estúpido, no se pueden prever todas sus acciones y reacciones y muy pronto uno se verá arruinado y destruido sin remedio.
A lo largo de los siglos, en la vida pública y privada, innumerables personas no han tenido en cuenta la Cuarta Ley Fundamental y esto ha ocasionado pérdidas incalculables.
Macroanálisis y Quinta Ley Fundamental:
La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.
Las consideraciones finales de la Ley cuarta nos conducen a un análisis de tipo "macro", según el cual, en lugar del bienestar individual, se toma en consideración el , definido, en este contexto, como la suma algebraica de las condiciones del bienestar individual. Es esencial para efectuar este análisis una completa comprensión de la Quinta Ley Fundamental. No obstante, es preciso añadir que de las cinco leyes fundamentales, la Quinta es, de largo, las más conocida.
El corolario de la ley dice así: El estúpido es más peligroso que el bandido.
La formulación de la ley y el corolario son aún del tipo "micro". Sin embargo, tal como hemos anunciado anteriormente, la ley y su corolario tienen profundas implicaciones de naturaleza "macro". Si todos los miembros de una sociedad fuesen bandidos perfectos, la sociedad quedaría en una situación estancada pero no se producirían grandes desastres. Todo quedaría reducido a transferencias masivas de riqueza y bienestar. Pero cuando los estúpidos entran en acción las cosas cambian completamente. La personas estúpidas ocasionan pérdidas a otras personas sin obtener ningún beneficio para ellas mismas y, por consiguiente, la sociedad entera se empobrece.
El gráfico 3 muestra un sistema de clasificación simple entre las acciones que causan beneficio o perjuicio a la sociedad como un todo. Toda actividad representable a la derecha de la línea NOM implica una redistribución con beneficio social neto, mientras que las actividades que caen a la izquierda o debajo de dicha línea implican pérdidas sociales netas.
El profesor Carlo M. Cipolla, erudito historiador que ha investigado intensamente la sociedad clásica romana, la sociedad medieval y muchas otras de la antigüedad, está perfectamente cualificado para afirmar, como hace, que el coeficiente σ es una constante histórica. ¿Por qué entonces unas sociedades prosperan y otras entran en decadencia? Depende exclusivamente de la capacidad de los individuos inteligentes para mantener a raya a los estúpidos.
Más aún: en las sociedades en decadencia, el porcentaje de individuos estúpidos sigue siendo igual a σ; sin embargo, en el resto de la población Cipolla observa, sobre todo entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de bandidos con un elevado porcentaje de estupidez. Y entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de los desgraciados incautos. Tal cambio en la composición de la población de los no estúpidos es el que refuerza inevitablemente el poder destructivo de la fracción σ y conduce al país a la ruina.
Enviado por Manuel Gross el 26/06/2009 a las 0:51
Carlo M. Cipolla (1922-2000) fué un importante historiador italiano especializado en la historia de la economía. Fue un autor prolífico, creativo y con diversidad de intereses, que se demuestra con sus trabajos acerca de la estupidez humana, que plasmó en el libro que se reseña a continuación, en una versión resumida realizada por el equipo de eumed.net que publica la Enciclopedia y Biblioteca Virtual de las Ciencias Sociales, Económicas y Jurídicas con el apoyo de la Universidad de Málaga:
Las leyes fundamentales de la estupidez humana
Por EUMED.NET
Uno de los trabajos más divulgados de Carlo M. Cipolla es su breve análisis económico, demográfico e histórico de la estupidez humana que publicó en su libro "Allegro ma non troppo" de 1988. No es su trabajo más formal, ni el mas serio, ni el que le dio más prestigio académico, pero vamos a hacer aquí una presentación somera de su contenido en la confianza de pueda servir de aviso al lector y contribuir así al progreso del conjunto de la sociedad.
Las leyes fundamentales de la estupidez humana
(basado en Cipolla (1988), Allegro ma non troppo)
Primera Ley Fundamental:
Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación
A primera vista esta afirmación puede parecer trivial, o más bien obvia, o poco generosa, o quizá las tres cosas a la vez. Sin embargo, un examen más atento revela de lleno la rotunda veracidad de esta afirmación. Cipolla considera que por muy alta que sea la estimación cuantitativa que se haga de la estupidez humana, siempre quedaremos sorprendidos de forma repetida y recurrente por el hecho de que:
personas que uno ha considerado racionales e inteligentes en el pasado resultan ser inequívocamente estúpidas;
día tras día, con una monotonía incesante, vemos cómo entorpecen y obstaculizan nuestra actividad individuos obstinadamente estúpidos, que aparecen de improviso e inesperadamente en los lugares y en los momentos menos oportunos.
La Primera Ley Fundamental impide la atribución de un valor numérico a la fracción de personas estúpidas respecto del total de la población. Cualquier estimación numérica resultaría ser una subestimación. Por ello en las líneas que siguen se designará la proporción de personas estúpidas en el seno de una población con el símbolo σ.
Segunda Ley Fundamental:
La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.
No todos los humanos son iguales ya que unos son más estúpidos que otros. Según Cipolla, el grado de estupidez viene determinado genéticamente por la naturaleza pero no está asociado a ninguna otra característica de raza, sexo, nacionalidad o profesión.
El profesor Cipolla realizó amplios estudios demográficos con muy diversos sectores de la población. Inicialmente afirma haber comprobado que entre los trabajadores "de cuello azul" existía una fracción σ de estúpidos y que esa fracción era mayor de lo que esperaba, con lo que se confirmaba la primera Ley. Sospechando que podía deberse a falta de cultura o a marginalidad social estudió muestras de trabajadores "de cuello blanco" y a estudiantes, comprobando que entre ellos se mantenía la misma proporción. Más sorprendido aún quedó al medir el mismo parámetro entre los profesores de universidad. Decidió por tanto expandir sus estudios hasta la élite de la sociedad, los laureados con el Premio Nobel. El resultado confirmó el poder supremo de la naturaleza: una proporción σ de laureados con el Nobel son estúpidos.
Tercera Ley Fundamental (o de Oro):
Una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo e incluso incurriendo en pérdidas.
El análisis de costes y beneficios de Carlo M. Cipolla permite clasificar a los seres humanos en cuatro tipos de personas, cada uno de los cuales ocupa un cuadrante en un sistema de coordenadas. Si representamos en el eje de abcisas el beneficio, positivo o negativo, que obtiene el individuo y en el eje de ordenadas el beneficio (+) o coste (-) que causa a los demás, podemos definir y estimar las coordenadas de los siguientes tipos:
Desgraciado (D): aquel que se causa un perjuicio a sí mismo, beneficiando a los demás.
Inteligente (I): aquel que se beneficia a sí mismo, beneficiando a los demás.
Bandido (B): aquel que obtiene beneficios para sí mismo, perjudicando a los demás.
Estúpido (E): aquel que causa pérdidas a otros, perjudicándose a la vez a sí mismo.
Distribución de Frecuencia
La mayoría de los individuos no actúa consistentemente. Bajo ciertas circunstancias una persona puede actuar inteligentemente y en otras actuar como desgraciado. La única importante excepción a esta regla es la de las personas estúpidas que normalmente muestran una fuerte tendencia hacia un comportamiento estúpido en cualquier actividad o empresa. Para los demás, podremos calcular su posición en el eje de coordenadas del gráfico 1 como una media de los resultados de sus acciones en términos de costes y beneficios causados sobre sí mismos y sobre los demás. Esta posibilidad nos permite hacer la siguiente digresión:
Consideraremos un "bandido perfecto" aquel que mediante sus acciones obtiene para sí mismo un beneficio igual al coste que origina en los demás. Es el caso del ladrón que roba a otro cien euros sin causarle ningún coste adicional. Esta situación puede ser definida como un "juego de suma cero" en el que el conjunto de la sociedad ni gana ni pierde. El "bandido perfecto" quedaría representado en el eje de coordenadas del gráfico 2 sobre la línea OM que bisecta el cuadrante B.
Sin embargo los "bandidos perfectos" son relativamente escasos. Es más frecuente que haya "bandidos inteligentes" (Bi) que obtienen más beneficios que los costes que causan, o "bandidos estúpidos" (Be), que para obtener algún beneficio causan un coste alto a los demás.
Desgraciadamente los bandidos que permanecen por encima de la línea OM son relativamente poco numerosos. Es mucho más frecuente el individuo Be. Ejemplo de este último puede ser el ladrón que destroza los cristales de un coche para robar su radio o el que asesina a alguien para irse con su mujer a pasar un fin de semana en Montecarlo.
El poder de la estupidez
Los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido. Una persona inteligente puede entender la lógica de un bandido. Las acciones de un bandido siguen un modelo de racionalidad. El bandido quiere obtener beneficios. Puesto que no es suficientemente inteligente como para imaginar métodos con que obtener beneficios para sí procurando también beneficios a los demás, deberá obtener su beneficio causando pérdidas a su prójimo. Ciertamente, esto no es justo, pero es racional, y siendo racional, puede preverse. En definitiva, las relaciones con un bandido son posibles puesto que sus sucias maniobras y sus deplorables aspiraciones pueden preverse y, en la mayoría de los casos, se puede preparar la oportuna defensa.
Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Tal como está implícito en la Tercera Ley Fundamental, una criatura estúpida nos perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo racional de prever si, cuando, cómo y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.
Puesto que las acciones de una persona estúpida no se ajustan a las reglas de la racionalidad, es lógico pensar que tienen todas las de ganar porque:
generalmente el ataque nos coge por sorpresa.
incluso cuando se tiene conocimiento del ataque, no es posible organizar una defensa racional porque el ataque, en sí mismo, carece de cualquier tipo de estructura racional.
El hecho de que la actividad y los movimientos de una criatura estúpida sean absolutamente erráticos e irracionales, no sólo hace problemática la defensa, sino que hace extremadamente difícil cualquier contraataque. Y hay que tener en cuenta también otra circunstancia: la persona inteligente sabe que es inteligente; el bandido es consciente de que es un bandido y el desgraciado incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Pero al contrario que todos estos personajes, el estúpido no sabe que es estúpido y esto contribuye en gran medida a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su poder devastador.
Cuarta Ley Fundamental:
Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento, lugar y circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.
No hay que asombrarse de que las personas desgraciadas e incautas, es decir, las que en los gráficos 1 y 2 se sitúan en el cuadrante D, no reconozcan la peligrosidad de las personas estúpidas. El hecho no representa sino una manifestación más de su falta de previsión. Pero lo que resulta verdaderamente sorprendente es que tampoco las personas inteligentes ni los bandidos consiguen muchas veces reconocer el poder devastador y destructor de la estupidez. Es extremadamente difícil explicar por qué sucede esto. Se puede tan sólo formular la hipótesis de que, a menudo, tanto los inteligentes como los bandidos, cuando son abordados por individuos estúpidos, cometen el error de abandonarse a sentimientos de autocomplacencia y desprecio en lugar de preparar la defensa y segregar inmediatamente cantidades ingentes de adrenalina ante tamaña situación de peligro.
