"En España nos quejamos mucho y actuamos poco"
Patricia Ramírez es la psicóloga del Betis y desde el club andaluz se considera pieza clave en el ascenso del equipo a Primera División
El Betis es el único equipo de Primera División que tiene en su cuerpo técnico a una psicóloga deportiva que incluso se desplaza en todas las salidas como un componente más de la plantilla. Patrícia Ramírez tiene una conexión especial con el deporte, ya que desde niña sabe lo que es la presión que rodea la competición. Eran sus primeros pasos como gimnasta y allí descubrió que el deportista puede llegar a sentirse muy solo ante la presión de hacer las cosas bien. Estas sensaciones fueron un punto de partida en los estudios de psicología deportiva que acabó impartiendo para llevar a cabo sus particulares terapias en diferentes disciplinas.
Por citar algunos ejemplos, Patricia ha sido la psicóloga deportiva de atletas como el corredor de marcha Paquillo Fernández o el corredor de motociclismo Álvaro Molina y también de equipos colectivos como el Balonmano Antequera, el Club Baloncesto Granada o los equipos de fútbol del Mallorca y el Betis, club en el que ejerce desde el pasado 2010. Ramírez va ahora más allá y traslada los valores del deporte de alto rendimiento al mundo empresarial. Apunta siete valores de éxito que son imprescindibles dominar: las emociones, el trabajo en equipo, la comunicación, el liderazgo, el esfuerzo, la ambición y la responsabilidad y sentido común.
-La psicología deportiva es una disciplina relativamente nueva. ¿Por qué cree que se ha tardado tanto en aplicar al deporte profesional?
-No sé porque se ha tardado tanto, quizás no existía interés. La psicología se ha relacionado siempre con el sufrimiento, con el daño, con arreglar problemas. Todo el mundo que se metía a hacer psicología era para hacer terapia, y luego han ido surgiendo otras áreas como es la neuropsicología, o la psicología jurídica y se ha ido especializando todo. Vamos interiorizando todo lo que nos llega de Estados Unidos y allí la psicología deportiva hace tiempo que tiene relevancia. Piensa que en España el deporte no suscita tanto interés como en otros países, ni siquiera para practicarlo. En el mundo anglosajón la gente hace deporte desde pequeña y la filosofía es completamente diferente a la de aquí. En España el deporte no es algo que tengamos como un hábito de vida, aunque ahora por suerte parece que esa tendencia se empieza a cambiar.
-¿Se dedicó a esto porque echaba de menos más calidad humana en el deporte?
-Me dedico a esto porque para mí el deporte sí que ha sido algo muy importante. Competía en gimnasia deportiva y no sabía que a mí lo que me hacía falta era un psicólogo deportivo. Notaba que cuando se iniciaba la música en el ejercicio de suelo me entrabada una ansiedad muy grande y unos pensamientos de bloqueo. Lo pasaba realmente mal, y en lugar de disfrutar de forma plena de esta situación, sufría. Cuando empecé a trabajar con médicos de medicina deportiva me di cuenta que podía enfocar mi carrera por ahí. Pensé que si lograba que gente corriera cambiara su vida, cómo no lo iba a lograr con gente que está altamente motivada para lograr un objetivo.
-Ha tratado individualmente a deportistas de élite y también a equipos. ¿Los vestuarios colectivos implican más esfuerzo por su parte al tener que tratar a diferentes personalidades que conviven para logra un objetivo común?
-La diferencia está en que el deportista individual te busca a ti. Identifica que tiene un problema, le han hablado de ti y considera que es necesario. Cuando llegas a un equipo es porque te “impone” el entrenador. Ahí tienes tu margen para ganarte la confianza de la gente. Pienso que en este caso es muy importante hacer psicología aplicada, que los jugadores vean que entiendes el deporte del que estás hablando, darles cosas que a ellos les puedan servir, que vean que no vas con ninguna intención de evaluar o tomar datos. Enseñar variables psicológicas que les puedan aportar aunque sea un pequeño grano de arena en su competición. Eso implica hacer las charlas de forma atractiva, con videos, con música y evitar los conceptos teóricos de psicología que haría que la sesión no pasase del cuarto de hora. Si ven que pueden aprender algo, te atienden.
