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lunes, 30 de septiembre de 2013

Es Usted un PSICOPATA? Has conocido a alguno

La vida de los otros
Tras escuchar al burbujeante ensayista Jon Ronson, autor de ¿Es usted un psicópata?, descubro que dichas criaturas fascinantes no existen sólo para los guionistas sin ideas, sino que también los encontramos en la vida real, y a algunos con poder. La pregunta es cuántos hay y cuánto deciden en nuestras vidas. Y la inquietante respuesta es que muchos y mucho, porque nuestro sistema recompensa con poder y dinero sus conductas: la ambición sin límites; la ignorancia de las consecuencias a largo plazo de la avaricia a corto, y la indiferencia absoluta hacia la propiedad, los sentimientos y el bienestar de los demás seres humanos, a los que el psicópata desprecia porque confunde su honestidad con debilidad.
Cómo sé si soy un psicópata?
¿Se siente usted superior a los demás?

Hombre, no soy gran cosa, pero cuando me comparo...
Un psicópata no necesita compararse: está íntimamente convencido de ser mejor que los demás; puede fingir humildad para conseguir poder, pero se sabe superior.

¿Cuánto mejor?
Mucho. Son megalómanos y ególatras.

Pues los grandes egos aburren.
Los psicópatas son seductores y divertidos: de un atractivo superficial, cierto, pero nada empalagoso. Los que se aburren suelen ser ellos: enseguida se cansan de todo. Es otro modo de distinguirlos.

¿Cómo?
Actúan a ráfagas: no piensan a largo plazo. Suelen apasionarse por relaciones intensas y breves: enamoran y se enamoran rápido de amigos íntimos; de grandes amores; de obsesiones... Y luego las cambian rápido.

¿Por qué le interesan tanto?
Porque influyen en nuestras vidas. Hay un capitalismo -responsable de las subprime- que recompensa rasgos psicópatas, como la búsqueda de ganancia sin límites a corto plazo sin importar los perjuicios que tu beneficio ocasione a los demás.

Los "demás" son daños colaterales.
Es el rasgo distintivo del psicópata: no siente nada por los demás, pero sabe fingirlo.

¿Nombres?
Hombre, si yo me dedicara ahora a etiquetar a la gente sin más, sería un psicópata.

Usted ha conocido a muchos.
Recuerdo a Toto Constant, un líder de los escuadrones de la muerte de Haití...

Auténticos carniceros.
Simpático y encantador. Llegó a confesarme -y casi le creo- que le importaba mucho lo que pensara la gente de él y que hacía cualquier cosa para ser querido.

¿Estaba mejorando?
Me he convertido con la ayuda de mi mentor, el doctor Robert Hare, autor de la Escala de calificación de la psicopatía revisada, en un detector de psicópatas. Por eso, ya sabía que un psicópata siempre se revela cuando le atribuyes alguna debilidad.

¿Con la escala Hare basta?
El doctor es un sabio, pero su trabajo ha deshumanizado en parte a los psicópatas. Mi experiencia prueba que son muy humanos y podemos detectarlos en todas partes.

¿Y Toto se delató?
Le pregunté si "necesitaba" que los demás le quisieran y se delató: dijo que se esforzaba en ser querido porque "es más fácil que los que te quieren hagan lo que quieres".

¿Usted cómo sabe que no es psicópata?
Porque tengo ansiedad y sentimientos de culpa, y soy muy inseguro y hago casi cualquier cosa para sentirme querido.

Como muchos de nosotros.
Porque no somos psicópatas. El psicópata no siente ninguna ansiedad, y mucho menos culpa. Se siente a gusto consigo mismo sin necesitar a nadie. Por eso son tipos que exhiben una pasmosa serenidad siempre.

El gran atributo del líder: cabeza fría.
Por eso los psicópatas llegan a ser buenos banqueros, empresarios, políticos... Pero son pésimos artistas y escritores.