Uno de los errores más comunes es llegar a creer que una persona estúpida sólo se hace daño a sí misma, pero esto no es más que confundir la estupidez por la candidez de los desgraciados.
A veces hasta se puede caer en la tentación de asociarse con un individuo estúpido con el objeto de utilizarlo en provecho propio. Tal maniobra no puede tener más que efectos desastrosos porque:
a) está basada en la total incomprensión de la naturaleza esencial de la estupidez y
b) da a la persona estúpida la oportunidad de desarrollar sus capacidades aún más allá de lo originalmente supuesto. Uno puede hacerse la ilusión de que está manipulando a una persona estúpida y, hasta cierto punto, puede que incluso lo consiga, pero debido al comportamiento errático del estúpido, no se pueden prever todas sus acciones y reacciones y muy pronto uno se verá arruinado y destruido sin remedio.
A lo largo de los siglos, en la vida pública y privada, innumerables personas no han tenido en cuenta la Cuarta Ley Fundamental y esto ha ocasionado pérdidas incalculables.
Macroanálisis y Quinta Ley Fundamental:
La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.
Las consideraciones finales de la Ley cuarta nos conducen a un análisis de tipo "macro", según el cual, en lugar del bienestar individual, se toma en consideración el , definido, en este contexto, como la suma algebraica de las condiciones del bienestar individual. Es esencial para efectuar este análisis una completa comprensión de la Quinta Ley Fundamental. No obstante, es preciso añadir que de las cinco leyes fundamentales, la Quinta es, de largo, las más conocida.
El corolario de la ley dice así: El estúpido es más peligroso que el bandido.
La formulación de la ley y el corolario son aún del tipo "micro". Sin embargo, tal como hemos anunciado anteriormente, la ley y su corolario tienen profundas implicaciones de naturaleza "macro". Si todos los miembros de una sociedad fuesen bandidos perfectos, la sociedad quedaría en una situación estancada pero no se producirían grandes desastres. Todo quedaría reducido a transferencias masivas de riqueza y bienestar. Pero cuando los estúpidos entran en acción las cosas cambian completamente. La personas estúpidas ocasionan pérdidas a otras personas sin obtener ningún beneficio para ellas mismas y, por consiguiente, la sociedad entera se empobrece.
El gráfico 3 muestra un sistema de clasificación simple entre las acciones que causan beneficio o perjuicio a la sociedad como un todo. Toda actividad representable a la derecha de la línea NOM implica una redistribución con beneficio social neto, mientras que las actividades que caen a la izquierda o debajo de dicha línea implican pérdidas sociales netas.
El profesor Carlo M. Cipolla, erudito historiador que ha investigado intensamente la sociedad clásica romana, la sociedad medieval y muchas otras de la antigüedad, está perfectamente cualificado para afirmar, como hace, que el coeficiente σ es una constante histórica. ¿Por qué entonces unas sociedades prosperan y otras entran en decadencia? Depende exclusivamente de la capacidad de los individuos inteligentes para mantener a raya a los estúpidos.
Más aún: en las sociedades en decadencia, el porcentaje de individuos estúpidos sigue siendo igual a σ; sin embargo, en el resto de la población Cipolla observa, sobre todo entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de bandidos con un elevado porcentaje de estupidez. Y entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de los desgraciados incautos. Tal cambio en la composición de la población de los no estúpidos es el que refuerza inevitablemente el poder destructivo de la fracción σ y conduce al país a la ruina.
sábado, 3 de marzo de 2012
No nos ponemos manos a la Obra
NO HAY MÁS EVEREST QUE NUESTRO CEREBRO
Cuando uno mismo cree que ya no puede avanzar más, no avanza. Y eso está relacionado con la desesperanza. No hay montaña más alta que la que uno se crea, si bien está claro que no todas las caras de las montañas son iguales. Hay una más dificultosas que otras. Así es la vida, como diría mi abuelo. Esta idea de la limitación humana ha estado inculcada desde siempre, y al mismo tiempo, ha imposibilitado superar esos límites, porque si la creencia general es que no se puede superar, la mayoría de las personas, a pesar de que tengan talento para ello, ni esforzarán en superar esos límites. Uno de los pioneros sobre el pensamiento "crackmind" fue Bruce Lee: "No hay límites; hay fases, pero no debes quedarte estancado en ellas. Hay que sobrepasarlas. Si te mata, te mata". Y todo radica en la atención al propio proceso. A cada cosa que aprendemos nueva, nuestro cerebro dedica un gran número de horas de atención para adaptarse a los mecanismo que confieren lo que aprendemos, pero una vez superado esta fase en el aprendizaje, la atención sobre el proceso se monotoniza y se mecaniza Es cuando el cerebro expresa su idea de que ya está bien de prestar atención porque le parece suficiente para sus fines lo que se ha aprendido. Para mejorar sólo ("como si fuera tan sencillo") hay que volver la atención al proceso. Para el cerebro eso es un esfuerzo, y éste, como vago que es por naturaleza, te pondrá todos los impedimentos para hacerte creer que has llegado a tu límite. Por otro lado, si tienes un buen nivel en lo aprendido, esa idea estará reforzada por los allegados de menor nivel alcanzado en la misma materia, que ya verán lo conseguido como un gran reto alcanzado. Por supuesto que tenemos un límite sobre lo que aprendemos, pero está un noventa por ciento por encima de lo que creemos sobre nosotros mismos. Únicamente unos pocos consiguen tener esa motivación interna que les lleva más allá, hacia alcanzar su propio Everest. Y cualquiera sabe cual es el detonante para alcanzar esa fuerza interna. Todo esto insta a muchas preguntas y sutilezas, sin duda, pero sé que sabrán resolverlas por sí mismos.
Cuando uno mismo cree que ya no puede avanzar más, no avanza. Y eso está relacionado con la desesperanza. No hay montaña más alta que la que uno se crea, si bien está claro que no todas las caras de las montañas son iguales. Hay una más dificultosas que otras. Así es la vida, como diría mi abuelo. Esta idea de la limitación humana ha estado inculcada desde siempre, y al mismo tiempo, ha imposibilitado superar esos límites, porque si la creencia general es que no se puede superar, la mayoría de las personas, a pesar de que tengan talento para ello, ni esforzarán en superar esos límites. Uno de los pioneros sobre el pensamiento "crackmind" fue Bruce Lee: "No hay límites; hay fases, pero no debes quedarte estancado en ellas. Hay que sobrepasarlas. Si te mata, te mata". Y todo radica en la atención al propio proceso. A cada cosa que aprendemos nueva, nuestro cerebro dedica un gran número de horas de atención para adaptarse a los mecanismo que confieren lo que aprendemos, pero una vez superado esta fase en el aprendizaje, la atención sobre el proceso se monotoniza y se mecaniza Es cuando el cerebro expresa su idea de que ya está bien de prestar atención porque le parece suficiente para sus fines lo que se ha aprendido. Para mejorar sólo ("como si fuera tan sencillo") hay que volver la atención al proceso. Para el cerebro eso es un esfuerzo, y éste, como vago que es por naturaleza, te pondrá todos los impedimentos para hacerte creer que has llegado a tu límite. Por otro lado, si tienes un buen nivel en lo aprendido, esa idea estará reforzada por los allegados de menor nivel alcanzado en la misma materia, que ya verán lo conseguido como un gran reto alcanzado. Por supuesto que tenemos un límite sobre lo que aprendemos, pero está un noventa por ciento por encima de lo que creemos sobre nosotros mismos. Únicamente unos pocos consiguen tener esa motivación interna que les lleva más allá, hacia alcanzar su propio Everest. Y cualquiera sabe cual es el detonante para alcanzar esa fuerza interna. Todo esto insta a muchas preguntas y sutilezas, sin duda, pero sé que sabrán resolverlas por sí mismos.
Actua mucho y quejate poco de Patricia Ramirez
"En España nos quejamos mucho y actuamos poco"
Patricia Ramírez es la psicóloga del Betis y desde el club andaluz se considera pieza clave en el ascenso del equipo a Primera División
El Betis es el único equipo de Primera División que tiene en su cuerpo técnico a una psicóloga deportiva que incluso se desplaza en todas las salidas como un componente más de la plantilla. Patrícia Ramírez tiene una conexión especial con el deporte, ya que desde niña sabe lo que es la presión que rodea la competición. Eran sus primeros pasos como gimnasta y allí descubrió que el deportista puede llegar a sentirse muy solo ante la presión de hacer las cosas bien. Estas sensaciones fueron un punto de partida en los estudios de psicología deportiva que acabó impartiendo para llevar a cabo sus particulares terapias en diferentes disciplinas.
Por citar algunos ejemplos, Patricia ha sido la psicóloga deportiva de atletas como el corredor de marcha Paquillo Fernández o el corredor de motociclismo Álvaro Molina y también de equipos colectivos como el Balonmano Antequera, el Club Baloncesto Granada o los equipos de fútbol del Mallorca y el Betis, club en el que ejerce desde el pasado 2010. Ramírez va ahora más allá y traslada los valores del deporte de alto rendimiento al mundo empresarial. Apunta siete valores de éxito que son imprescindibles dominar: las emociones, el trabajo en equipo, la comunicación, el liderazgo, el esfuerzo, la ambición y la responsabilidad y sentido común.
-La psicología deportiva es una disciplina relativamente nueva. ¿Por qué cree que se ha tardado tanto en aplicar al deporte profesional?
-No sé porque se ha tardado tanto, quizás no existía interés. La psicología se ha relacionado siempre con el sufrimiento, con el daño, con arreglar problemas. Todo el mundo que se metía a hacer psicología era para hacer terapia, y luego han ido surgiendo otras áreas como es la neuropsicología, o la psicología jurídica y se ha ido especializando todo. Vamos interiorizando todo lo que nos llega de Estados Unidos y allí la psicología deportiva hace tiempo que tiene relevancia. Piensa que en España el deporte no suscita tanto interés como en otros países, ni siquiera para practicarlo. En el mundo anglosajón la gente hace deporte desde pequeña y la filosofía es completamente diferente a la de aquí. En España el deporte no es algo que tengamos como un hábito de vida, aunque ahora por suerte parece que esa tendencia se empieza a cambiar.
-¿Se dedicó a esto porque echaba de menos más calidad humana en el deporte?
