¿Es realmente el TDAH (déficit de atención e hiperactividad anhida) un problema de las neuronas? Esta es la pregunta a la que responderá hoy Javier Cudeiro Mazaira, catedrático de Fisiología y responsable del grupo de Neurociencia y Control Motor en la Universidade da Coruña (UDC), además de director del Centro de Estimulación Cerebral de Galicia. Lo hará en una charla organizada por la asociación de padres y madres afectadas por el trastorno de déficit de atención e hiperactividad anhida, que se celebrará en el Colegio de Médicos de A Coruña (19.00 horas) y en la que también participará el psicólogo Javier Estévez.
-¿Realmente es el TDAH un problema de las neuronas?
-No es un enfermedad de un grupo de neuronas, sino prácticamente de todo el cerebro, porque afecta a varias redes neuronales que deberían trabajar en conjunto, pero que son disfuncionales.
-¿Y cuáles son estas redes?
-Afecta a las redes neuronales relacionadas con la atención; las ejecutivas, que toman el control para decidir entre unas tareas u otras; las de motivación y recompensa y a las redes por defecto.
-No falta, sin embargo, quien sigue pensando que no es realmente una enfermedad.
-En absoluto. Es cierto que todavía no hay un marcador claro característico de la enfermedad, pero los estudios con técnicas de imagen de las redes neuronales muestra ya un patrón de alteración común en las redes neuronales afectadas por el TDAH.
-A este trastorno se la empezó a prestar atención en las últimas décadas. ¿Antes no existía?
-El TDAH no es un cuento chino de reciente invención, es un trastorno que ha existido siempre y que, como he dicho, es una enfermedad del cerebro. Un médico británico, sir George Still, fue el primero que la describió en 1902 cuando publicó en The Lancet una revisión de casos infantiles en los que se manifestaban las mismas características. Y, curiosamente, en esta y otras publicaciones de principios del siglo XX el número de niños con el problema era de un 3 % del total, prácticamente los mismos que ahora. Si vamos más atrás en el tiempo también hay casos asociados al TDAH.
-¿Conocer mejor estas bases cerebrales ayudará a conseguir mejores tratamientos?
-Sí. Pero lo que ya hay es tratamiento psicológico que es muy útil para atender a las manifestaciones colaterales de las personas afectadas, como los trastornos de conducta. También hay tratamientos farmacológicos que, cuando son debidamente prescritos, son muy efectivos porque actúan sobre el mal funcionamiento de las redes neuronales, que se debe fundamentalmente al déficit de dos neurotransmisores, la dopamina y la noradrenalina.
-¿Podrían funcionar las terapias cerebrales no invasivas?
-Los datos son alentadores. Aún estamos buscando el protocolo más adecuado para modificar las redes neuronales que funcionan mal. Pero hay un problema ético relacionado con posibles efectos secundarios para aplicar estas técnicas, como la estimulación magnética transcraneal, a los afectados, ya que la mayoría son niños y adolescentes y solo se ha probado sobradamente en adultos. Aunque cada vez hay más ensayos para probar su seguridad en menores y los datos son satisfactorios. En adultos es una alternativa viable para las manifestaciones asociadas como la depresión, el TOC o mejorar la memoria de trabajo.
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