-¿Los futbolistas han asumido con naturalidad su “intromisión”?
Te prometo que en todos los años que llevo de profesional no he tenido nunca ningún conflicto ni nadie que me haya dicho aquello de “qué es esto que me estás contando, no me sirve para nada”. Me siento muy agradecida porque a mí me ha ocurrido que futbolistas con los que he dejado de trabajar han seguido consultándome cómo seguir haciendo cosas. Para mí esto significa que le está funcionando, que le ha gustado y tiene interés en seguir creciendo en este sentido.
-El fútbol se vive en España de forma muy pasional. ¿Es una presión añadida a la hora de hacer su trabajo?
-En el fútbol hay mucha presión porque tiene mucho impacto en los medios. La presión está porque hay mucha más gente evaluando tu trabajo, cuando simplemente estás con un deportista. A mí me gusta trabajar con presión, soy una persona muy profesional, muy entregada, pasional con lo que hago, le dedico muchas horas, y tengo la sensación que después de cada charla lo doy todo. En ese sentido me quedo tranquila y nunca he tenido la sensación de que la presión haya podido conmigo.
-¿Cuando trabaja con equipos de fútbol se aísla del entorno o intenta que sean ellos los que no hagan caso de ese factor externo?
-Intento siempre aislar en cualquier deporte y a cualquier deportista de cualquier variable que no controla. Hay cosas que están bajo nuestro control, y otras que no. Pongamos el ejemplo de una carrera de marcha, como las que hacía Paquillo. Puedo empezar a correr y escuchar al público criticar, o me pueden sacar un aviso que creo que es injusto. Nosotros no controlamos estas situaciones. Mantener la energía o el pensamiento dándole vueltas o preguntándose porque ha ocurrido algo, lo único que hace es distraerme. La gente tiene que focalizar su atención en aquello que depende de uno mismo, el nivel de intensidad con el que juegas, la calidad, cómo te atreves, cómo te ofreces, la ambición, elegir pensamientos que te lleven a sumar en vez de restar. Pero tenemos que aprender a trabajar más en desatender todo aquello que torpedea tu trabajo y no está bajo tu control. Ahí si que hay aislarse y existen recursos en la psicología para poder hacerlo.
-Se desplaza con los equipos con los que trabaja en los partidos que juegan fuera de casa y les da una charla de más de media hora antes de jugar. ¿Qué variables trabaja en esa sesión?
-Trabajo las variables psicológicas que afectan al deporte de alto rendimiento. Controlar los estados emocionales, que uno no entre ni demasiado relajado, ni tenso, controlar las ideas, la responsabilidad, la seguridad, la memoria transactiva.
-¿La memoria transactiva?
-Sí, ver qué tienen mis compañeros que me pueden ofrecer a mí para que sea mejor jugador. Trabajas ejercicios de atención, concentración, agudeza visual, toma de decisiones.
¿Le consta que haya muchos equipos de fútbol que tengan un psicólogo en el primer equipo que forme parte del staff?
-Hay muchos equipos de fútbol que tienen psicólogos en la cantera. Atlético de Madrid, Sevilla, Levante, por ejemplo. En la cantera se trabajan variables muy diferentes a las del primer equipo. En la cantera es importante que eduques en valores, en la cohesión, el trabajar por el equipo, tienes que trabajar el fracaso escolar. Con el primer equipo hay poca gente. Conozco a un compañero que se llama Jorge Carrascosa que ha trabajado en esto y no sé si hay algún jugador individual que haya contratado a algún psicólogo pero viajando con el equipo no hay más. Por ahora estoy yo y ojalá haya muchos más en muy poco tiempo.
-El entorno bético está encantado con usted, y el equipo ni le cuento. Aseguran que es uno de los artífices del ascenso a Primera. ¿Exageran?