-Me dedico a esto porque para mí el deporte sí que ha sido algo muy importante. Competía en gimnasia deportiva y no sabía que a mí lo que me hacía falta era un psicólogo deportivo. Notaba que cuando se iniciaba la música en el ejercicio de suelo me entrabada una ansiedad muy grande y unos pensamientos de bloqueo. Lo pasaba realmente mal, y en lugar de disfrutar de forma plena de esta situación, sufría. Cuando empecé a trabajar con médicos de medicina deportiva me di cuenta que podía enfocar mi carrera por ahí. Pensé que si lograba que gente corriera cambiara su vida, cómo no lo iba a lograr con gente que está altamente motivada para lograr un objetivo.
-Ha tratado individualmente a deportistas de élite y también a equipos. ¿Los vestuarios colectivos implican más esfuerzo por su parte al tener que tratar a diferentes personalidades que conviven para logra un objetivo común?
-La diferencia está en que el deportista individual te busca a ti. Identifica que tiene un problema, le han hablado de ti y considera que es necesario. Cuando llegas a un equipo es porque te “impone” el entrenador. Ahí tienes tu margen para ganarte la confianza de la gente. Pienso que en este caso es muy importante hacer psicología aplicada, que los jugadores vean que entiendes el deporte del que estás hablando, darles cosas que a ellos les puedan servir, que vean que no vas con ninguna intención de evaluar o tomar datos. Enseñar variables psicológicas que les puedan aportar aunque sea un pequeño grano de arena en su competición. Eso implica hacer las charlas de forma atractiva, con videos, con música y evitar los conceptos teóricos de psicología que haría que la sesión no pasase del cuarto de hora. Si ven que pueden aprender algo, te atienden.
-¿Los futbolistas han asumido con naturalidad su “intromisión”?
Te prometo que en todos los años que llevo de profesional no he tenido nunca ningún conflicto ni nadie que me haya dicho aquello de “qué es esto que me estás contando, no me sirve para nada”. Me siento muy agradecida porque a mí me ha ocurrido que futbolistas con los que he dejado de trabajar han seguido consultándome cómo seguir haciendo cosas. Para mí esto significa que le está funcionando, que le ha gustado y tiene interés en seguir creciendo en este sentido.
-El fútbol se vive en España de forma muy pasional. ¿Es una presión añadida a la hora de hacer su trabajo?
-En el fútbol hay mucha presión porque tiene mucho impacto en los medios. La presión está porque hay mucha más gente evaluando tu trabajo, cuando simplemente estás con un deportista. A mí me gusta trabajar con presión, soy una persona muy profesional, muy entregada, pasional con lo que hago, le dedico muchas horas, y tengo la sensación que después de cada charla lo doy todo. En ese sentido me quedo tranquila y nunca he tenido la sensación de que la presión haya podido conmigo.
-¿Cuando trabaja con equipos de fútbol se aísla del entorno o intenta que sean ellos los que no hagan caso de ese factor externo?
-Intento siempre aislar en cualquier deporte y a cualquier deportista de cualquier variable que no controla. Hay cosas que están bajo nuestro control, y otras que no. Pongamos el ejemplo de una carrera de marcha, como las que hacía Paquillo. Puedo empezar a correr y escuchar al público criticar, o me pueden sacar un aviso que creo que es injusto. Nosotros no controlamos estas situaciones. Mantener la energía o el pensamiento dándole vueltas o preguntándose porque ha ocurrido algo, lo único que hace es distraerme. La gente tiene que focalizar su atención en aquello que depende de uno mismo, el nivel de intensidad con el que juegas, la calidad, cómo te atreves, cómo te ofreces, la ambición, elegir pensamientos que te lleven a sumar en vez de restar. Pero tenemos que aprender a trabajar más en desatender todo aquello que torpedea tu trabajo y no está bajo tu control. Ahí si que hay aislarse y existen recursos en la psicología para poder hacerlo.
-Se desplaza con los equipos con los que trabaja en los partidos que juegan fuera de casa y les da una charla de más de media hora antes de jugar. ¿Qué variables trabaja en esa sesión?
-Trabajo las variables psicológicas que afectan al deporte de alto rendimiento. Controlar los estados emocionales, que uno no entre ni demasiado relajado, ni tenso, controlar las ideas, la responsabilidad, la seguridad, la memoria transactiva.
-¿La memoria transactiva?
-Sí, ver qué tienen mis compañeros que me pueden ofrecer a mí para que sea mejor jugador. Trabajas ejercicios de atención, concentración, agudeza visual, toma de decisiones.
¿Le consta que haya muchos equipos de fútbol que tengan un psicólogo en el primer equipo que forme parte del staff?
-Hay muchos equipos de fútbol que tienen psicólogos en la cantera. Atlético de Madrid, Sevilla, Levante, por ejemplo. En la cantera se trabajan variables muy diferentes a las del primer equipo. En la cantera es importante que eduques en valores, en la cohesión, el trabajar por el equipo, tienes que trabajar el fracaso escolar. Con el primer equipo hay poca gente. Conozco a un compañero que se llama Jorge Carrascosa que ha trabajado en esto y no sé si hay algún jugador individual que haya contratado a algún psicólogo pero viajando con el equipo no hay más. Por ahora estoy yo y ojalá haya muchos más en muy poco tiempo.
-El entorno bético está encantado con usted, y el equipo ni le cuento. Aseguran que es uno de los artífices del ascenso a Primera. ¿Exageran?
-Sí, agradezco las palabras pero no lo veo así. El triunfo es de los jugadores, son ellos los que juegan, y del entrenador que es quien controla la estrategia y la parte técnica. Yo he aportado mi granito de arena como lo hace el área de nutrición. Para que lo mío funcione son ellos los que tienen que hacer la elección de asumir esos conocimientos y ponerlos en práctica. Así que incluso la responsabilidad de la psicología está en ellos.
-¿Cuáles son los momentos más duros que tiene que afrontar un jugador y en los que su ayuda se hace aún más necesaria?
-Hay varios. Uno de ellos es una lesión de larga duración, ya que suele tener la nefasta coincidencia que te sucede en el mejor momento de tu vida profesional y eso es difícil de asumir. Durante un tiempo hay que tratar la recuperación psicológica de la lesión. Cuando tienes una lesión de ligamentos cruzados, que son 6 o 7 meses, estás todo ese tiempo preguntándote si podrás jugar como antes o si contarán contigo y ahí aparece una incertidumbre tremenda. Otro momento importante en la vida de un deportista es cuando decide abandonar, saber encontrar ese momento es muy duro. Lo quieras o no, ser titular o no, competir mejor o no, es algo relacionado con tu control, lesionarte o que se acabe tu carrera está totalmente fuera de tu control.
-¿Cómo se motiva un jugador que no cuenta para el entrenador de turno?
-Es un tema delicado porque lo que hay que saber es por qué el entrenador no cuenta con él. A veces no cuentan con nosotros y hay cosas que podemos cambiar. Siempre le digo a la gente que a pesar de que ahora no cuentas no sabes lo que va a pasar mañana, tienes que estar al cien por cien y preparado para entrar. Debes competir y entrenar como si fueras a ser titular, es la única manera de estar siempre bien para que llegado el momento te puedan elegir.
-Desde fuera se suele tener una imagen distante, incluso caprichosa, de la mayoría de futbolistas. ¿Pervertimos la realidad?
- Eso es un mito. Hay tanta envidia en España que cualquier persona que sobresale un poco y que le va bien en la vida enseguida se le busca un descalificativo. Habrá de todo, como en cualquier profesión. Habrá periodistas caprichosos y otros que no lo son. Yo los veo gente con mucha madurez y responsabilidad. Suelen casarse y tener hijos pronto y ellos también son conscientes de que la carrera profesional no va a durar toda la vida, y que es ahora cuando hay que cosechar triunfos y trabajar más duro que nunca. Para hacer eso hay que llevar a cabo una serie de conductas responsables. Cada vez los veo más profesionales.
-En su momento Guardiola tomó la decisión de desprenderse de grandes jugadores por el bien del vestuario. ¿Si usted se encontrada con una situación similar recomendaría hacer lo mismo?
- Imagino que si él lo decidió así será porque creyó que en ese momento era lo mejor. La verdad es que yo no me encontrado con algo así, pero creo que antes de dar una opinión imprudente sobre esto hay que analizar varias variables como por qué no encaja este jugador. Algunas podrán trabajarse y otras no, pero como desconozco el caso, imagino que la decisión que tomó sería la correcta. Lo veo una persona con mucho sentido común y que habrá pensado que era la decisión adecuada.
-¿Una de las claves del éxito azulgrana es la psicología de su entrenador con un vestuario siempre complicado?
-La figura del líder tiene un impacto importante sobre el grupo, es un modelo a seguir. Si tu tienes un líder que es prudente, educado, que no falta al respeto, que no se mete en problemas y se concentra en lo suyo, que cuando comete errores asume responsabilidades y lo reconoce, que deja trabajar y respeta a los árbitros y al contrario, eso tiene que impactar en el grupo. Está generando una filosofía de trabajo que los demás tienen que imitar. Cuando las empresas me preguntan, ¿cómo podemos conseguir que un grupo de empleados trabaje bien y tenga una filosofía diferente? Ahí siempre respondo que tenemos que empezar haciendo que el líder comparta esa filosofía que queremos.
-Entiendo que comparte los valores que predica el técnico azulgrana…
-Sí, claro que me gustan, me parecen de un respeto total, creo que es una persona que habla de forma muy pausada, Guardiola es un líder respetadísimo por todos.
-¿Si él la llamara vendría al Barça?
-(Ríe). Estoy muy a gusto con mi grupo de trabajo, me gusta trabajar en el equipo que tengo, mi objetivo es seguir disfrutando de mi trabajo. Mientras tenga la calidad humana que me rodea, ese trato para mí es suficiente.
-¿Cree que Mourinho es un buen motivador o su metodología excede los principios que usted pregonaría en cualquier equipo?
-Creo que tiene mucho carisma y que ese carisma tiene mucho impacto en sus jugadores. Siempre digo que este hombre que nos llama tanto la atención, porque es una persona de altos y bajos, tiene que tener algo positivo como líder para que los jugadores le quieran tanto. Eso merece todo el respeto del mundo.
-Muchas empresas acuden a usted para que motive a sus empleados. ¿Cuál cree que el error más repetido que cometen estas empresas a la hora de gestionar sus plantillas en momentos complicados como el que estamos viviendo?
-El peor error que puede cometer una empresa es tener un liderazgo equivocado, en el sentido que no dejes trabajar, que no des información, que crees incertidumbre, que quieras atar a la gente, que mantengas un estado anímico negativo y la gente no se pueda desarrollar. Hay que controlar ese ambiente. Cuando ves a un líder con la cara triste, desganado, con cara de pocos amigos, eso se contagia. Y el líder tiene la responsabilidad de mantener el barco a flote. Lo importante es que la gente tenga ganas de trabajar, que quiera hacer cosas, y eso se transmite desde arriba.