¿Por qué?
Sin empatía no puedes explicar a otro ser humano. Un psicópata puede mandar, engañarle, asesinar en masa a los demás, pero nunca llegará a desentrañar cómo somos.

¿Trump? ¿Murdoch? ¿Berlusconi?
Los forjadores de empresas de toda una vida no suelen ser psicópatas. Más bien se trataría de seres de fulgurantes ascensiones y -si tenemos suerte- de estrepitosas caídas.

Y no sólo capitalistas: ¿Stalin? ¿Hitler?
Cuanto más poderosa es una jerarquía y cerrada su sociedad, más fácil se lo pone al psicópata. Para detectarlo, investigue su infancia y hallará episodios de crueldad insólita con los débiles: sean otros niños u animales.

¿Los psicópatas se llevan bien?
Suelen pactar entre ellos con éxito, porque se entienden y respetan más que a los demás humanos, a los que consideran inferiores por su debilidad, que es preocuparse por lo que sienten o piensan los demás.

¡¡¡Si confesar debilidad es liberador!!!
¿Verdad? Yo no podría vivir sin confesarla.

¿Cuál es su detector de psicópatas?
Utilizo los 20 rasgos de Hare. Para ser psicópata, hay que cumplir por lo menos 16.

¿Pero todos somos algo psicópatas?
Es un espectro difuso y todos más o menos respondemos a algunos rasgos, pero en algún punto de la escala se produce un salto incremental en el que ya eres psicópata.

¿Cuál?
La justicia norteamericana apunta al grado 30 y la británica es más estricta y ya considera el grado 28 psicopático.

¿Más rasgos?... ¡Me estoy aficionando!
Promiscuidad sexual...

¿En fantasía o en acto?
Al saberlo, yo pensé: ¡pero si han sido mis momentos y recuerdos más felices!

¡...!
Momentos... No obsesiones. Es diferente.

Un solo rasgo no hace al psicópata.
Les encanta la fama y figurar, y figuran sin esfuerzo. "Fotos, no, gracias", pero al día siguiente están en todas las portadas. Y al fin consiguen que edificios, bibliotecas, calles, fundaciones lleven su nombre... ¡en vida!

De muerto se te perdona el éxito.
Son esos poderosos que besan niños y acarician perros y corren luego al aseo a lavarse. Si se fija, los detectará.


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domingo, 29 de septiembre de 2013

JON RONSON que son y dode se encuentran los PSICOPATAS

Hannibal Lecter, Jack Torrance, Alex McDowell, Norman Bates... La Historia del cine está plagada de psicópatas, una figura tan profusa como exitosa. Pero en la vida real la mayoría no come cadáveres humanos, mata jóvenes a hachazos o se disfraza de su madreantes de asesinar. No es necesario irse a las prisiones o a los psiquiátricos para dar con un psicópata. Basta con mirar a los círculos de poder que mueven el mundo.
Al menos así lo cree Jon Ronson. Periodista de investigación del diario británico 'The Guardian' y autor de 'Los hombres que miraban fijamente a las cabras', acaba de publicar en España '¿Es usted un psicópata?'(Ediciones B). Un relato entre el periodismo y la ficción en el que se adentra en la industria de la locura hasta convencerse de que los psicópatas dirigen el mundo.

Lucia Etxebarria Carta a un Hombre maltratado

Cuando la conociste te pareció muy guapa. No había nacido así. Pero se habría reconstruido para serlo. Se había blanqueado los dientes y operado el pecho, y vivía a dieta constante. Te conmovió lo frágil que parecía. Decía que le gustaban los niños y los animales. Te contó una historia sobre un exnovio muy malo que la había maltratado. Lloraba mucho. Aunque ya desde el principio viste que tenía unos arranques de mal humor increíbles. Pero ella lo atribuía a que estaba dejando el tabaco.