-Sí, agradezco las palabras pero no lo veo así. El triunfo es de los jugadores, son ellos los que juegan, y del entrenador que es quien controla la estrategia y la parte técnica. Yo he aportado mi granito de arena como lo hace el área de nutrición. Para que lo mío funcione son ellos los que tienen que hacer la elección de asumir esos conocimientos y ponerlos en práctica. Así que incluso la responsabilidad de la psicología está en ellos.
-¿Cuáles son los momentos más duros que tiene que afrontar un jugador y en los que su ayuda se hace aún más necesaria?
-Hay varios. Uno de ellos es una lesión de larga duración, ya que suele tener la nefasta coincidencia que te sucede en el mejor momento de tu vida profesional y eso es difícil de asumir. Durante un tiempo hay que tratar la recuperación psicológica de la lesión. Cuando tienes una lesión de ligamentos cruzados, que son 6 o 7 meses, estás todo ese tiempo preguntándote si podrás jugar como antes o si contarán contigo y ahí aparece una incertidumbre tremenda. Otro momento importante en la vida de un deportista es cuando decide abandonar, saber encontrar ese momento es muy duro. Lo quieras o no, ser titular o no, competir mejor o no, es algo relacionado con tu control, lesionarte o que se acabe tu carrera está totalmente fuera de tu control.
-¿Cómo se motiva un jugador que no cuenta para el entrenador de turno?
-Es un tema delicado porque lo que hay que saber es por qué el entrenador no cuenta con él. A veces no cuentan con nosotros y hay cosas que podemos cambiar. Siempre le digo a la gente que a pesar de que ahora no cuentas no sabes lo que va a pasar mañana, tienes que estar al cien por cien y preparado para entrar. Debes competir y entrenar como si fueras a ser titular, es la única manera de estar siempre bien para que llegado el momento te puedan elegir.
-Desde fuera se suele tener una imagen distante, incluso caprichosa, de la mayoría de futbolistas. ¿Pervertimos la realidad?
- Eso es un mito. Hay tanta envidia en España que cualquier persona que sobresale un poco y que le va bien en la vida enseguida se le busca un descalificativo. Habrá de todo, como en cualquier profesión. Habrá periodistas caprichosos y otros que no lo son. Yo los veo gente con mucha madurez y responsabilidad. Suelen casarse y tener hijos pronto y ellos también son conscientes de que la carrera profesional no va a durar toda la vida, y que es ahora cuando hay que cosechar triunfos y trabajar más duro que nunca. Para hacer eso hay que llevar a cabo una serie de conductas responsables. Cada vez los veo más profesionales.
-En su momento Guardiola tomó la decisión de desprenderse de grandes jugadores por el bien del vestuario. ¿Si usted se encontrada con una situación similar recomendaría hacer lo mismo?
- Imagino que si él lo decidió así será porque creyó que en ese momento era lo mejor. La verdad es que yo no me encontrado con algo así, pero creo que antes de dar una opinión imprudente sobre esto hay que analizar varias variables como por qué no encaja este jugador. Algunas podrán trabajarse y otras no, pero como desconozco el caso, imagino que la decisión que tomó sería la correcta. Lo veo una persona con mucho sentido común y que habrá pensado que era la decisión adecuada.
-¿Una de las claves del éxito azulgrana es la psicología de su entrenador con un vestuario siempre complicado?
-La figura del líder tiene un impacto importante sobre el grupo, es un modelo a seguir. Si tu tienes un líder que es prudente, educado, que no falta al respeto, que no se mete en problemas y se concentra en lo suyo, que cuando comete errores asume responsabilidades y lo reconoce, que deja trabajar y respeta a los árbitros y al contrario, eso tiene que impactar en el grupo. Está generando una filosofía de trabajo que los demás tienen que imitar. Cuando las empresas me preguntan, ¿cómo podemos conseguir que un grupo de empleados trabaje bien y tenga una filosofía diferente? Ahí siempre respondo que tenemos que empezar haciendo que el líder comparta esa filosofía que queremos.