-¿Cree que en España pecamos de victimismo?
-Sí. Tendemos a echar la culpa de lo que nos pasa a los de fuera y no nos paramos a pensar en ver qué es lo que puedo hacer yo para cambiar esto. En España nos quejamos mucho y actuamos poco.
-Introduce como clave en sus charlas el concepto de humor positivo. ¿Cómo se debe aplicar ese humor positivo a las empresas?
-El humor positivo habla del estado anímico, de tener una perspectiva optimista para intentar ser una persona más creativa, tener ideas que fluyan para poder ver las cosas desde otra perspectiva. Está demostrado que la gente positiva y con humor tiene menos niveles de ansiedad, es capaz de mantener mejor las relaciones personales y piensa de una forma más clara. Se prepara para el éxito, y eso no ocurre con alguien negativo. En los procesos de selección de las empresas hay que buscar gente positiva y optimista.
-Más allá del deporte y la empresa, ¿qué recomienda a la ciudadanía para controlar su nivel de estrés?
-Hay que trabajar en dos niveles. El primer nivel es el de las emociones, tengo que aprender a relajarme, porque el estrés y la ansiedad generan tensión muscular, agarrotamiento. Eso se hace aplicando técnicas de relajación o practicando deporte. Las personas estamos hechas para correr no para estar delante de un ordenador. La risa también es muy importante porque es una respuesta antagonista a la ansiedad. O estoy tenso o estoy riendo, lo que pasa es que todavía tenemos asociada la risa con la irresponsabilidad, y eso es una tontería en mayúsculas. Por otro lado, tenemos que aprender a enfocar. Todos tenemos un filtro que nos lleva hacia lo que queremos. Si tengo un filtro que solo se concentra en la desgracia, las cosas negativas o lo que no funciona, normalmente obtendré resultados pobres. Si introduzco un filtro que me diga que puedo hacer las cosas, ver dónde están las oportunidades y pensar que las cosas me van a salir bien, encontraré mucho más y estaré mucho más relajado que si estoy todo el día pensando en el fracaso. Aprender a enfocar nuestra forma de interpretar la realidad.
Patricia Ramírez es la psicóloga del Betis y desde el club andaluz se considera pieza clave en el ascenso del equipo a Primera División
El Betis es el único equipo de Primera División que tiene en su cuerpo técnico a una psicóloga deportiva que incluso se desplaza en todas las salidas como un componente más de la plantilla. Patrícia Ramírez tiene una conexión especial con el deporte, ya que desde niña sabe lo que es la presión que rodea la competición. Eran sus primeros pasos como gimnasta y allí descubrió que el deportista puede llegar a sentirse muy solo ante la presión de hacer las cosas bien. Estas sensaciones fueron un punto de partida en los estudios de psicología deportiva que acabó impartiendo para llevar a cabo sus particulares terapias en diferentes disciplinas.
Por citar algunos ejemplos, Patricia ha sido la psicóloga deportiva de atletas como el corredor de marcha Paquillo Fernández o el corredor de motociclismo Álvaro Molina y también de equipos colectivos como el Balonmano Antequera, el Club Baloncesto Granada o los equipos de fútbol del Mallorca y el Betis, club en el que ejerce desde el pasado 2010. Ramírez va ahora más allá y traslada los valores del deporte de alto rendimiento al mundo empresarial. Apunta siete valores de éxito que son imprescindibles dominar: las emociones, el trabajo en equipo, la comunicación, el liderazgo, el esfuerzo, la ambición y la responsabilidad y sentido común.
-La psicología deportiva es una disciplina relativamente nueva. ¿Por qué cree que se ha tardado tanto en aplicar al deporte profesional?
-No sé porque se ha tardado tanto, quizás no existía interés. La psicología se ha relacionado siempre con el sufrimiento, con el daño, con arreglar problemas. Todo el mundo que se metía a hacer psicología era para hacer terapia, y luego han ido surgiendo otras áreas como es la neuropsicología, o la psicología jurídica y se ha ido especializando todo. Vamos interiorizando todo lo que nos llega de Estados Unidos y allí la psicología deportiva hace tiempo que tiene relevancia. Piensa que en España el deporte no suscita tanto interés como en otros países, ni siquiera para practicarlo. En el mundo anglosajón la gente hace deporte desde pequeña y la filosofía es completamente diferente a la de aquí. En España el deporte no es algo que tengamos como un hábito de vida, aunque ahora por suerte parece que esa tendencia se empieza a cambiar.
-¿Se dedicó a esto porque echaba de menos más calidad humana en el deporte?
-Me dedico a esto porque para mí el deporte sí que ha sido algo muy importante. Competía en gimnasia deportiva y no sabía que a mí lo que me hacía falta era un psicólogo deportivo. Notaba que cuando se iniciaba la música en el ejercicio de suelo me entrabada una ansiedad muy grande y unos pensamientos de bloqueo. Lo pasaba realmente mal, y en lugar de disfrutar de forma plena de esta situación, sufría. Cuando empecé a trabajar con médicos de medicina deportiva me di cuenta que podía enfocar mi carrera por ahí. Pensé que si lograba que gente corriera cambiara su vida, cómo no lo iba a lograr con gente que está altamente motivada para lograr un objetivo.
-Ha tratado individualmente a deportistas de élite y también a equipos. ¿Los vestuarios colectivos implican más esfuerzo por su parte al tener que tratar a diferentes personalidades que conviven para logra un objetivo común?
-La diferencia está en que el deportista individual te busca a ti. Identifica que tiene un problema, le han hablado de ti y considera que es necesario. Cuando llegas a un equipo es porque te “impone” el entrenador. Ahí tienes tu margen para ganarte la confianza de la gente. Pienso que en este caso es muy importante hacer psicología aplicada, que los jugadores vean que entiendes el deporte del que estás hablando, darles cosas que a ellos les puedan servir, que vean que no vas con ninguna intención de evaluar o tomar datos. Enseñar variables psicológicas que les puedan aportar aunque sea un pequeño grano de arena en su competición. Eso implica hacer las charlas de forma atractiva, con videos, con música y evitar los conceptos teóricos de psicología que haría que la sesión no pasase del cuarto de hora. Si ven que pueden aprender algo, te atienden.
-¿Los futbolistas han asumido con naturalidad su “intromisión”?
Te prometo que en todos los años que llevo de profesional no he tenido nunca ningún conflicto ni nadie que me haya dicho aquello de “qué es esto que me estás contando, no me sirve para nada”. Me siento muy agradecida porque a mí me ha ocurrido que futbolistas con los que he dejado de trabajar han seguido consultándome cómo seguir haciendo cosas. Para mí esto significa que le está funcionando, que le ha gustado y tiene interés en seguir creciendo en este sentido.
-El fútbol se vive en España de forma muy pasional. ¿Es una presión añadida a la hora de hacer su trabajo?
-En el fútbol hay mucha presión porque tiene mucho impacto en los medios. La presión está porque hay mucha más gente evaluando tu trabajo, cuando simplemente estás con un deportista. A mí me gusta trabajar con presión, soy una persona muy profesional, muy entregada, pasional con lo que hago, le dedico muchas horas, y tengo la sensación que después de cada charla lo doy todo. En ese sentido me quedo tranquila y nunca he tenido la sensación de que la presión haya podido conmigo.
-¿Cuando trabaja con equipos de fútbol se aísla del entorno o intenta que sean ellos los que no hagan caso de ese factor externo?
-Intento siempre aislar en cualquier deporte y a cualquier deportista de cualquier variable que no controla. Hay cosas que están bajo nuestro control, y otras que no. Pongamos el ejemplo de una carrera de marcha, como las que hacía Paquillo. Puedo empezar a correr y escuchar al público criticar, o me pueden sacar un aviso que creo que es injusto. Nosotros no controlamos estas situaciones. Mantener la energía o el pensamiento dándole vueltas o preguntándose porque ha ocurrido algo, lo único que hace es distraerme. La gente tiene que focalizar su atención en aquello que depende de uno mismo, el nivel de intensidad con el que juegas, la calidad, cómo te atreves, cómo te ofreces, la ambición, elegir pensamientos que te lleven a sumar en vez de restar. Pero tenemos que aprender a trabajar más en desatender todo aquello que torpedea tu trabajo y no está bajo tu control. Ahí si que hay aislarse y existen recursos en la psicología para poder hacerlo.
-Se desplaza con los equipos con los que trabaja en los partidos que juegan fuera de casa y les da una charla de más de media hora antes de jugar. ¿Qué variables trabaja en esa sesión?
-Trabajo las variables psicológicas que afectan al deporte de alto rendimiento. Controlar los estados emocionales, que uno no entre ni demasiado relajado, ni tenso, controlar las ideas, la responsabilidad, la seguridad, la memoria transactiva.
-¿La memoria transactiva?
-Sí, ver qué tienen mis compañeros que me pueden ofrecer a mí para que sea mejor jugador. Trabajas ejercicios de atención, concentración, agudeza visual, toma de decisiones.
¿Le consta que haya muchos equipos de fútbol que tengan un psicólogo en el primer equipo que forme parte del staff?
-Hay muchos equipos de fútbol que tienen psicólogos en la cantera. Atlético de Madrid, Sevilla, Levante, por ejemplo. En la cantera se trabajan variables muy diferentes a las del primer equipo. En la cantera es importante que eduques en valores, en la cohesión, el trabajar por el equipo, tienes que trabajar el fracaso escolar. Con el primer equipo hay poca gente. Conozco a un compañero que se llama Jorge Carrascosa que ha trabajado en esto y no sé si hay algún jugador individual que haya contratado a algún psicólogo pero viajando con el equipo no hay más. Por ahora estoy yo y ojalá haya muchos más en muy poco tiempo.
-El entorno bético está encantado con usted, y el equipo ni le cuento. Aseguran que es uno de los artífices del ascenso a Primera. ¿Exageran?
-Sí, agradezco las palabras pero no lo veo así. El triunfo es de los jugadores, son ellos los que juegan, y del entrenador que es quien controla la estrategia y la parte técnica. Yo he aportado mi granito de arena como lo hace el área de nutrición. Para que lo mío funcione son ellos los que tienen que hacer la elección de asumir esos conocimientos y ponerlos en práctica. Así que incluso la responsabilidad de la psicología está en ellos.
-¿Cuáles son los momentos más duros que tiene que afrontar un jugador y en los que su ayuda se hace aún más necesaria?