Lo primero fue la campaña de acoso y derribo contra tu novia, una chica menos llamativa, más bien gordita, muy estudiosa, callada. Puso a todos los amigos en su contra. Se dedicó a decir que tu novia le había insultado, que era una manipuladora, una mentirosa. Al final, dejaste a tu novia, que enfermó seriamente. Aceptó un trabajo en otra ciudad y no se volvió a saber de ella.


Tu nueva novia era asfixiantemente posesiva, te llamaba hasta diez veces diarias en medio de una jornada laboral. Al principio, eso te halagaba. Tú nunca has sido muy guapo, y que una mujer de bandera pensara que otras podían mirarte te hacía sentir atractivo, especial.
Ella te daba un sexo increíble. Pero también vivías con miedo. Miedo a sus rabietas y a sus gritos. En cuanto hacías algo que a ella no le gustaba, se le disparaba la pinza. Y sabía darte donde más te dolía: eres tonto, no sirves para nada. Inútil. Egoísta. Impotente. Te fue destrozando la autoestima. Sin embargo, en público era una chica correctísima.


Te fue dejando sin amigos. Sobre todo, sin amigas. Te hablaba mal de todos y te ponía en su contra. Te acusaba continuamente de ser infiel pese a que no tenías casi amigos y no salías sin ella. Revisaba tu correo, tu ordenador y tu móvil. Cada vez dependías más de ella.
Te sentías, alternativamente: culpable, avergonzado, cobarde, inseguro, temeroso, humillado, ansioso, enfadado, estúpido, poco hombre. Empezaste a beber y a comer de más. Te sentías confuso porque, cuando quería, ella era muy cariñosa y amable; frustrado por no conseguir nada a pesar de haber hecho todo lo posible, fracasado como amante, aterrorizado ante la idea de que la gente se enterara.


Te enfrentó con tus familiares, te decía que no te trataban como te merecías. No podías salir de casa sin ella, ni siquiera a tomar una caña, porque tenías miedo de que a la vuelta te la encontrases histérica, o bien llorando o bien montando una bronca de cuidado. Amenazaba con suicidarse cuando insinuabas que querías irte. No, nunca jamás te pegó, ni siquiera una bofetada, pero sus palabras te herían más que cualquier golpe.
Y tu vida sigue así… Puede que incluso, peor aún, hayas tenido hijos con ella (esos extraños fallos de la píldora, que sólo tiene un 0,10% de fallos…). Pero nadie sabe nada, no se lo cuentas a nadie. Porque crees que se van a reír de ti. Y tienes razón, se van a reír de ti. En esta sociedad se tolera el maltrato de los varones a las mujeres, pero desde luego no se tolera a un hombre maltratado: es un maricón o un calzonazos. Te sientes invisible. Porque tú no existes. Nadie habla de ti. Y no hablan porque ni tú ni tantos como tú os atrevéis a hablar primero.