-Entiendo que comparte los valores que predica el técnico azulgrana…
-Sí, claro que me gustan, me parecen de un respeto total, creo que es una persona que habla de forma muy pausada, Guardiola es un líder respetadísimo por todos.
-¿Si él la llamara vendría al Barça?
-(Ríe). Estoy muy a gusto con mi grupo de trabajo, me gusta trabajar en el equipo que tengo, mi objetivo es seguir disfrutando de mi trabajo. Mientras tenga la calidad humana que me rodea, ese trato para mí es suficiente.
-¿Cree que Mourinho es un buen motivador o su metodología excede los principios que usted pregonaría en cualquier equipo?
-Creo que tiene mucho carisma y que ese carisma tiene mucho impacto en sus jugadores. Siempre digo que este hombre que nos llama tanto la atención, porque es una persona de altos y bajos, tiene que tener algo positivo como líder para que los jugadores le quieran tanto. Eso merece todo el respeto del mundo.
-Muchas empresas acuden a usted para que motive a sus empleados. ¿Cuál cree que el error más repetido que cometen estas empresas a la hora de gestionar sus plantillas en momentos complicados como el que estamos viviendo?
-El peor error que puede cometer una empresa es tener un liderazgo equivocado, en el sentido que no dejes trabajar, que no des información, que crees incertidumbre, que quieras atar a la gente, que mantengas un estado anímico negativo y la gente no se pueda desarrollar. Hay que controlar ese ambiente. Cuando ves a un líder con la cara triste, desganado, con cara de pocos amigos, eso se contagia. Y el líder tiene la responsabilidad de mantener el barco a flote. Lo importante es que la gente tenga ganas de trabajar, que quiera hacer cosas, y eso se transmite desde arriba.
-¿Cree que en España pecamos de victimismo?
-Sí. Tendemos a echar la culpa de lo que nos pasa a los de fuera y no nos paramos a pensar en ver qué es lo que puedo hacer yo para cambiar esto. En España nos quejamos mucho y actuamos poco.
-Introduce como clave en sus charlas el concepto de humor positivo. ¿Cómo se debe aplicar ese humor positivo a las empresas?
-El humor positivo habla del estado anímico, de tener una perspectiva optimista para intentar ser una persona más creativa, tener ideas que fluyan para poder ver las cosas desde otra perspectiva. Está demostrado que la gente positiva y con humor tiene menos niveles de ansiedad, es capaz de mantener mejor las relaciones personales y piensa de una forma más clara. Se prepara para el éxito, y eso no ocurre con alguien negativo. En los procesos de selección de las empresas hay que buscar gente positiva y optimista.
-Más allá del deporte y la empresa, ¿qué recomienda a la ciudadanía para controlar su nivel de estrés?
-Hay que trabajar en dos niveles. El primer nivel es el de las emociones, tengo que aprender a relajarme, porque el estrés y la ansiedad generan tensión muscular, agarrotamiento. Eso se hace aplicando técnicas de relajación o practicando deporte. Las personas estamos hechas para correr no para estar delante de un ordenador. La risa también es muy importante porque es una respuesta antagonista a la ansiedad. O estoy tenso o estoy riendo, lo que pasa es que todavía tenemos asociada la risa con la irresponsabilidad, y eso es una tontería en mayúsculas. Por otro lado, tenemos que aprender a enfocar. Todos tenemos un filtro que nos lleva hacia lo que queremos. Si tengo un filtro que solo se concentra en la desgracia, las cosas negativas o lo que no funciona, normalmente obtendré resultados pobres. Si introduzco un filtro que me diga que puedo hacer las cosas, ver dónde están las oportunidades y pensar que las cosas me van a salir bien, encontraré mucho más y estaré mucho más relajado que si estoy todo el día pensando en el fracaso. Aprender a enfocar nuestra forma de interpretar la realidad.
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