-Hay varios. Uno de ellos es una lesión de larga duración, ya que suele tener la nefasta coincidencia que te sucede en el mejor momento de tu vida profesional y eso es difícil de asumir. Durante un tiempo hay que tratar la recuperación psicológica de la lesión. Cuando tienes una lesión de ligamentos cruzados, que son 6 o 7 meses, estás todo ese tiempo preguntándote si podrás jugar como antes o si contarán contigo y ahí aparece una incertidumbre tremenda. Otro momento importante en la vida de un deportista es cuando decide abandonar, saber encontrar ese momento es muy duro. Lo quieras o no, ser titular o no, competir mejor o no, es algo relacionado con tu control, lesionarte o que se acabe tu carrera está totalmente fuera de tu control.
-¿Cómo se motiva un jugador que no cuenta para el entrenador de turno?
-Es un tema delicado porque lo que hay que saber es por qué el entrenador no cuenta con él. A veces no cuentan con nosotros y hay cosas que podemos cambiar. Siempre le digo a la gente que a pesar de que ahora no cuentas no sabes lo que va a pasar mañana, tienes que estar al cien por cien y preparado para entrar. Debes competir y entrenar como si fueras a ser titular, es la única manera de estar siempre bien para que llegado el momento te puedan elegir.
-Desde fuera se suele tener una imagen distante, incluso caprichosa, de la mayoría de futbolistas. ¿Pervertimos la realidad?
- Eso es un mito. Hay tanta envidia en España que cualquier persona que sobresale un poco y que le va bien en la vida enseguida se le busca un descalificativo. Habrá de todo, como en cualquier profesión. Habrá periodistas caprichosos y otros que no lo son. Yo los veo gente con mucha madurez y responsabilidad. Suelen casarse y tener hijos pronto y ellos también son conscientes de que la carrera profesional no va a durar toda la vida, y que es ahora cuando hay que cosechar triunfos y trabajar más duro que nunca. Para hacer eso hay que llevar a cabo una serie de conductas responsables. Cada vez los veo más profesionales.
-En su momento Guardiola tomó la decisión de desprenderse de grandes jugadores por el bien del vestuario. ¿Si usted se encontrada con una situación similar recomendaría hacer lo mismo?
- Imagino que si él lo decidió así será porque creyó que en ese momento era lo mejor. La verdad es que yo no me encontrado con algo así, pero creo que antes de dar una opinión imprudente sobre esto hay que analizar varias variables como por qué no encaja este jugador. Algunas podrán trabajarse y otras no, pero como desconozco el caso, imagino que la decisión que tomó sería la correcta. Lo veo una persona con mucho sentido común y que habrá pensado que era la decisión adecuada.
-¿Una de las claves del éxito azulgrana es la psicología de su entrenador con un vestuario siempre complicado?
-La figura del líder tiene un impacto importante sobre el grupo, es un modelo a seguir. Si tu tienes un líder que es prudente, educado, que no falta al respeto, que no se mete en problemas y se concentra en lo suyo, que cuando comete errores asume responsabilidades y lo reconoce, que deja trabajar y respeta a los árbitros y al contrario, eso tiene que impactar en el grupo. Está generando una filosofía de trabajo que los demás tienen que imitar. Cuando las empresas me preguntan, ¿cómo podemos conseguir que un grupo de empleados trabaje bien y tenga una filosofía diferente? Ahí siempre respondo que tenemos que empezar haciendo que el líder comparta esa filosofía que queremos.
-Entiendo que comparte los valores que predica el técnico azulgrana…
-Sí, claro que me gustan, me parecen de un respeto total, creo que es una persona que habla de forma muy pausada, Guardiola es un líder respetadísimo por todos.
-¿Si él la llamara vendría al Barça?
-(Ríe). Estoy muy a gusto con mi grupo de trabajo, me gusta trabajar en el equipo que tengo, mi objetivo es seguir disfrutando de mi trabajo. Mientras tenga la calidad humana que me rodea, ese trato para mí es suficiente.
-¿Cree que Mourinho es un buen motivador o su metodología excede los principios que usted pregonaría en cualquier equipo?
-Creo que tiene mucho carisma y que ese carisma tiene mucho impacto en sus jugadores. Siempre digo que este hombre que nos llama tanto la atención, porque es una persona de altos y bajos, tiene que tener algo positivo como líder para que los jugadores le quieran tanto. Eso merece todo el respeto del mundo.
-Muchas empresas acuden a usted para que motive a sus empleados. ¿Cuál cree que el error más repetido que cometen estas empresas a la hora de gestionar sus plantillas en momentos complicados como el que estamos viviendo?
-El peor error que puede cometer una empresa es tener un liderazgo equivocado, en el sentido que no dejes trabajar, que no des información, que crees incertidumbre, que quieras atar a la gente, que mantengas un estado anímico negativo y la gente no se pueda desarrollar. Hay que controlar ese ambiente. Cuando ves a un líder con la cara triste, desganado, con cara de pocos amigos, eso se contagia. Y el líder tiene la responsabilidad de mantener el barco a flote. Lo importante es que la gente tenga ganas de trabajar, que quiera hacer cosas, y eso se transmite desde arriba.
-¿Cree que en España pecamos de victimismo?
-Sí. Tendemos a echar la culpa de lo que nos pasa a los de fuera y no nos paramos a pensar en ver qué es lo que puedo hacer yo para cambiar esto. En España nos quejamos mucho y actuamos poco.
-Introduce como clave en sus charlas el concepto de humor positivo. ¿Cómo se debe aplicar ese humor positivo a las empresas?
-El humor positivo habla del estado anímico, de tener una perspectiva optimista para intentar ser una persona más creativa, tener ideas que fluyan para poder ver las cosas desde otra perspectiva. Está demostrado que la gente positiva y con humor tiene menos niveles de ansiedad, es capaz de mantener mejor las relaciones personales y piensa de una forma más clara. Se prepara para el éxito, y eso no ocurre con alguien negativo. En los procesos de selección de las empresas hay que buscar gente positiva y optimista.
-Más allá del deporte y la empresa, ¿qué recomienda a la ciudadanía para controlar su nivel de estrés?
-Hay que trabajar en dos niveles. El primer nivel es el de las emociones, tengo que aprender a relajarme, porque el estrés y la ansiedad generan tensión muscular, agarrotamiento. Eso se hace aplicando técnicas de relajación o practicando deporte. Las personas estamos hechas para correr no para estar delante de un ordenador. La risa también es muy importante porque es una respuesta antagonista a la ansiedad. O estoy tenso o estoy riendo, lo que pasa es que todavía tenemos asociada la risa con la irresponsabilidad, y eso es una tontería en mayúsculas. Por otro lado, tenemos que aprender a enfocar. Todos tenemos un filtro que nos lleva hacia lo que queremos. Si tengo un filtro que solo se concentra en la desgracia, las cosas negativas o lo que no funciona, normalmente obtendré resultados pobres. Si introduzco un filtro que me diga que puedo hacer las cosas, ver dónde están las oportunidades y pensar que las cosas me van a salir bien, encontraré mucho más y estaré mucho más relajado que si estoy todo el día pensando en el fracaso. Aprender a enfocar nuestra forma de interpretar la realidad.
Evitar conductas erroneas o equivocadas
Cómo es eso?
"¿Ves, hijo, a qué conduce mentir?", le señalé una vez al respecto de un concursante mendaz. Al ver juntos Gran Hermano, mi hijo Carlos ha aprendido qué conductas son incorrectas y están castigadas socialmente.
Gran Hermano, ¿vacuna moral?
Espejo de comportamientos errados, dudosos o rectos. Una gran herramienta educativa para los jóvenes: facilita en los hogares el debate sobre muchas cuestiones morales.
¿Qué hace un guionista en un reality?
Contemplar lo que sucede en la casa, detectar las tramas más interesantes y, mediante videomontaje, resumirlas en vídeos.
"¿Ves, hijo, a qué conduce mentir?", le señalé una vez al respecto de un concursante mendaz. Al ver juntos Gran Hermano, mi hijo Carlos ha aprendido qué conductas son incorrectas y están castigadas socialmente.
Gran Hermano, ¿vacuna moral?
Espejo de comportamientos errados, dudosos o rectos. Una gran herramienta educativa para los jóvenes: facilita en los hogares el debate sobre muchas cuestiones morales.
¿Qué hace un guionista en un reality?
Contemplar lo que sucede en la casa, detectar las tramas más interesantes y, mediante videomontaje, resumirlas en vídeos.
Francoise Gilot ante Picasso
Resistente a Picasso
Françoise
Gilot es la única de las múltiples mujeres de Pablo Picasso
que lo abandonó, llevándose a sus dos hijos, Paloma y Claude, con
ella. Hoy tiene ochenta años y sigue pintando en Manhattan.
Por Manoel Palacios
Françoise Gilot, la única compañera sentimental de Pablo Picasso que permanece con vida, ha accedido a hablar ante la cámara. Llegamos a su estudio en Manhattan, al lado del Central Park. Nos recibe una Françoise amable, discreta. En la habitación, muy austera, resaltan los trazos del último cuadro que acaba de pintar. Nos observa con atención mientras preparamos cámaras y focos, con una curiosidad serena. Picasso la pintaba siempre de pie. Para él, Françoise era una planta creciendo, una mujer-flor. Nos prepara un café y empezamos a hablar. Para ella, la pintura ha sido siempre su horizonte más cercano, su obsesión. Desde muy joven decidió dedicar su vida al arte, a pesar de la oposición de su autoritario padre, a pesar de ser mujer en aquella época, a pesar de Picasso. Sus pinturas y dibujos han nutrido salas de exposiciones, colecciones privadas y permanentes de numerosos museos de Europa y Estados Unidos durante más de 60 años. Ahora, cumplidos los 80, sigue trabajando, preparando su próxima exposición.
Picasso y Françoise Gilot se conocieron en un café de París en 1943, en plena guerra mundial. Un instante que daría paso a diez años de intensa y compleja relación que ella reflejó después en su libro Mi vida con Picasso. El ya era un artista mundialmente reconocido y ella, apenas una joven que quería ser pintora. Los separaban 40 años de edad. De su relación nacieron dos hijos: Paloma y Claude. Picasso influyó poderosamente en ella, en su manera de enfrentarse al arte y a la vida. Sin embargo, llegó el día en que Gilot necesitó vivir su propia libertad. Cuando cumplió 31 años, lo abandonó.
–¿Cuál cree que es la influencia de Picasso en su obra como pintora?
–Picasso es el gran genio del siglo XX, y su obra ha sido muy importante para mí, pero no porque hayamos compartido parte de nuestras vidas, habría sido importante en cualquier caso. Creo que las mejores obras de Picasso corresponden a lo que podríamos denominar expresionismo trágico, y mi obra se enmarca más bien en la serenidad. La gente siempre piensa que cuando alguien te influye es como si te contagiara la gripe. Pero yo creo que la relación entre la obra de Picasso y la mía es de índole espiritual y, en muchos sentidos, filosófica.