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MUCHOS PSICOPATAS QUE MANDAN??? POR JON RONSON

Hannibal Lecter, Jack Torrance, Alex McDowell, Norman Bates... La Historia del cine está plagada de psicópatas, una figura tan profusa como exitosa. Pero en la vida real la mayoría no come cadáveres humanos, mata jóvenes a hachazos o se disfraza de su madreantes de asesinar. No es necesario irse a las prisiones o a los psiquiátricos para dar con un psicópata. Basta con mirar a los círculos de poder que mueven el mundo.
Al menos así lo cree Jon Ronson. Periodista de investigación del diario británico 'The Guardian' y autor de 'Los hombres que miraban fijamente a las cabras', acaba de publicar en España '¿Es usted un psicópata?'(Ediciones B). Un relato entre el periodismo y la ficción en el que se adentra en la industria de la locura hasta convencerse de que los psicópatas dirigen el mundo.
"¿Cuál es la causa de la injusticia económica salvaje, las guerras brutales, la crueldad empresarial diaria? La respuesta: los psicópatas". "Por lo general son más encantadores que la mayoría de la gente. No poseen sentimientos afectuosos, pero nos estudian a los demás. Son aquellos jefes o compañeros de trabajo a los que les gusta hacer pasar por el aro a la gente sólo por el placer de verla humillarse. Son aquellas personas que se casan para parecer normales, pero que no muestran amor por su cónyuge una vez que la fascinación inicial se desvanece [...] Cuanto más asciendas en la escala social, mayor será el número de sociópatas que encuentres".
Según afirma Ronson, los miembros de las cúpulas de poder reúnen rasgos psicopáticos que les ayudan a triunfar: locuacidad y encanto, falta de empatía y conciencia, ego desmesurado, gran capacidad de mentir sin remordimientos... Fingen emociones. Estudian a los demás y aprenden a imitarlos, con el único fin de manipularlos para satisfacer sus deseos.
"Hay sectores de la industria donde es particularmente difícil tener éxito si uno no tiene ciertos rasgos de psicopatíaEl sector bancario es uno de ellos, como prueba que base su éxito en explotar a los clientes", explica Robson a elmundo.es durante su visita a Madrid.
Para llegar a tales conclusiones se vale de la escala de evaluación del psicólogo criminal Robert Hare, que valora rasgos como la locuacidad, la empatía o la conducta sexual para establecer el grado de psicopatía. "Debí haber centrado mi investigación en la Bolsa, en vez de en cárceles. Los asesinos en serie destruyen familias; los psicópatas de la empresa y la política arruinan economías y sociedades", afirma Hare.
Pregunta.- ¿De verdad el mundo está dominado por psicópatas?
Respuesta.-Los psicópatas han moldeado la sociedad, la han hecho más psicópata. Los que no son psicópatas, como yo, han tenido que aprender a actuar de una forma un tanto psicópatica para salir adelante.
[foto de la noticia]
P.- ¿Por qué actúan así?
R.- Tienen ventajas reales: no les importan los sentimientos de los demás. Por eso hacen cosas que una persona normal no haría, como manipular, mentir, seducir con un encanto superficial pero vacío, arruinar la vida de otros... Una persona como yo, que tiene ansiedad, que tiene remordimientos, hace que uno se detenga ante ciertos límites, lo que hace que sea bueno. Pero si uno no tiene esos sentimientos, las posibilidades son muchísimos mayores. Un psicópata tiene mucho más margen de acción que alguien que no lo sea.
P.- ¿El psicópata nace o se hace?
R.- La mayoría de las investigaciones apuntan a que nacen con la psicopatía, aunque existen excepciones, por ejemplo, una infancia particularmente dramática, con maltrato, puede inducir cambios cerebrales. Pero insisto, la mayoría nacen, por lo que, al no tener sentimientos, no tienen motivación para cambiar. Sólo dejan de arruinar la vida de los demás cuando son viejos y les da pereza.
P.- ¿Es posible triunfar en un mundo como el de Wall Street o la 'City' sin ser un psicópata?
R.- Existen algunos sectores de la industria donde es particularmente difícil tener éxito si uno no tiene ciertos rasgos de psicopatía. Obviamente el sector bancario es uno de ellos, pues basa su éxito en la explotación de sus clientes.
A veces en el ámbito periodístico también se premia el comportamiento psicópata. En una ocasión grabé un documental encantador, en el que hice un esfuerzo por ser amable y presentar todo en términos muy positivos... Y no le gustó a nadie. De modo que si me comporto como una persona encantadora, el producto de mi trabajo es un fracaso.
