«Estos nuevos estudios del exoma indican que la base genética de la esquizofrenia es tremendamente compleja y requerirá más investigaciones para obtener información sobre el ARN, proteínas y otros datos necesarios para tener una imagen más completa en base de datos que estamos construyendo», explican Eric Schadt y James W. Crystal, autores de los estudios.
La esquizofrenia es una enfermedad mental crónica que afecta al 1 por ciento de la población mundial
Los investigadores creen que ahora que se dispone de esta información, «podemos iniciar un tipo de análisis de redes a escala masiva que otros científicos han utilizado con éxito para caracterizar otras enfermedades complejas y empezar a pensar en nuevas formas de tratar a estos pacientes».
La esquizofrenia es una enfermedad mental crónica que afecta al 1 por ciento de la población mundial. Los síntomas incluyen alucinaciones persistentes auditivas y visuales, delirios y paranoia. Actualmente los pacientes son tratados con terapias antipsicóticas que han visto pocos avances en los últimos 20 años. Los estudios familiares han demostrado un papel importante los factores hereditarios.
Shaun Purcell, autor principal del estudio realizado entre la población sueca, considera que «a pesar de la complejidad de la genética de la enfermedad, los resultados son alentadores; este tipo de estudios –señala- deben proporcionar una base firme desde la que podemos trazar un camino hacia el objetivo final que es la subtipificación pacientes para ofrecer así una vía de tratamiento más personalizada que el enfoque de ‘talla única’ para todos utilizado actualmente».
En concreto, en el trabajo dirigido por Purcell, se realizó la secuenciación del exoma de 2.536 pacientes y 2.543 controles recogidos por el Instituto Karolinska en Suecia. Los autores observaron la presencia de muchasmutaciones ultra-raras a través de docenas de genes, en particular las mutaciones relacionadas con las proteínas que influyen en los circuitos del cerebro, que contribuyen al riesgo de esquizofrenia de una persona.
En la otra investigación, coordinada por Menachem Fromer, se llevó a cabo la secuenciación del exoma de 623 tríos (padres y niño afectado ) procedentes de Bulgaria y el análisis de las mutaciones de novo. Los resultados mostraron cierta superposición entre los genes implicados en la esquizofrenia con los ya asociados con el autismo y la discapacidad intelectual.
Los autores sostienen que ambos documentos demuestran que la secuenciación del genoma continuará siendo una potente herramienta para el estudio de la esquizofrenia, aunque necesitarán muchas más muestras para secuenciar antes de pueda ser totalmente comprendida la genética de este trastorno tan complejo. «Hay poca evidencia científica confirmada sobre las causas moleculares o celulares de la esquizofrenia –señala Steven McCarroll-. Y ello es porque no podemos usar muchos enfoques científicos tradicionales para estudiar la enfermedad». Los investigadores creen que los genomas son el camino para «salir de la oscuridad», y que estos estudios, y otros como éstos, podrían «proporcionar las claves moleculares que necesitaremos para trazar la fisiopatología de la enfermedad».
En la esquizofrenia no podemos usar muchos enfoques científicos tradicionales para estudiar la enfermedad
Para el investigador Ed Scolnick, los datos de secuenciación del exoma de estos dos artículos, junto con otros estudios del genoma de pacientes con esquizofrenia, «están ayudando a descifrar la patogénesis de esta devastadora enfermedad». Scolnick considera que este trabajo es la construcción de una «hoja de ruta que inexorablemente nos conducirá a mejores tratamientos para los pacientes y sus familias».
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