–Su obra ha experimentado una evolución a lo largo de los años. ¿Cree usted que está más liberada de Picasso con el paso del tiempo?
–Mire, yo he sido pintora toda la vida, desde niña, al igual que Picasso, que empezó a una edad muy temprana. Como decía, no cabe duda de que aprendí muchas cosas de él, sobre todo de su forma de trabajar, la intensidad de su dedicación. El solía contar una anécdota que me parece muy graciosa. Decía que Cézanne, cuando pintaba en los alrededores de Aix, solía salir con un par de amigos en un carruaje de caballos a pintar el Castillo Negro y cosas así. Una mañana a primera hora llamó a la puerta de su amigo, y al abrir le dijeron: “El señor fulanito no está, ha salido a cazar patos”. Y Cézanne respondió: “Ah, pero si yo creía que era pintor”. Así que yo aprendí de Pablo que, cuando se es artista, es una vida de entera dedicación, no algo que se hace de vez en cuando, ni siquiera todos los días. Simplemente no se hace ninguna otra cosa.
–¿Muchas veces sentía estar a la sombra de Picasso?
–En primer lugar, entre Picasso y yo había una diferencia de edad de 40 años. Cuando lo conocí, él tenía 61 años y yo 21. Por aquel entonces, él ya tenía el grueso de su carrera a sus espaldas, y la mía apenas empezaba a despuntar. Así que la situación me parecía bastante lógica, no me molestaba. En aquellos momentos, yo me tenía que concentrar sobre todo en mi obra, no en exposiciones ni nada por el estilo.
–¿Cómo era su vida cotidiana?
–A primera hora de la mañana, yo iba a su estudio a encender el fuego, por ejemplo. Picasso tenía una visión de la vida como algo mágico, cada acción era mágica: si yo encendía el fuego, luego él me ayudaría en mi creación. Era algo muy simbólico y a la vez real. Pablo se levantaba muy tarde, yo me levantaba muy temprano, y en ese sentido yo estaba de servicio las 24 horas.
–¿Cómo se siente usted reflejada dentro de la obra de Picasso? Porque él la pintó en muchos cuadros...
–Por extraño que parezca, sabrá usted que Picasso pintaba sobre todo a las personas que formaban parte de su vida en ese momento. Cuando estaba con Olga, la pintó muchas veces, incluso en forma bastante irónica. También a su hijo Paul. Así que, por supuesto, en la época en que estuvo conmigo, me hizo muchos retratos. Aunque no sé si se los podría llamar retratos exactamente, porque nunca posé para ellos. De hecho, nadie nunca posó para él. El pintaba de memoria, se acordaba muy bien. De los rostros familiares que lo rodeaban extraía las partes que más le interesaban. Por eso, en aquella época, yo no quería que les pusiera Françoise o algo así, porque no eran realmente retratos, eran cuadros. Por ejemplo, hay un cuadro muy conocido de Picasso, de 1950, que se llama Paisaje invernal. Matisse hizo después muchos de ese tipo. Era amigo de Pablo y pasó un par de años con nosotros. Por raro que parezca, ese cuadro también atrajo a Matisse. A la derecha hay una palmera, a la izquierda hay un árbol grande y seco, como en invierno, y en el medio hay un árbol pequeño. Nosotros, en broma, decíamos que la palmera era Matisse, el árbol grande era Picasso y el arbolito era yo.
–¿Necesitaba destruir o, para crear, descomponer el amor...?
–El amor. ¡Por supuesto! El amor y el odio también. Porque el amor solamente no bastaba, ése era el problema con él. Incluso la amistad. Yo le decía a menudo: “Si aprecias a esa persona, ¿por qué eres tan desagradable con ella?”. Se lo preguntaba porque conmigo hacía lo mismo, pero yo prefería preguntarle por otras personas. Y me decía: “Soy muy agradable con las personas que no me gustan porque, como no me gustan, no me interesan. Pero con la gente que aprecio sí soy desagradable porque quiero saber qué hay en el fondo de esas personas, descubrirlas, diseccionarlas”.
–A lo largo de toda su vida, el sexo siempre está presente en la obra de
Picasso.
–Creo que, cuando Picasso inició su período cubista con Las señoritas de Aviñón, ya se podía ver ahí su interés por las máscaras africanas. Lo que él quería volver a introducir en la pintura era la magia. Y dentro de la magia está el aspecto sexual, el aspecto del terror... Había esteticismo de sobra a finales del siglo XIX, un esteticismo que había comenzado con el Renacimiento. El quería apartarse de aquello. Hay que tener en cuenta que también era contemporáneo de Freud. No obstante, dependiendo de sus distintos períodos, reflejaba la sexualidad más o menos abiertamente. Es gracioso, porque durante la época de Olga (ella era una bailarina rusa muy bajita, muy delgada, diminuta), él pintaba aquellas mujeres gigantescas, aunque no fue un período abiertamente sexual. Luego, en la época de Marie-Thérèse, sus relaciones con ella eran muy sexuales y, por tanto, fue un período en el que su obra se cargó de erotismo. Pero fue sobre todo en su última época, con Jacqueline, cuando sus cuadros y sus aguafuertes adquirieron un carácter abiertamente sexual, y en ocasiones hasta pornográfico. Era una etapa de su vida en la que, como a lo mejor ya no podía hacerlo, se trataba de una especie de nostalgia.
–¿Cómo le afectaba la fama de Picasso?
–Picasso era famoso desde principios de los años ‘20. Eso me lo contó él, porque por esa época yo acababa de nacer. Cuando yo vivía con él, había más de 20 personas que se ocupaban de sus negocios. En su relación con el dinero, lo más importante para él era cerciorarse de que sus cuadros eran los más caros entre los de sus contemporáneos, es decir, el poder: ser el pintor más importante. Creo que lo que más le interesaba era el poder, en el sentido nietzscheano del término: la voluntad de poder, el deseo de ser el más poderoso. Así podía dominar a otras personas, cosa que a él le gustaba mucho.
–Cuando usted estaba con Picasso, había muchas mujeres a su alrededor.
Olga Koklova, Marie-Thérèse Walter, Dora Maar...
–Pese a que yo era muy joven, también era muy lúcida, y ya lo digo en mi libro: era como en el cuento de Barba Azul, ¡muchas mujeres escondidas en los armarios! Pablo me dijo una vez: “No te fíes nunca de mí”. Y yo le contesté: “Desde luego que no. Ya he visto todo lo que les ha pasado a las otras”. Había bastantes mujeres a su alrededor, aunque a cierta distancia. Pero eso fue lo que probablemente me impidió entregarme plenamente a Pablo. El solía decir que yo era como Juana de Arco, siempre con la coraza puesta, porque nunca sabía cuándo Pablo podía hacerme algo terrible. Se lo podía amar, pero había que amarlo con cierta distancia y había que estar preparada para salir de su vida en cualquier momento.
–Y usted terminó dejándolo.
–Con él pude compartir una parte de mí misma. También considero que, durante los 10 años que pasé con Pablo, llegué a conocerlo muy bien, porque le observaba mucho. Pero no creo que él llegara a conocerme muy bien a mí. Ahora soy muy charlatana, pero en aquella época hablaba poco. Me fijaba mucho en lo que veía, pero no necesariamente hablaba de lo que veía. Además, yo tenía adentro a un padre muy autoritario, era muy joven, y no me molestaba tener que estar constantemente diciendo sí, sí, sí a todo, incluso cuando lo que hubiera querido decir era no, no, no. Pero cuando cumplí los 30 y ya tenía a mis hijos, me di cuenta de que las cosas tenían que cambiar, tenían que organizarse de otra forma. Necesitaba más independencia y ya no podía limitarme a ser una niña buena. Eso él no lo entendía. Le dije: “Si no cambia el fondo de nuestra relación, me voy a tener que ir”. Entonces él me contestó: “Ah, pero nadie deja a un hombre como yo”. Y yo le dije: “A partir de este momento, te doy un año”. A fines del ‘53 me fui.
Françoise
Gilot es la única de las múltiples mujeres de Pablo Picasso
que lo abandonó, llevándose a sus dos hijos, Paloma y Claude, con
ella. Hoy tiene ochenta años y sigue pintando en Manhattan.
Por Manoel Palacios
Françoise Gilot, la única compañera sentimental de Pablo Picasso que permanece con vida, ha accedido a hablar ante la cámara. Llegamos a su estudio en Manhattan, al lado del Central Park. Nos recibe una Françoise amable, discreta. En la habitación, muy austera, resaltan los trazos del último cuadro que acaba de pintar. Nos observa con atención mientras preparamos cámaras y focos, con una curiosidad serena. Picasso la pintaba siempre de pie. Para él, Françoise era una planta creciendo, una mujer-flor. Nos prepara un café y empezamos a hablar. Para ella, la pintura ha sido siempre su horizonte más cercano, su obsesión. Desde muy joven decidió dedicar su vida al arte, a pesar de la oposición de su autoritario padre, a pesar de ser mujer en aquella época, a pesar de Picasso. Sus pinturas y dibujos han nutrido salas de exposiciones, colecciones privadas y permanentes de numerosos museos de Europa y Estados Unidos durante más de 60 años. Ahora, cumplidos los 80, sigue trabajando, preparando su próxima exposición.
Picasso y Françoise Gilot se conocieron en un café de París en 1943, en plena guerra mundial. Un instante que daría paso a diez años de intensa y compleja relación que ella reflejó después en su libro Mi vida con Picasso. El ya era un artista mundialmente reconocido y ella, apenas una joven que quería ser pintora. Los separaban 40 años de edad. De su relación nacieron dos hijos: Paloma y Claude. Picasso influyó poderosamente en ella, en su manera de enfrentarse al arte y a la vida. Sin embargo, llegó el día en que Gilot necesitó vivir su propia libertad. Cuando cumplió 31 años, lo abandonó.
–¿Cuál cree que es la influencia de Picasso en su obra como pintora?
–Picasso es el gran genio del siglo XX, y su obra ha sido muy importante para mí, pero no porque hayamos compartido parte de nuestras vidas, habría sido importante en cualquier caso. Creo que las mejores obras de Picasso corresponden a lo que podríamos denominar expresionismo trágico, y mi obra se enmarca más bien en la serenidad. La gente siempre piensa que cuando alguien te influye es como si te contagiara la gripe. Pero yo creo que la relación entre la obra de Picasso y la mía es de índole espiritual y, en muchos sentidos, filosófica.