P.- ¿Y qué podemos hacer los ciudadanos de a pie para combatir a esos psicópatas?
R.- Yo estaría preocupado si tuviera que instigar a nadie a una lucha, porque incurriríamos en el peligro de acusar a alguien de psicópata sin serlo. Así que me limito a decir algo que suena aburrido desde mi posición liberal: si uno sospecha que un allegado o persona del entorno, un compañero de trabajo, o su pareja, pueda ser psicópata, lo más importante es tomar conciencia del hecho y poner los medios para que no le arruine a uno la vida.
Hay personas que tienen una postura más radical que yo. Ante la pregunta de qué hacer si uno se da cuenta de que está casado con un psicópata, una psicóloga muy importante de la Universidad de Harvard me dijo: 'Abandonarlo'.
P.- Con la crisis en general, y en países como España especialmente, se ha incrementado la presión de las empresas sobre sus trabajadores. Mientras, individuos con perfiles o características psicopáticas ascienden meteóricamente. Las compañías incluso se rifan a estos ejecutivos, 'tiburones de los negocios', cuyos salarios no han acusado la crisis. ¿Es imprescindible para una gran compañía contar con estas personas en sus cúpula directiva?
R.- A mí me asombra enormemente que hayamos creado un mundo en el que se premia y engrandece a aquéllos que tienen rasgos psicópaticos. Sus actuaciones, sin embargo, son terroríficas: han creado la crisis bancaria. Hay múltiples manifestaciones del daño que pueden ocasionar.La crisis de las 'hipotecas basura' es una ilustración del daño que un comportamiento manipulador, calculador y sin escrúpulos, puede causar sobre la sociedad.
Lo que me sorprende es que las empresas no comprendan que la presencia de estos sujetos es perjudicial a largo plazo. Las acciones terminan cayendo, se cometen actos fraudulentos... En definitiva, acaba mal.
P.- ¿Ha detectado algún rasgo psicopático en mandatarios actuales?
R.- Para mí es una cuestión difícil, y no voy a poner nombres. Cuando empecé a escribir este libro acababa de leer uno en el que se acusaba aLyndon B. Johnson de sufrir un trastorno maniaco-depresivo. Y yo me pregunté: "¿Esta persona ha conocido a este personaje? ¿Quién es ella para afirmar tal cosa?". Así que me propuse como regla hablar únicamente de personas con las que haya tenido contacto directo, a las que les haya hecho las preguntas del test, como Al Dunlap (un directivo que parece disfrutar despidiendo gente), uno de los personajes de mi libro.
Claro que tengo mis ideas acerca de quién en la política actual puede sufrir un trastorno de psicopatía. Posiblemente acertaría. Por ejemplo,Newt Gingrich, que felizmente ya no va a ser el candidato republicano en EEUU, parece tener dosis masivas de estas características.
P.-¿Si las mujeres dominaran el mundo las cosas serían diferentes?
R.- Estadísticamente, si las mujeres dirigieran el mundo, sería cinco veces mejor de lo que es actualmente. Y baso esta afirmación en el hecho de que, de las cinco unidades psiquiátricas que existen en Gran Bretaña, cuatro están ocupadas por hombres y sólo una por mujeres.
P.- ¿No cree que, más que el dinero, lo que mueve el mundo es la pulsión sexual? ¿Tiene que ver la insatisfacción sexual con convertirse en psicópata?
R.- Hay dos aspectos del test de la psicopatía, tener un comportamiento sexual promiscuo, y tener muchas relaciones maritales breves, que pueden ser definitorios. Cuando leí el test, pensé: "¡Dios mío, si yo con 18 años era de lo más promiscuo y me lo pasaba estupendamente! ¿Cómo se atreve este señor, Robert Hare, a meter este punto entre los ítems que tipifican a un psicópata, cuando fueron los años más felices de mi vida?" Se trataría más que un aspecto aislado. Es la suma de aspectos lo que conduce o puede tipificar a un psicópata. Un comportamiento promiscuo, sumado a un rasgo de manipulación, poco control del comportamiento...
P.- Si hiciéramos el test de Hare, ¿resultaría que muchos llevamos un psicópata dentro?
R.- Soy consciente de los riesgos de hacer el test. Posiblemente casi todos reuniríamos varios rasgos, pero afortunadamente presentar uno o dos no es suficiente, hay que tener 14 o 15. Es más, si a una persona le preocupa ser psicópata, es que no lo es. Al que es psicópata le importa un bledo serlo.