–Su obra ha experimentado una evolución a lo largo de los años. ¿Cree usted que está más liberada de Picasso con el paso del tiempo?
–Mire, yo he sido pintora toda la vida, desde niña, al igual que Picasso, que empezó a una edad muy temprana. Como decía, no cabe duda de que aprendí muchas cosas de él, sobre todo de su forma de trabajar, la intensidad de su dedicación. El solía contar una anécdota que me parece muy graciosa. Decía que Cézanne, cuando pintaba en los alrededores de Aix, solía salir con un par de amigos en un carruaje de caballos a pintar el Castillo Negro y cosas así. Una mañana a primera hora llamó a la puerta de su amigo, y al abrir le dijeron: “El señor fulanito no está, ha salido a cazar patos”. Y Cézanne respondió: “Ah, pero si yo creía que era pintor”. Así que yo aprendí de Pablo que, cuando se es artista, es una vida de entera dedicación, no algo que se hace de vez en cuando, ni siquiera todos los días. Simplemente no se hace ninguna otra cosa.
–¿Muchas veces sentía estar a la sombra de Picasso?
–En primer lugar, entre Picasso y yo había una diferencia de edad de 40 años. Cuando lo conocí, él tenía 61 años y yo 21. Por aquel entonces, él ya tenía el grueso de su carrera a sus espaldas, y la mía apenas empezaba a despuntar. Así que la situación me parecía bastante lógica, no me molestaba. En aquellos momentos, yo me tenía que concentrar sobre todo en mi obra, no en exposiciones ni nada por el estilo.
–¿Cómo era su vida cotidiana?
–A primera hora de la mañana, yo iba a su estudio a encender el fuego, por ejemplo. Picasso tenía una visión de la vida como algo mágico, cada acción era mágica: si yo encendía el fuego, luego él me ayudaría en mi creación. Era algo muy simbólico y a la vez real. Pablo se levantaba muy tarde, yo me levantaba muy temprano, y en ese sentido yo estaba de servicio las 24 horas.
–¿Cómo se siente usted reflejada dentro de la obra de Picasso? Porque él la pintó en muchos cuadros...
–Por extraño que parezca, sabrá usted que Picasso pintaba sobre todo a las personas que formaban parte de su vida en ese momento. Cuando estaba con Olga, la pintó muchas veces, incluso en forma bastante irónica. También a su hijo Paul. Así que, por supuesto, en la época en que estuvo conmigo, me hizo muchos retratos. Aunque no sé si se los podría llamar retratos exactamente, porque nunca posé para ellos. De hecho, nadie nunca posó para él. El pintaba de memoria, se acordaba muy bien. De los rostros familiares que lo rodeaban extraía las partes que más le interesaban. Por eso, en aquella época, yo no quería que les pusiera Françoise o algo así, porque no eran realmente retratos, eran cuadros. Por ejemplo, hay un cuadro muy conocido de Picasso, de 1950, que se llama Paisaje invernal. Matisse hizo después muchos de ese tipo. Era amigo de Pablo y pasó un par de años con nosotros. Por raro que parezca, ese cuadro también atrajo a Matisse. A la derecha hay una palmera, a la izquierda hay un árbol grande y seco, como en invierno, y en el medio hay un árbol pequeño. Nosotros, en broma, decíamos que la palmera era Matisse, el árbol grande era Picasso y el arbolito era yo.
–¿Necesitaba destruir o, para crear, descomponer el amor...?
–El amor. ¡Por supuesto! El amor y el odio también. Porque el amor solamente no bastaba, ése era el problema con él. Incluso la amistad. Yo le decía a menudo: “Si aprecias a esa persona, ¿por qué eres tan desagradable con ella?”. Se lo preguntaba porque conmigo hacía lo mismo, pero yo prefería preguntarle por otras personas. Y me decía: “Soy muy agradable con las personas que no me gustan porque, como no me gustan, no me interesan. Pero con la gente que aprecio sí soy desagradable porque quiero saber qué hay en el fondo de esas personas, descubrirlas, diseccionarlas”.
–A lo largo de toda su vida, el sexo siempre está presente en la obra de
Picasso.
–Creo que, cuando Picasso inició su período cubista con Las señoritas de Aviñón, ya se podía ver ahí su interés por las máscaras africanas. Lo que él quería volver a introducir en la pintura era la magia. Y dentro de la magia está el aspecto sexual, el aspecto del terror... Había esteticismo de sobra a finales del siglo XIX, un esteticismo que había comenzado con el Renacimiento. El quería apartarse de aquello. Hay que tener en cuenta que también era contemporáneo de Freud. No obstante, dependiendo de sus distintos períodos, reflejaba la sexualidad más o menos abiertamente. Es gracioso, porque durante la época de Olga (ella era una bailarina rusa muy bajita, muy delgada, diminuta), él pintaba aquellas mujeres gigantescas, aunque no fue un período abiertamente sexual. Luego, en la época de Marie-Thérèse, sus relaciones con ella eran muy sexuales y, por tanto, fue un período en el que su obra se cargó de erotismo. Pero fue sobre todo en su última época, con Jacqueline, cuando sus cuadros y sus aguafuertes adquirieron un carácter abiertamente sexual, y en ocasiones hasta pornográfico. Era una etapa de su vida en la que, como a lo mejor ya no podía hacerlo, se trataba de una especie de nostalgia.
–¿Cómo le afectaba la fama de Picasso?
–Picasso era famoso desde principios de los años ‘20. Eso me lo contó él, porque por esa época yo acababa de nacer. Cuando yo vivía con él, había más de 20 personas que se ocupaban de sus negocios. En su relación con el dinero, lo más importante para él era cerciorarse de que sus cuadros eran los más caros entre los de sus contemporáneos, es decir, el poder: ser el pintor más importante. Creo que lo que más le interesaba era el poder, en el sentido nietzscheano del término: la voluntad de poder, el deseo de ser el más poderoso. Así podía dominar a otras personas, cosa que a él le gustaba mucho.
–Cuando usted estaba con Picasso, había muchas mujeres a su alrededor.
Olga Koklova, Marie-Thérèse Walter, Dora Maar...
–Pese a que yo era muy joven, también era muy lúcida, y ya lo digo en mi libro: era como en el cuento de Barba Azul, ¡muchas mujeres escondidas en los armarios! Pablo me dijo una vez: “No te fíes nunca de mí”. Y yo le contesté: “Desde luego que no. Ya he visto todo lo que les ha pasado a las otras”. Había bastantes mujeres a su alrededor, aunque a cierta distancia. Pero eso fue lo que probablemente me impidió entregarme plenamente a Pablo. El solía decir que yo era como Juana de Arco, siempre con la coraza puesta, porque nunca sabía cuándo Pablo podía hacerme algo terrible. Se lo podía amar, pero había que amarlo con cierta distancia y había que estar preparada para salir de su vida en cualquier momento.
–Y usted terminó dejándolo.
–Con él pude compartir una parte de mí misma. También considero que, durante los 10 años que pasé con Pablo, llegué a conocerlo muy bien, porque le observaba mucho. Pero no creo que él llegara a conocerme muy bien a mí. Ahora soy muy charlatana, pero en aquella época hablaba poco. Me fijaba mucho en lo que veía, pero no necesariamente hablaba de lo que veía. Además, yo tenía adentro a un padre muy autoritario, era muy joven, y no me molestaba tener que estar constantemente diciendo sí, sí, sí a todo, incluso cuando lo que hubiera querido decir era no, no, no. Pero cuando cumplí los 30 y ya tenía a mis hijos, me di cuenta de que las cosas tenían que cambiar, tenían que organizarse de otra forma. Necesitaba más independencia y ya no podía limitarme a ser una niña buena. Eso él no lo entendía. Le dije: “Si no cambia el fondo de nuestra relación, me voy a tener que ir”. Entonces él me contestó: “Ah, pero nadie deja a un hombre como yo”. Y yo le dije: “A partir de este momento, te doy un año”. A fines del ‘53 me fui.
Traición a su Amigo
El derrame cerebral que sufrió Miguel Boyer la madrugada del lunes, y del cual se recupera satisfactoriamente, ha vuelto a actualizar su historia de amor con Isabel Preysler. Una relación que oficialmente comenzó cuando el marques de Griñón abandonó el hogar familiar de la calle Arga con sus dos hijos en julio de 1985, aunque oficiosamente ya llevaban tiempo de encuentros privados.
En realidad, estos amores eran un secreto a voces del que se hacían eco los columnistas políticos. Entre ellos se encontraba Raúl del Pozo, que el 9 de febrero de 1982 escribía en Interviú: “El crecimiento de Miguel Boyer se esboza en la alcoba de Isabel Preysler”. También son reseñables las declaraciones del ministro Morán, que en un coloquio del Club Siglo XXI echaba más leña al fuego asegurando que “se podía traicionar una causa por una bella oriental” en clara referencia a su colega de Gobierno.
Los rumores se acrecentaban cada día y, aunque había un seguimiento total a la pareja por parte de los paparazzi, no hay que olvidar que el superministro de Economía y Hacienda tenía un poder casi omnímodo y pocos se atrevían a publicar las fotos.
Miguel Boyer no lo tuvo fácil. Desde su propio partido le lanzaban dardos envenenados día sí y día también. No entendían cómo un socialista con su excepcional bagaje académico y cultural, casado con la doctora Arnedo, una mujer posicionada en las filas del feminismo y que le había ayudado en su trayectoria profesional, lo dejaba todo por Preysler. En ese momento, Isabel era la representación patente de la derecha más frívola y consumista de aquellos años. La guerra despiadada entre Boyer y Guerra sirvió para que la gente se posicionara y nunca a favor del ilustrado ministro.
Isabel, por su parte, tampoco lo tuvo fácil. Lo más suave que la llamaban era “aprovechada”. La sociedad apoyaba incondicionalmente al marqués de Griñón y detestaban al ministro. De Boyer llegaron a decir que se había portado muy mal, ya que “se bebió su whisky, se fumó sus puros y le robó la mujer”. Esta frase hacía alusión a la aparente buena relación que tenían el matrimonio Boyer/Arnedo y Griñon/Preysler, que solían compartir fines de semana en la finca de Malpica en Toledo, noches de cenas en los restaurantes de moda y días de playa en Ibiza.
El primer encuentro de la ‘reina de corazones’ y el intelectual llegó de la mano de Mona Jiménez, que preparaba en su casa unas lentejas con coloquio incluido. Por su domicilio pasaban intelectuales, escritores, académicos, políticos de todas las tendencias y, de vez en cuando, algún personaje social. En uno de estos encuentros coincidieron Isabel Preysler y Boyer. La atracción fue mutua y desde ese día ambos se hicieron asiduos.
El problema residía en que ambos estaban casados y eran aparentemente felices. Pero igual que al campo no se le puede poner puertas, tampoco al amor y a la pasión. Una vez que la relación era más que evidente y ya no había vuelta atrás decidieron vivir juntos en el chalet del Viso en agosto de 1985. Meses antes Boyer había dimitido como ministro de Economía y Hacienda, después de haber librado una batalla por el poder con Alfonso Guerra. En realidad, queda más romántico decir que había dimitido por amor, aunque la verdad era otra. Boyer estaba harto de tantas intrigas y quería empezar una nueva vida, que pasaba por incorporarse al mundo empresarial.
En aquel momento casi nadie veía claro el futuro de la pareja y se hacían apuestas para ver cuánto tiempo tardaría Isabel en cansarse de él. Oficialmente, los matrimonios de Preysler duraban siete años, un número que parecía marcar sus ciclos sentimentales y que, en el caso de Boyer, ha superado con creces. Desde su primer encuentro han pasado treinta años. Como dijo Isabel Preysler cuando estaba a punto de romper con Griñón: “Tal vez un día me enamore para siempre”. Y, efectivamente, la entrega de la ‘reina de corazones’ al ex ministro ha sido total. Ahora sólo hay que esperar a que la recuperación física de Miguel Boyer evolucione favorablemente, para que vuelvan a unir sus caminos muchos años más.
En realidad, estos amores eran un secreto a voces del que se hacían eco los columnistas políticos. Entre ellos se encontraba Raúl del Pozo, que el 9 de febrero de 1982 escribía en Interviú: “El crecimiento de Miguel Boyer se esboza en la alcoba de Isabel Preysler”. También son reseñables las declaraciones del ministro Morán, que en un coloquio del Club Siglo XXI echaba más leña al fuego asegurando que “se podía traicionar una causa por una bella oriental” en clara referencia a su colega de Gobierno.
Los rumores se acrecentaban cada día y, aunque había un seguimiento total a la pareja por parte de los paparazzi, no hay que olvidar que el superministro de Economía y Hacienda tenía un poder casi omnímodo y pocos se atrevían a publicar las fotos.
Miguel Boyer no lo tuvo fácil. Desde su propio partido le lanzaban dardos envenenados día sí y día también. No entendían cómo un socialista con su excepcional bagaje académico y cultural, casado con la doctora Arnedo, una mujer posicionada en las filas del feminismo y que le había ayudado en su trayectoria profesional, lo dejaba todo por Preysler. En ese momento, Isabel era la representación patente de la derecha más frívola y consumista de aquellos años. La guerra despiadada entre Boyer y Guerra sirvió para que la gente se posicionara y nunca a favor del ilustrado ministro.
Isabel, por su parte, tampoco lo tuvo fácil. Lo más suave que la llamaban era “aprovechada”. La sociedad apoyaba incondicionalmente al marqués de Griñón y detestaban al ministro. De Boyer llegaron a decir que se había portado muy mal, ya que “se bebió su whisky, se fumó sus puros y le robó la mujer”. Esta frase hacía alusión a la aparente buena relación que tenían el matrimonio Boyer/Arnedo y Griñon/Preysler, que solían compartir fines de semana en la finca de Malpica en Toledo, noches de cenas en los restaurantes de moda y días de playa en Ibiza.
El primer encuentro de la ‘reina de corazones’ y el intelectual llegó de la mano de Mona Jiménez, que preparaba en su casa unas lentejas con coloquio incluido. Por su domicilio pasaban intelectuales, escritores, académicos, políticos de todas las tendencias y, de vez en cuando, algún personaje social. En uno de estos encuentros coincidieron Isabel Preysler y Boyer. La atracción fue mutua y desde ese día ambos se hicieron asiduos.
El problema residía en que ambos estaban casados y eran aparentemente felices. Pero igual que al campo no se le puede poner puertas, tampoco al amor y a la pasión. Una vez que la relación era más que evidente y ya no había vuelta atrás decidieron vivir juntos en el chalet del Viso en agosto de 1985. Meses antes Boyer había dimitido como ministro de Economía y Hacienda, después de haber librado una batalla por el poder con Alfonso Guerra. En realidad, queda más romántico decir que había dimitido por amor, aunque la verdad era otra. Boyer estaba harto de tantas intrigas y quería empezar una nueva vida, que pasaba por incorporarse al mundo empresarial.
En aquel momento casi nadie veía claro el futuro de la pareja y se hacían apuestas para ver cuánto tiempo tardaría Isabel en cansarse de él. Oficialmente, los matrimonios de Preysler duraban siete años, un número que parecía marcar sus ciclos sentimentales y que, en el caso de Boyer, ha superado con creces. Desde su primer encuentro han pasado treinta años. Como dijo Isabel Preysler cuando estaba a punto de romper con Griñón: “Tal vez un día me enamore para siempre”. Y, efectivamente, la entrega de la ‘reina de corazones’ al ex ministro ha sido total. Ahora sólo hay que esperar a que la recuperación física de Miguel Boyer evolucione favorablemente, para que vuelvan a unir sus caminos muchos años más.
Luis del Olmo Arruinado
Luis del Olmo: 'Me han estafado, me quedan cuatro duros contados'
Servimedia | Madrid
Actualizado jueves 01/03/2012 12:07 horas
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Luis del Olmo.
Es una de las voces de la radio española. Muchos años siendo despertador de varias generaciones. Un icono de las ondas. Pero Luis del Olmo no atraviesa un buen momento. Todo lo contrario. Ha estado en lo más alto, pero pasa por un momento bajo. El locutor, que participó este miércoles por la noche en una mesa redonda sobre periodismo organizada por el Centro Universitario Villanueva, confesó que el que hasta ahora era su administrador le ha hecho una estafa de muchos millones de euros.
Del Olmo se mostró muy duro con el administrador de sus bienes hasta fechas recientes, Rogelio Rengel Mercadé. "Yo he ganado mucho dinero en la radio", aseguró. "Probablemente el profesional que más dinero ha ganado en la radio. Pero hace mes y medio, el administrador de mis bienes, que era un hombre de mi amistad, que tenía hasta las llaves de mi casa, me ha hecho una estafa de muchos millones de euros. El 75% de lo que tenía ahorrado y que tenía previsto algún día para mis nietos".
"Este Rogelio Rengel ha roto muchos sueños míos y me ha robado todo el dinero que he hecho en madrugadas y tardes y años en la radio. Me quedan cuatro duros contados", añadió.
"Los otros se los ha llevado este hijo de la gran perra. Espero verle pronto en la cárcel". Luis del Olmo anunció que el juicio "saldrá dentro de 15 días" y, a día de hoy, "nadie sabe si el dinero se lo ha llevado en la bolsa, si lo tiene escondido en una banca suiza, o como las noticias que me han llegado, se corría unas juegas universales en puticlubes de Cataluña. Espero ver a este tío en la cárcel".
Descontento con ABC Radio
El director de 'Protagonistas', de Punto Radio -ahora rebautizada como ABC Radio-, considera que la reestructuración de programación que ha hecho su cadena es "malísima" y asegura que así se lo ha transmitido a la dirección de la emisora. A la pregunta de una estudiante sobre su opinión respecto a los cambios en la parrilla de Punto Radio, Del Olmo contestó sin medias tintas: "Muy mala. Malísima. No estoy de acuerdo y esto se lo he dicho al jefe de programas y al consejero delegado".
El veterano periodista dijo que le gustan "los compañeros y la radio que hacen", "pero en conjunto no me gusta la programación de Punto Radio. Mañana (por este jueves) espero hablar con el consejero delegado, y si me quieren oír y escuchar mi punto de vista... Porque creo que hay otra forma para llegar al oyente. No sé si me harán caso".
Del Olmo admite que su "sinceridad" puede resultar incómoda, pero "no es despotricar, es contar mi opinión, lo que yo siento". Esgrime orgulloso esa sinceridad, remarcó, alguien que "ha trabajado siempre por tener libertad en todo lo que he hecho".
Servimedia | Madrid
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Luis del Olmo.
Es una de las voces de la radio española. Muchos años siendo despertador de varias generaciones. Un icono de las ondas. Pero Luis del Olmo no atraviesa un buen momento. Todo lo contrario. Ha estado en lo más alto, pero pasa por un momento bajo. El locutor, que participó este miércoles por la noche en una mesa redonda sobre periodismo organizada por el Centro Universitario Villanueva, confesó que el que hasta ahora era su administrador le ha hecho una estafa de muchos millones de euros.
Del Olmo se mostró muy duro con el administrador de sus bienes hasta fechas recientes, Rogelio Rengel Mercadé. "Yo he ganado mucho dinero en la radio", aseguró. "Probablemente el profesional que más dinero ha ganado en la radio. Pero hace mes y medio, el administrador de mis bienes, que era un hombre de mi amistad, que tenía hasta las llaves de mi casa, me ha hecho una estafa de muchos millones de euros. El 75% de lo que tenía ahorrado y que tenía previsto algún día para mis nietos".
"Este Rogelio Rengel ha roto muchos sueños míos y me ha robado todo el dinero que he hecho en madrugadas y tardes y años en la radio. Me quedan cuatro duros contados", añadió.
"Los otros se los ha llevado este hijo de la gran perra. Espero verle pronto en la cárcel". Luis del Olmo anunció que el juicio "saldrá dentro de 15 días" y, a día de hoy, "nadie sabe si el dinero se lo ha llevado en la bolsa, si lo tiene escondido en una banca suiza, o como las noticias que me han llegado, se corría unas juegas universales en puticlubes de Cataluña. Espero ver a este tío en la cárcel".
Descontento con ABC Radio
El director de 'Protagonistas', de Punto Radio -ahora rebautizada como ABC Radio-, considera que la reestructuración de programación que ha hecho su cadena es "malísima" y asegura que así se lo ha transmitido a la dirección de la emisora. A la pregunta de una estudiante sobre su opinión respecto a los cambios en la parrilla de Punto Radio, Del Olmo contestó sin medias tintas: "Muy mala. Malísima. No estoy de acuerdo y esto se lo he dicho al jefe de programas y al consejero delegado".
El veterano periodista dijo que le gustan "los compañeros y la radio que hacen", "pero en conjunto no me gusta la programación de Punto Radio. Mañana (por este jueves) espero hablar con el consejero delegado, y si me quieren oír y escuchar mi punto de vista... Porque creo que hay otra forma para llegar al oyente. No sé si me harán caso".
Del Olmo admite que su "sinceridad" puede resultar incómoda, pero "no es despotricar, es contar mi opinión, lo que yo siento". Esgrime orgulloso esa sinceridad, remarcó, alguien que "ha trabajado siempre por tener libertad en todo lo que he hecho".
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